Capítulo 8.

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Lafayette (Indiana).

23 de junio, 1978.

El verano había llegado acompañado del calor infernal y el sol rechinante azotando las calles de Lafayette. Una castaña caminaba junto a su mejor amigo, cada uno comiendo un helado de su sabor favorito.

—Aún falta una hora para que vayamos a la piscina pública —comentó la castaña después de haber mirado su reloj.

—¿Y sí hacemos algo mientras llega el momento de ir a encontrarnos con los demás? —sugirió el pelirrojo dando una última mordida a lo que quedaba de su barquillo.

—¿Algo como qué? —cuestionó la castaña,acabando su barquillo con dos mordiscos.

—Ir al parque,no sé.

—¡Vayamos al parque! —sonrió la castaña parándose frente a él—. Hace mucho que no me subo a un columpio
—hizo un puchero que enterneció el corazón del pelirrojo. Ante los ojos del chico ella era la criatura más dulce.

—Te quedó helado por aquí —rió él,limpiando la comisura de sus labios con el pulgar y lamiendo el dedo posteriormente—. Bien,vayamos al parque —le ofreció la mano.

Patience la tomó dudosa,sintiendo miles de corrientes eléctricas azotarla en cuanto ambas manos se entrelazaron. Así caminaron hacia el parque, sin importarle las miradas de todos aquellos que los conocían a ambos.

Nunca aprobarían que la hija de los Bennet,se paseara por las calles tomando la mano del forajido que aturdía a media ciudad con sus actos bochornosos e inescrupulosos.

—¿Y si le cuentan a Gina que me agarraste de la mano? —habló ella de repente,luego de que ambos se toparan con dos amigas de la antes mencionada,fuera de un café. En cuanto los vieron cuchichearon entre ellas y no le despegaron la vista de encima hasta que estuvieron lo suficientemente lejos del lugar.

—Gina sabe que eres mi mejor amiga,no se preocupa por eso —respondió el pelirrojo,encogiéndose de hombros.

—Sí,claro.

—¿Patience? —una voz chillona se escuchó a espaldas de ambos.

Voltearon al mismo tiempo,topándose con el desagradable rostro de la señora Brown,una vecina,asistía a la misma iglesia a la que también iban los padres de ambos. Que ella llamase a la castaña por su nombre solo indicaba algo: Le daría el sermón del siglo.

Cómo esta era una amiga muy cercana de la madre de la castaña, sentía la obligación de hacerle un llamado de atención cuando fuese necesario.

—¿Qué haces pavoneandote por la calle con el hijo mayor de los Bailey? —cuestionó mirándola con horror—. Y en esas fachas, con esa horrorosa prenda de los caballeros de satán —señaló la camiseta de Kiss que la castaña llevaba puesta.

William iba a responder por Patience,pero esta se le adelantó, hace mucho tiempo estaba deseando ponerla en su sitio.

—Señora Brown,creo,es más estoy segura de que usted es la menos indicada para hacer comentarios respecto a mi vida y mi forma de vestir
—respondió obvia.

—¡Muchacha insolente! tus padres no estarán felices cuando les cuente lo que he visto —increpó la vieja.

—Como si no fuese de chismosa cada vez que me ve haciendo lo más insignificante —rió la castaña—. Lo importante aquí es que usted es la menos indicada para meterse en mi vida,ni usted ni nadie tiene el derecho de hacerlo. En vez de estar pendiente a lo que hago o no, con quien salgo o no, debería estar pendiente a su marido y a su criada —espetó,sonriendo maliciosamente al mencionar lo último.

Pᴀᴛɪᴇɴᴄᴇ |Axl Rose|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora