Tu Y Yo || Hatake Kakashi

04. Esforzarce

Poco a poco fue recobrando la conciencia. Quizo abrir los ojos pero no vio nada. Se toco el rostro y sintio una venda en su cabeza. Intentaba quitarsela mientras trataba de enderezarse, pero algo lo detuvo.

- Tranquilicese. - sintio unas manos apartando las suyas de las vendas-. Por explotar su sharingan en la mision sus ojos quedaron muy sensibles, ahora se encuentran en tratamiento.

Kakashi bajo la cabeza recordando la pelea anterior.

Era un mal habito del Hatake. Quería proteger a todos a toda costa sin importar las consecuencias; por eso siempre terminaba en el hospital.

Akimi y el se conocían hace tiempo. Ella trataba de ayudarlo en las misiones como pudiera pero era imposible. Los ideales y su gran voluntad no le eran de ayuda.

- Siempre esforzandose de mas, usted no cambia.

El se sentía regañado. Por que a pesar de todo ella era la que al final salía mas perjudicada. Siempre que se lastimaba ella nunca faltaba a las visitas. Solo se iba hasta que lo dieran de alta, y eso le lastimaba. Sus sentimientos hacia ella eran muy fuertes, y a pesar de darlo todo, al final del día no podría salvar a todos.

- Akimi - la llamó después de un rato.

- Mande - su tono era calmado. El hombre levanto su mano en el aire.

- Tal vez sea mucho pedir...pero yo... - La inseguridad se notaba en su voz- ¿Puedo tocarte?

Akimi se quedó callada unos segundos. El peliplata estuvo a punto de retractarse pero la suavidad de otra mano le respondió, su mano fue guiada en el aire hasta detenerse en la mejilla de la mujer.

El movió su mano con mucho cariño mientras ella cerraba sus ojos disfrutando del acto.

- En verdad... -Susurró con un hilo de voz- Me tenias tan angustiada...

Las palabras vibraron por su mano y sintió como gotas de agua empezaron a recorrer sus dedos.

El apartó su mano débilmente del rostro de su compañera y la puso en su hombro.

Se acercó colocando sus brazos sobre ella y la envolvió con su calor en un abrazo.

Puso su cabeza sobre la de ella. Sentía la respiración entrecortada en su cuello, la piel se le erizo.

Acaricio levemente su cabello.

- Lo siento.

Akimi solo se aferró más al cuello del Hatake.

Ambos lo sabían más que nada, pero no se atrevían a decirlo. Solo querían estar así para siempre.