«¿Me recordarás Alicia?»
Esa voz otra vez. Yo estaba una vez más en mi cuarto undida en mis pensamientos.
-¡Estoy loca!, Solamente eso puede ser... Claro, quien no quedaría loca aquí. -dije hablando sola como si alguien me escuchará.
-¡Alicia! -mi madre grito mientras yo salía por la puerta que daba al jardín y a la calle.
-¡Vasta!, Estoy arta -grite- no quiero verte, no quiero escucharte -mi mamá dejo caer su taza de café- todo sería distinto si mi padre estuviera.
-Vuelve a tu cuarto. -hablo entre dientes.
-¡No! No lo haré y tampoco me casare, ya es hora de yo elejir por mi vida.
Salí corriendo, el cielo quedaba gris y gotas de lluvia mojaban mi vestido color rosa. Corría sin dirección, hasta un punto donde me perdi.
Camine sola por la calle, pensando que complicado era esto del amor.-¿Cuál abra sido el detalle? Que seguro cupido mal interpretó -me preguntaba sola.
Camine, miraba por todos lados, si estaba perdida, aunque pareciera conocer ese camino. A lo lejos divisé un cartel enorme que decía:
País de las maravillas
Me encogí de hombros y seguí. Cada que caminaba recordaba el lugar.
—Es aquí... Pero... Esta todo diferente -dije recordando mi sueño y al hombre junto a sus amigos que me decían chau.
Ya a unos metros de allí, vi un conejo, este me miro, estaba cansado se notaba.
—¿Eres tú? -dijo rápido, miro su reloj- ¡Me voy! ¡Me voy! -salió muy rápido.—¡Espera! ¡Señor conejo! -corri deberás pero en vano porque se me perdió. -es extraño parece que ya estuve aquí ¿Será?.
—Es ella.
—No lo es..
Escuché esas vocesitas que tenía en mente, recorde a mis primas, claro porque sus voces me hacían recordar a estas que estoy escuchando ahora.
—¡Hola! ¿Hay alguien aquí que pueda ayudarme? -grite.
—¡Hola, yo soy Tweedledum y yo Tweedledee! Y somos hermanos -dijeron los dos de un salto enfrente de mi.
—¡Qué susto! Y que... Simpáticos -dije dando una risa y recordando a mis primas.
—¿Qué quieres saber? -hablavan al mismo tiempo.
—Creo que me perdí... Quiero volver a casa -dije quedando a su altura.
—Es ella... -dijo Tweedledum y codeo a su hermano.
—¿Quién soy? -pregunte extrañada.
—¡Eres Alicia! -grito Tweedledee.
—Callate, pueden escuchar
—¿Quién puede escuchar?
—La maldita Reina roja -hablaron los dos.
—Escuchen -amaque mi cabeza- solo quiero volver a casa ¿Me pueden ayudar?
—¡Claro! -hablaron los dos y me mostraron el camino, aunque todo el tiempo dudaban por donde ir, estaba arrepentida de haberles seguido. Pero al fin no tenía nada que perder.
—¿Dónde van? -una voz que vino de... Ninguna parte.
—La llevamos a su casa. -dijeron los gemelos.
—mmm.. esto se pondrá feo -dijo la voz.
—¿Por qué escucho pero no veo a nadie? -pregunte quedándome parada. Y él apareció. - te conozco -dije sorprendída.
—¡Claro qué sí! Estas enorme -respondio él.
—Tu eres...
—Cheshire... Mi nombre no lo recuerdas, no recuerdas nada de aquí -dijo el gato.
—Si, recuerdo, pero... -toque mi cabeza- quiero ir a mi casa -suplique.
—No lo aras -dijo el gato mientras los mellizos se daban codasos.
—¿Por qué? -el Gato desapareció.
—Siempre lo hace -dijeron los mellizos- vamonos.
Después de tanto caminar llegamos.
—Pero aquí no es mi casa -dije en estado nervioso.
—Si, solo pasa -hablaron los gemelos.
Era un castillo enorme, flores blancas por todos lados. Era un bello lugar, pero no era mi casa.
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El Sombrerero y Alicia
Short StoryRecuerdo a la pequeña Alicia como si fue ayer que la vi correr por el gran jardín. allí esta, con su vestido rosa y su sonrisa encantadora. Claro que ahora está más grande ¿17 años tendrá?, de seguro ya no se recuerda de mi... Pero yo aún la recuer...