«Guzmán»

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"Por favor, por favor, por favor..." repetía y repetía lo mismo.

"Qué no." Respondió Marina de nuevo y continuó comiendo.

"Sólo esta vez, por favor." Seguí diciendo lo mismo sin cesar.

Marina gruñó. "Vale, vale. Pero para ya." Rodó los ojos. "¿Por qué tengo que participar en que vayas a follar con mi hermano?"

"No follaremos, Marina." Le respondí y ella alzó una ceja. "O tal vez sí, pero no es el punto." Me sonrojé. "Mi madre aún no sabe que es mi novio, y tú la conoces, te llamará para asegurarse que estoy en tu casa."

"¿Me estás usando de tapadera?" Rió.

"Básicamente sí. Pero puedo compensarlo después." Le sonreí.

Asintió y terminó su comida.
Las clases continuaron y llegó la hora de salida. Llamé a mi madre para avisarle que ya iría a casa de Marina y que no debía preocuparse de nada, recordándome que pediría fotos.
En el camino a casa no soltaba la mano de Guzmán y Marina sólo hacía sonidos de disgusto.

Llegamos a su casa y fuimos a la habitación de Marina para no levantar sospechas. Llegó a tumbarse en la cama. Gruñendo en las almohadas. La imité pero quedando boca arriba viendo hacia el techo.

"No estoy aquí sólo por tu hermano, ¿sabes?" Le dije. "Me gusta pasar tiempo contigo también." Me giré pero sólo mire sus rizos.

Murmuró un gracias casi inaudible por la almohada en su cara. Sonreí y me puse boca abajo como ella.
Sin darnos cuenta nos habíamos quedado profundamente dormidas aún con el uniforme puesto. Supongo que el colegio realmente nos agotó en toda la semana.

Desperté por mi móvil sonando. Me levante para cogerlo y ví que era mi madre. Rodé los ojos y suspiré antes de tomar la llamada.
"Hola, mamá."

Fué la misma conversación que teníamos cada vez que no estaba en casa. Preguntándome qué estaba haciendo, quién estaba conmigo y pidiendo una foto de prueba.

Cuando terminé la llamada revisé la hora y ya era bastante tarde. Habíamos dormido un poco más de 4 horas. Marina se incorporó y se sentó en la cama. "¿Qué hora es?" Preguntó.

"Casi 5 y media." Le respondí bostezando. "Tengo hambre."

Asintió. "Yo igual. Vayamos a la cocina." Se levantó de la cama. "Pero primero quiero cambiarme de ropa."

"Ajá." Saqué mi pijama de mi mochila y después que Marina se puso la suya entré al baño para cambiarme.

Cuando ya estabamos listas fuimos a la cocina. Abrimos el refrigerador e improvisamos un poco con la comida, pero al menos nos quitaría el hambre.

Estaba hablando con Guzmán por mensajes y le dije que estaríamos comiendo. Unos minutos después llegó con nosotras.
"¿Cómo están mis dos mujeres favoritas?" Dijo antes de darnos un beso en la frente a ambas.

Sonreí ante ese gesto. "Cansadas, hambrientas." Respondí. Me dió un beso en los labios.

"Disgustada con lo que acabo de ver." Respondió Marina.

Ambos reímos. "Creo que deberíamos conseguirte un novio." Le dije en broma.

"Sobre mi cadaver." Respondió el hermano celoso.

Los tres comimos un poco, nos fuimos a las respectivas habitaciones. Llegó la hora de la cena con sus padres acompañándonos. Todo fué muy silencioso.
Después de comer sus padres se aseguraron que entrara a la habitación de Marina. Le envié una foto a mamá de nosotras dos en pijama.

Duramos 30 minutos charlando hasta que recibí un mensaje de Guzmán diciendo que ya era seguro ir con él.
"Bueno, amigui. Te veré en la mañana." Le dí un beso en la mejilla a la pelirroja.

"Sólo dejádme dormir." Dijo viendo la pantalla de su móvil.

"Prometo que no haremos ruido." Gruñó. Sentía un poco de pena por abandonarla. "Oye." Le susurré y me miró. "Te quiero."

Sonrió. "Yo igual."

Me despedí con la mano antes de salir de la habitación sin hacer ruido y me dirigí a la de Guzmán. Abrí la puerta y la cerré despacio. Él estaba recostado en la cama con su pijama puesta. Me acerqué y me tiré encima suyo.

"Tenía mucho tiempo deseando dormir contigo a mi lado." Susurró sobre mis labios antes de besarme.

Cuando nos separamos comencé a darle pequeños besos por toda su cara. "Me siento demasiado feliz estando contigo, ¿sabes?"

Nos miramos directo a los ojos y podía sentir las famosas mariposas en el estómago. Nos besamos de nuevo, esta vez más intenso y duradero.
"Creo que deberíamos ponerle pestillo a la puerta." Se separó para decir.

"Ya lo hice." Respondí volviéndolo a besar. "Sólo no hagamos tanto ruido. Hice una promesa."

Me pone nostálgica escribir sobre Marina :"c

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