Escritor

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El desayuno estuvo listo desde temprana hora, en realidad no sabía cómo decirle a su pequeño novio que aquello no era necesario pero para empezar, no es como si fuera capaz de llevarle la contraria.

La cena de recibimiento había sido cálida y agridulce, principalmente porque seguían con un pie en aquel instante en que su humanidad fue arrebatada y otro pie en el presente que nadie podía creerse aún. Yuto que siempre brillaba por su seguridad o su cara neutra estaba nervioso, en su neutralidad visible él lo notable nervioso, principalmente por cualquier pregunta qué no supiera contestar.

Al ir a dormir, claramente tomó a su pequeño novio, por consiguiente a su hijo, para llevarlos a la habitación que hace años le perteneció para dormir juntos.

Su madre objeto que en esa cama individual no cabrían dos personas y él, con una actitud que ni el mismo se conocía soltó un "hemos estado en lugares más pequeños"

Cierto era que una cama individual le era suficiente para recostarse con Yuto y su pequeño hijo perfectamente.

Yuto captó el mensaje en sus palabras y vio cómo contenía la respiración, el recuerdo de algún momento de pasión de seguro le pasó por la mente y su tierna madre no lo había captado... Y... Luego volteo a ver a su padre que sí que lo había captado, no supo interpretar esa mirada ¿orgullo tal vez?

Las cosas seguían sin estar claras, su futuro seguía siendo un misterio, ahora bien, tenían que pensar en qué hacer.

Yuto le había pedido / ordenado, que cuidara al niño, lo pusiera lo mejor presentable posible, le explicara que esa gente sería su familia también, que no había porque tener miedo y de ser posible darle un baño. Mientras él se escabullo a la cocina para hacer un digno desayuno.

Así que allí estaba.

Su pequeño y dulce hijito se notó tenso, un lugar desconocido, sin la presencia de su mami por consiguiente no se quería despegar de sus brazos. Aún cuando su abuelo Joseph había sido del agrado de Yuya, este parecía aún no confiar del todo.

Principalmente porque en el avión tuvo que ir en un ataúd, Yuto había reído y Yuya había llorado pensándolo muerto, en realidad no entendió de donde su hijo vinculo acertadamente que los muertos iban en ataúdes. Pero Yuto lo había calmado. El viaje en avión fue tenso al principio para su pequeño y después ya lo escuchaba reír en su pequeño y recién comprado cochecito.

La cosa aquí, el problema real era tener que bañarlo. Normalmente el niño se quería lanzar al agua pero ahora en "ese sitio extraño" Yuya se negaba a entrar

-vamos -murmuró intentando que el niño dejara de aferrarse a su ropa -iremos a desayunar, Yuto esta esperándonos

-mami ahola -dijo con un puchero -aquí

-iremos con mami pero hay que bañarte y cambiarte -frunció un poco las cejas y el niño pareció rendirse, aflojando su agarre.

En un principio siguió reacio a entrar en la enorme bañera, se aferraba a la orilla, incapaz de sostenerse por propia cuenta, pero aceptando el baño en silencio. No planeaba hacer aquello más duradero de lo necesario, lo envolvió en una toalla y de nuevo a la habitación.

Lo sentó en la cama, para secarlo y vestirlo por fin.

Yuya tenía ropa excelente, dado que el 60% del dinero se gastaba en él, tenía buena ropa, Yuto era igual de selectivo con la ropa que con los alimentos y cuando ya no pudo solventar dicha ropa bonita la empezó a hacer. Por lo que, había un conjunto ya establecido para el niño, sería un adorable marinerito, con pequeño sombrero que tenía las iníciales "YK" en el lazo azul que colgaba en hilo dorado.

Bloody CrownDonde viven las historias. Descúbrelo ahora