—¡Alicia! ¡Alicia! -grita mi madre, mientras yo recorro todo el patio con mi muñeca. Es que finjia no escuchar porque no quería estudiar.
—¡Alicia! Azle caso a tu madre -era mi papá, siempre cariñoso.
—Pero papá -dije haciendo mueca- no quiero estudiar.
—Ven, hoy te enseñare yo -me sento en su regazo.
En sus brazos me sentía protegida, ya que mamá me gritaba mucho. Según ella soy desobediente y distraída, es que apenas tengo cinco años.
Papá comenzó a leer y hacer preguntas sobre la tarea.—¡Papá!... ¡Papá! -mi voz hacía eco por todos lados, es que busque a papá y no estaba. Camine por un camino largo, llenos de plantas y verde pasto.
—Hola -dijeron unas vocesitas, hablaron al mismo tiempo -¿Quién es?
Los dos hablaban al mismo tiempo, se hacían preguntas pero yo no los veía. Camine aún más y pude ver un jardín con un bello castillo, escuché la risa de papá y corrí. Al pasar un bello árbol se me hizo ver un gato pero volví a mirar y no había nada.
—¡Papá! -grite al verlo sentado tomando café en una mesa larga. Escuche voces ¡Qué linda eres! Yo escuchaba Voces pero no veía rostros.
—¡Alicia! Despierta -mamá otra vez. - invitados en la casa, baja por favor.
Hacía ya doce años que mi papá había muerto, desde entonces mi vida era horrible junto a mamá, yo la amo pero ella al parecer no. Con ella no podía hablar como lo hacía con mi padre. Solamente le interesaba que me casara con alguien de sociedad, cosa que me daba asco.
—¡Buenos dias! -dije haciendo reverencia.
—¡Buenos días Alicia! -era mi tía, Delfina, como la odiaba, creia que tenía al mundo en sus pies.
—¡Querida niña! Te vez muy bonita -ese era mi tío Ramiro, él si, me recordaba tanto a papá, bueno y siempre una palabra bella en su boca.
—Prima espero podamos compartir hoy alguna charla -mi prima Lucrecia ella y Lucía eran gemelas, dos tipas egoístas y envidiosas. Sin hablar de la ambición que tenían.
Solamente sonreí a todos y me senté. Tome mi café con calma mientras escuchaba la conversación de ellos. Simepre fui así reservada mas con mi tía y primas que tiraban veneno por sus bocas.
Mi mente siempre divagaba a diversos mundos, diversos pensamientos. Hasta este día, que a mí mente se vino la imagen:
Mi padre y yo caminando por ese camino largo y viéndo ese bello pasto verde llenos de flores. Saludábamos pero no pude ver a quien o quienes ya que muchas voces invadieron mi mente.
ESTÁS LEYENDO
El Sombrerero y Alicia
Short StoryRecuerdo a la pequeña Alicia como si fue ayer que la vi correr por el gran jardín. allí esta, con su vestido rosa y su sonrisa encantadora. Claro que ahora está más grande ¿17 años tendrá?, de seguro ya no se recuerda de mi... Pero yo aún la recuer...