Capítulo 12

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La peligris se movió rápidamente apenas prestando atención a los miles de espejos que pasaba, se expresión era seria, debido a donde se dirigía, vio la familiar luz al frente de ella que indicaba que se acercaba a su destino, la peligris cruzo sus brazos en frente de ella como si fuera a recibir un golpe y salió del espejo a gran velocidad pero eso no pareció afectarle pues aterrizo sobre sus pies unos metros después, mirando con frialdad a la persona que estaba en frente.

-¿Me requerías?

Unos segundos antes en otro lugar el rubio se había chocado con el cristal al tratar inútilmente de agarrar a la de ojos rojos, sus ojos brillaban en una furia peligrosa mientras le pegaba a la pared y hacia una explosión que hizo estremecer la casa-esa extra se atrevió a burlarse de mi- pensó él con creciente enojo, volvió a pegarle a la pared repetidamente, y no contento con eso decidió ir a entrenar- si esa tipa quiere irse que se valla, pero que después de eso no venga a buscarme llorando- pensó el con una rabia sorda y un humor de perros.

-¡Katsuki deja de molestar tan temprano o juro que te matare!

Le grito su madre cuando el salía de la ducha ya cambiado y dispuesto a correr una maratón para no matar a nadie.

-¡Cállate vieja voy a salir!

Le grito él antes de cerrar de un portazo la puerta de entrada, lo que no se esperaba era encontrar a un albino en ella, se miraron seriamente unos segundos hasta que el albino lo saludo con un seco movimiento de cabeza, el rubio lo ignoro empezando a caminar para calentar sus músculos.

-¿Dónde está?

Pregunto el albino siguiéndolo.

-Que te importa.

Le respondió el rubio sin detenerse, el albino frunció el ceño molesto.

-Porque me concierne, hoy nos toca vigilarla a ambos y después me la tengo que llevar, así que ¿dónde está?

Le dijo el albino siguiéndolo sin percatarse de que el rubio parecía a punto de explotar.

-¡No lo sé, ¿entiendes?! ¡La maldita perra se me escapo y no pude hacer nada!

Le grito el rubio al albino explotando sus manos y gruñendo de frustración. El bicolor solo lo miro fríamente esperando que se tranquilizara antes de hablar.

-Tenemos que encontrarla.

Dijo suavemente, no le importaba realmente si el rubio se enojaba, pero sabía que esto era problema de ambos desde que "aceptaron" vigilarla.

-¡¿Y crees que yo no lo sé?! Nadie se burla de mí y sale bien librado.

Dijo el de ojos rojos aún más enojado de lo que estaba antes, el albino sólo suspiro.

-Primero tenemos que ponernos al día de lo que sabemos de ella.

Dijo el bicolor empezando a idear un plan para encontrarla, el rubio hizo una mueca, pero no lo interrumpió, ambos habían seguido caminando alejándose de la casa del otro.

-Lo único que se de esa maldita es que no puede reírse, aunque no sé por qué.

Dijo finalmente el rubio dejando entrever en su voz una pizca de curiosidad, el albino lo miró.

-Entonces yo se mas que tú, digamos que hicimos un breve acuerdo, yo le decía unas cosas de tu singularidad y ella me decía unas cosas del suyo.

El bicolor no se dio cuenta hasta que dio tres pasos de que el rubio se había detenido abruptamente y lo miraba con intensidad.

-¿Qué fue lo que le dijiste a esa estúpida de mí?

Pregunto en un susurro, pero se notaba lo enfadado que estaba, el albino rodó los ojos.

-Nada importante, solo lo que saben todos, que tus manos segregan algo que hace posible la explosión.

Le explicó con voz neutra para evitar que su pusieran a pelear, el rubio pareció relajarse y continuo su marcha.

-¿Bien, y que te respondió?

Le pregunto curioso el rubio al albino.

-Ya, la verdad yo le pregunte como se había dado cuenta de cual era tu singularidad aquella vez que te llamo chico explosivo.

El rubio lo miro con la misma expresión que tenía la peligris en su rostro cuando escucho su pregunta.

-Ya sé que no fue la pregunta más inteligente, pero fue lo primero que se me vino a la cabeza cuando ella accedió, el punto es que me dijo que su singularidad le permitía hacerlo, ella puede ver a través de un reflejo la singularidad de alguien cuando la usa, pero también dijo que no es muy exacto.

Ellos habían llegado a un parque pequeño en ese momento de la conversación, se detuvieron.

-Tampoco es mucha información.

Dijo él enojado.

-Al menos es más de lo que tenías tú.

Exclamó exasperado el bicolor por la falta de cooperación de este, ambos se miraron con desafío desde la vez que el rubio había insultado a su madre había cierta tensión entre ambos.

-Sera mejor que la busquemos por separado.

Dijo fríamente el albino a lo que los ojos del rubio centellaron.

-Por fin estamos de acuerdo mitad y mitad.

Dijo él haciendo una mueca de enojo.

-Nos veremos aquí a las seis de la tarde.

Sentencio el bicolor y sin esperar respuesta salió corriendo, lo mismo hizo el rubio volviendo a soltar chispas-si te encuentro te haré respetarme- pensó el rubio con rabia. Unas horas después volvieron al mismo parque a la hora acordada, a pesar de estar inexpresivos se notaba en sus músculos cansados y ropa polvorienta su derrota, se miraron fijamente con seriedad, cuando se disponían a hablar se escuchó un sonido de chapoteo a su derecha e izquierda respectivamente, voltearon la mirada, allí en la punta de la fuente, acuclillada estaba la causa de todo ese problema, debido a que el sol caía sus ojos parecían dos antorchas en la semisombra y tenía una expresión mortalmente seria, su pelo ahora suelto se mecía ligeramente a causa del viento y parecía ser plateado a los escasos rayos del sol que quedaban, se quedaron quietos por unos segundos más a causa de la sorpresa, ella sonrió de repente.

-¿Qué pasa con esas caras largas, acaso me extrañaron mucho?

El rubio al escucharla se enojó tanto que le dirigió una explosión ignorando la advertencia del albino, que aunque también estaba molesto sabía las repercusiones que tendría dañarla en alguna forma, el albino pudo ver cómo, mientras la explosión la alcanzaba, ella se estremecía ligeramente y su sonrisa vacilaba pero tan pronto como lo noto desapareció y ella estaba igual, tomo impulso de donde estaba y dio una voltereta digna de un artista para caer justo al lado del bicolor sin hacer apenas ruido, lejos de saciarse el rubio volvió a dirigir sus manos hacia ella empezando a salir chispas de ellas y con sus ojos encendidos de ira pero esta vez el albino se interpuso entre ellos.

-¡Quítate mitad y mitad, la voy matar!

Grito enfurecido pero el otro negó con la cabeza, la peligris solo miraba la escena divertida, como si no la afectará en absoluto lo que molesto en sobre manera al albino-si sigue con esa aptitud no me molestare en tratar de mantenerla a salvo, después de todo mi trabajo es vigilarla no cuidarla- pensó él.



Al fin actualizeeeee, no me peguen por eso ¿que les pareció el  cap?

Comentén

ATT:Runa.

Save me (Bakugou x Tu) (Todoroki x Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora