—Estás ardiendo en fiebre -era mi mamá.
—¿Dónde estoy? -pregunte confundída, pues recordaba a mirana.
—Estas en casa... Recién se fue el doctor, debes tomar esto -me paso un jarabe.
—No lo haré.
—¿Cómo qué no?, estas loca acaso.
—Si lo estoy, prefiero morir, a morir de angustia cuando me case. -ella bufo y se retiro. Yo hice mucha fuerza y me levanté en busca del espejo pero no estaba.
—Alicia debes estar en Reposo. -era mi prometido.
—Oye... Quiero pedirte disculpas... Pero no me voy a casar contigo... Yo no te amo -me miraba con atención.
—Lo sé.
—¿Cómo lo sabes?
—Tu Mirada lo dice todo -agacho la cabeza- primero creí que estabas Enamorada de mi...
—Es que... Todo esto es cosa de mi madre, nunca me consulto si yo quería o no, en realidad a ella no le importa mi opinión, ella solo quiere dinero, poder.
—Lo Entiendo -dijo con sus manos en sus bolsillos- mis padres actuan igual.
—Disculpa... Pero no te amo, no quiero casarme contigo.
—Tranquila... Eso no pasará, además tampoco te amo.
—Eso es bueno -sonrei- digo porque no quería erirte.
—Descuida, me enamore de tu prima.
—¿De quién de ellas? -respondi sorprendída.
—de Lucía -sonrio y no te que era amor.
—Pues lucha por ella ¿Si? -el asintió y antes de irce me dijo.
—Alicia, eres una buena chica, descuida que esta boda no saldra. -sonrio y se fue.
Salí de mi habitación para ir al escritorio de papá de seguro allí estaba el espejo, pero no, no estaba, mi mamá lo habrá escondido.
Todo vino a mi mente como un recuerdo fugas, mi padre luchando contra un dragón, la reina roja y blanca juntas, mirana lloraba y la reina roja solamente reía en su cara, mi padre cae derrotado por ese dragón.—¡Claro! Fue allí donde el murió, fue por eso... ¡Mamá! -grite.
—¿Qué pasa? ¿Qué haces aqui?.
—Mamá dónde está mi espejo.
—lo guardé.
—lo quiero.
—No te lo daré Alicia, vuelve a tu cuarto.
—¡Me lo vas a dar porque es mío!. -grite.
—Alicia no me grites.
—No importa, no importa que no me lo dees yo me hire al igual que mi padre.
—¡Callate! -ella algo sabía.
—¿Qué sabes tú de la muerte de mi padre?
—Él estaba loco, murió de tantos inyectables para tranquilizarlo... Hablaba, cosas... Que no existían.
—¿Cómo sabes que no existen?
—No Alicia, tu no, no puede ser... Estas loca tu también. -se tocó la cabeza- la enfermedad es ereditaria, lo sabía, sabía que eres igual a tu padre, dibujas cosas igual que él.
—¿Cómo así? -la mire.
—Vuelve a tu cuarto.
Entré a mi cuarto, no porque ella ordeno si no porque me sentía cansada. Espere a que sea más de noche y así ir por mi espejo. Cuando al fin tenía el espejo, me puse mi vestido y nuevamente entre en el.
—Alicia temo que el tiempo se agota -era mirana, me había despertado.
—No entiendo, ¿Qué pasa?.
—Estas confundída Alicia. -se sentó en la cama.
—Como puedo estar en dos lugares al mismo tiempo.
—Es tu sueño Alicia.
—¿Sueño?
—Debes elejir, aquí o allí.
—¿Como es eso?.
—Alicia, debes elejir, ya no te queda más tiempo.
—¡Explícame! ¿Qué pasa? ¿Qué debo hacer?.
—Debes enfrentar a la reina roja... O moriremos todos.
—¿Cómo sabre cómo enfrentarla?
—Lo vas a sentir.
—Tengo miedo -ella me abrazo.
—eres fuerte y valiente... Ahora levántate, te queda poco tiempo.
Sombrerero:
—¡Sombrerero!... ¡Sombrerero! -abrieron la puerta de un golpe.
—¿Qué pasa? - salte de susto.
—Ella está aquí - era Mallymkum, mis ojos se iluminaron.
—Alicia -solte, y luego me tape la boca.
—¡Corre! -dijo Mallymkum. Y lo hice, salí corriendo, quería verla, mi Alicia ¿Me recordara?.
Alicia:
—Estas lista.
—Gracias mirana -ella sonreia y yo tenía miedo.
—No temas, estaré esperando por ti, se que eres valiente. -el saueso venía corriendo se paró estaba cansado.- ¿Qué pasa Bayard?.
—La... Reina roja se enteró que Alicia está aquí en el reino.
—¡Oh dios!... Descansa mi Bayard -lo acarició.
—¿Qué debo hacer? -pregunte algo asustada.
—Sabras que hacer, en el momento lo sabrás, debes irte ya -me abrazo. Salí caminando, casi corriendo. Llevaba una espada que en verdad no sé cómo usar.
Los dos estában caminando en el mismo sentido.
Ella por encontrar a la reina roja y él por encontrar a su amor.
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El Sombrerero y Alicia
Short StoryRecuerdo a la pequeña Alicia como si fue ayer que la vi correr por el gran jardín. allí esta, con su vestido rosa y su sonrisa encantadora. Claro que ahora está más grande ¿17 años tendrá?, de seguro ya no se recuerda de mi... Pero yo aún la recuer...