L E G A D O | 30. Te quiero siempre, tu prometida

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Los micrófonos, periodistas y cámaras inundaron en cuestión de minutos la sala de prensa del Congreso de Pamprona. Y es que, veintiún días después del ataque, la presidenta volvía a desempeñar su cargo.

—Buenos días, queridos pampronicos. Lo primero de todo, agradecer las infinitas muestras de apoyo y cariño que he recibido durante mi ingreso y recuperación. Unas semanas complicadas y dolorosas para mí... —sonrió a la cámara, moviendo sus manos con nerviosismo—. Pero eso ya es cosa del pasado. Debemos mirar hacia adelante. Y si hoy he convocado esta rueda de prensa no es solo para anunciar mi reincorporación, es para empezar a trabajar. Mientras estaba de baja, mi equipo ha conseguido aumentar las exportaciones de cacao, provocando un impacto importante en nuestra economía y creando más de cincuenta puestos de trabajo. Además, ofreceremos cursos de formación gratuitos para los jóvenes que todavía no han encontrado un trabajo. También vamos a hacer un cambio en la ley educativa. Más asignaturas creativas y menos alumnos por aula. Todo esto respecto a mis funciones como presidenta de Pamprona... —bajó la mirada haciendo una leve pausa—. Ahora me gustaría abordar otro asunto. Internacional—carraspeó—. He seguido muy de cerca las habladurías y rumores que giraban en torno al viaje en el que sufrí ese ataque... Y hoy vamos a aclarar todas esas dudas. Porque este gobierno se caracteriza por la transparencia y la honestidad—tomó aire, fijando sus ojos con una valentía arrolladora. Natalia volvía más fuerte que nunca. Porque había visto a la muerte demasiado cerca, porque había tomado aquel golpe como un despertar. Si la vida podía acabarse en cualquier momento... mejor vivirla como realmente quería—. Me reuní con Marta de Tarro del Mar y María de Elxe para discutir el futuro de nuestra vecina Isla Peseta, que aún sigue sin gobierno, con sus ciudadanos refugiados en otras islas mientras se lleva a cabo la reconstrucción de las zonas afectadas por la guerra.

—¿Qué significa eso? ¿Habéis encontrado ya a los candidatos para la nueva república?

Natalia soltó todo el aire que acumulaba en sus pulmones. Una nube de preocupaciones y tensión que se difuminó ante sus ojos. Al fondo de la sala, María y su padre la miraban expectantes. Paco apretaba los dientes. Durante la recuperación de Natalia, su hija le había puesto al día. Y como era de esperar, no se tomó nada bien aquella decisión. Los Reche le habían quitado todo cuanto quería: su mujer, sus mejores amigos, su casa. Y la niña huérfana que adoptó y cuidó como si fuera su propia hija le traicionaba así: enamorándose de la nieta de quienes reventaron su vida. Devolviéndole el reino que a él le gustaría ver arder.

—Sí. Hemos encontrado a los candidatos. Pero... vamos a celebrar unas elecciones un tanto especiales—frunció el ceño. Ya está. Suéltalo. Vamos. Quítate este peso de encima—. Quiero dirigirme ahora a los peseteños. Los verdaderos interesados en esta historia. Queridos vecinos, sabemos cuánto amabais a vuestra reina. Yo misma recibí vuestro calor siendo... siendo—titubeó—. La futura consorte de vuestro reino. Y os pido perdón si os sentisteis traicionados por mí. Como ya sabéis, todo formaba parte de una conspiración contra la corona de los Reche—contuvo el aire unos segundos para soltarlo con pesadez—. Y ahora yo os digo: os devolveré lo que teníais. Porque sé que vuestro pueblo amaba la Corona, que no necesitabais esta liberación, que no queríais ninguna república... Y nosotros llegamos allí con nuestros ideales, nuestro ejército... Y vuestra reina os defendió. Defendió vuestro hogar sin rendirse. Y yo me comprometo personalmente a devolveros lo que os arrebatamos. Estamos en deuda con vosotros.

—¿Está diciendo que volverá la monarquía a Isla Peseta? ¡Pero presidenta, usted es un símbolo de la República! ¡De la libertad de los ciudadanos!

—Y no dejaré de serlo—dijo con aplomo, masticando cada palabra—. Ni he traicionado a mi bandera, ni voy a hacerlo. Aunque entiendo que muchos intentaréis tirar mi discurso al suelo después de esta rueda de prensa... —giró el cuello con incomodidad. Se acercaba el momento—. Pueblo de Isla Peseta... Por primera vez en la historia de Otelandia, celebraremos unas elecciones en las que podréis elegir entre la monarquía de los Reche, o una república como la nuestra. Tendréis la oportunidad de elegir si volver a lo que teníais, o darle una oportunidad a otra forma de gobierno.

1001 CUENTOS DE ALBALIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora