capítulo 6. 16/10/2019

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«¿Me recordarás Alicia?»

Esa voz otra vez. Yo estaba una vez más en mi cuarto undida en mis pensamientos.

-¡Estoy loca!, Solamente eso puede ser... Claro, quien no quedaría loca aquí. -dije hablando sola como si alguien me escuchará.

-¡Alicia! -mi madre grito mientras yo salía por la puerta que daba al jardín y a la calle.

-¡Vasta!, Estoy arta -grite- no quiero verte, no quiero escucharte -mi mamá dejo caer su taza de café- todo sería distinto si mi padre estuviera.

-Vuelve a tu cuarto. -hablo entre dientes.

-¡No! No lo haré y tampoco me casare, ya es hora de yo elejir por mi vida.

Salí corriendo, el cielo quedaba gris y gotas de lluvia mojaban mi vestido color rosa. Corría sin dirección, hasta un punto donde me perdi.
Camine sola por la calle, pensando que complicado era esto del amor.

-¿Cuál abra sido el detalle? Que seguro cupido mal interpretó -me preguntaba sola.

Camine, miraba por todos lados, si estaba perdida, aunque pareciera conocer ese camino. A lo lejos divisé un cartel enorme que decía:

País de las maravillas

Me encogí de hombros y seguí. Cada que caminaba recordaba el lugar.

—Es aquí... Pero... Esta todo diferente -dije recordando mi sueño y al hombre junto a sus amigos que me decían chau.
Ya a unos metros de allí, vi un conejo, este me miro, estaba cansado se notaba.

—¿Eres tú? -dijo rápido, miro su reloj- ¡Me voy! ¡Me voy! -salió muy rápido

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—¿Eres tú? -dijo rápido, miro su reloj- ¡Me voy! ¡Me voy! -salió muy rápido.

—¡Espera! ¡Señor conejo! -corri deberás pero en vano porque se me perdió. -es extraño parece que ya estuve aquí ¿Será?.

—Es ella.

—No lo es..

Escuché esas vocesitas que tenía en mente, recorde a mis primas, claro porque sus voces me hacían recordar a estas que estoy escuchando ahora.

—¡Hola! ¿Hay alguien aquí que pueda ayudarme? -grite.

—¡Hola, yo soy Tweedledum y yo Tweedledee! Y somos hermanos -dijeron los dos de un salto enfrente de mi.

—¡Qué susto! Y que... Simpáticos -dije dando una risa y recordando a mis primas.

—¿Qué quieres saber? -hablavan al mismo tiempo.

—Creo que me perdí... Quiero volver a casa -dije quedando a su altura.

—Es ella... -dijo Tweedledum y codeo a su hermano.

—¿Quién soy? -pregunte extrañada.

—¡Eres Alicia! -grito Tweedledee.

—Callate, pueden escuchar

—¿Quién puede escuchar?

—La maldita Reina roja -hablaron los dos.

—Escuchen -amaque mi cabeza- solo quiero volver a casa ¿Me pueden ayudar?

—¡Claro! -hablaron los dos y me mostraron el camino, aunque todo el tiempo dudaban por donde ir, estaba arrepentida de haberles seguido. Pero al fin no tenía nada que perder.

—¿Dónde van? -una voz que vino de... Ninguna parte.

—La llevamos a su casa. -dijeron los gemelos.

—mmm.. esto se pondrá feo -dijo la voz.

—¿Por qué escucho pero no veo a nadie? -pregunte quedándome parada. Y él apareció. - te conozco -dije sorprendída.

—¡Claro qué sí! Estas enorme -respondio él.

—Tu eres...

—Cheshire... Mi nombre no lo recuerdas, no recuerdas nada de aquí -dijo el gato.

—Si, recuerdo, pero... -toque mi cabeza- quiero ir a mi casa -suplique.

—No lo aras -dijo el gato mientras los mellizos se daban codasos.

—¿Por qué? -el Gato desapareció.

—Siempre lo hace -dijeron los mellizos- vamonos.

Después de tanto caminar llegamos.

—Pero aquí no es mi casa -dije en estado nervioso.

—Si, solo pasa -hablaron los gemelos.

Era un castillo enorme, flores blancas por todos lados. Era un bello lugar, pero no era mi casa.

El Sombrerero y AliciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora