Élite One-Shots

«Valerio»

"¿Has visto a Valerio?" le pregunté a Lucrecia, quien estaba sentada en uno de los sillones de la discoteca. "Estaba en la barra, pero lo perdí de vista por un momento y no se a dónde se ha ido."

"Seguro está metiéndose porquerías por la nariz, querida. Será mejor que no lo molestes." dijo antes de tomar un trago de lo que sea que estuviera bebiendo.

Rodé los ojos. "A diferencia de ti, yo sí me preocupo por él. Si me disculpas iré a encontrar a mi novio, querida." hice énfasis en lo último a lo que ella sonrió falsamente.

Me dirigí al único lugar en el que no había buscado, el baño. Abrí la puerta, que no tenía pestillo, y lo encontré ahí, con una cantidad considerable de polvo blanco esparcido sobre el lavamanos y una bolsa más.

"Joder, Valerio. ¿Estás de coña?" dije bastante molesta. "¿En qué habíamos quedado, cariño?"

Se sorprendió al escuchar mi voz, al parecer no había notado mi entrada.

"Sólo fue un poco, no pasa nada." dijo relajado, restándole importancia.

Mis ojos se llenaron de lágrimas.

"¿No pasa nada? Nos hemos esforzado por semanas para que lo dejes y en cuestión de segundos todo se va a la mierda, tío."

Tomé la pequeña bolsa que estaba en el lavamanos y Valerio suspiró.

"Oye, fué una ligera recaída, ¿vale? No volverá a suceder." Dijo acariciando suavemente mi mejilla. "Pero no llores, que no es el fin del mundo."

Fruncí el ceño. Odiaba que se tomara las cosas a juego.

"Tú te has convertido en mi mundo. Y si sigues con eso será el fin de mi mundo." sollocé. "No quiero que te suceda nada, joder."

Me miró un segundo y después me atrajo hacia su pecho. Comenzó a acariciar mi cabello, tratando de calmarme.

Cuando me relajé, levanté mi mirada y lo vi directo a los ojos.

Posó sus manos sobre mis mejillas y acercó nuestros labios uniéndolos en un beso lento con el que, sin palabras, prometía no volver a caer.