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Evie caminó y caminó pero jamás encontró la casa de Bill. Suspiró, aún llovía y parecía que jamás pararía. Se sentó en una banca del parque mientras sentía sus lágrimas bajar, estaba muy molesta y triste, tenía sentimientos encontrados que no podía controlar en ese momento. Se sentía tan estúpida, tan idiota y quería desaparecer de allí. Quería quitarle al mundo que lo odiaba por meterlos en esa dimensión desconocida y quería golpear todo hasta encontrar una salida y volver al mundo real. 

Se levantó y trató de tranquilizar su respiración. Miró sus manos y recordó que ella había hecho explotar una lampara con tan sólo gritar días antes. Miró una piedra y cerró sus ojos suspirando, tenía que comenzar con cosas pequeñas ¿no?, abrió sus ojos y miró fijamente a la piedra, utilizó toda su concentración  y levantó uno de sus dedos poco a poco.

La pequeña piedra comenzaba a flotar a medida que Evie levantada su dedo índice. La chica, sorprendida por lo que acababa de pasar, bajó la mano y toda su concentración se fue a la basura, puso escuchar el sonido de la piedra caer sobre un pequeño charco de agua que se había formado por la lluvia, la cual ya había dejado de caer.

—Evie..., ¿qué estás haciendo? —escuchó que susurraron a sus espaldas.

La chica volteó rápidamente, pero..., nadie se encontraba allí.

—Soy yo Evie..., Finn —definitivamente esa no era la voz de Finn— quería venir a disculparme y a decirte que vengas conmigo.

Evie miraba a todos lados, ya no era en un sólo lugar que se escuchaba sino que parecía un eco. Su corazón comenzó a acelerarse.

— ¿Ir contigo a... dónde? —se atrevió a preguntar la pelinegra, se negaba a pensar que aquel ser le estaba hablando a ella. Pero, claro... Es Derry, hogar de un famoso payaso come niños.

—A flotar, Evie. Vamos a flotar juntos.

Dicho aquello, el payaso el cual Evie había visto horas atrás junto a Eddie. Saltó de un árbol quedando frente a la chica, dejándola en shock. Su corazón latía cada vez más rápido y sentía que no podía mover sus piernas, ¿Qué le pasaba? Pennywise le sonreía macabramente sin moverse de donde estaba parado, ¿Por qué no se movía?, ¿Por qué ese payaso no se la había llevado de una vez?

—Dulce, y hermoso temor... —comenzaba a caminar al rededor de la chica  observándola—. Sé tu secreto Evie, sé que no eres de aquí. Y tus otros amigos tampoco —olfateó el cuello de la chica— ¿De dónde vienes, Evie? ¿Será que tu sangre me dará más poder ya que no eres de este año? —Evie suspiró tratando de controlar su miedo. Aunque era casi que imposible ya que estaba a punto de ser tragada por ese payaso y ella no podía hacer nada—. Por alguna razón..., no me apetece comerte hoy. Seré bueno y me comeré a cada uno de tus amigos primero, uno a uno, para que veas como mueren lentamente y tú estarás paralizada como ahora, no podrás hacer nada. No podrás ayudarlos —Pennywise miró los ojos de la chica apretando con su mano fuertemente la mandíbula de la anterior—, todos ustedes van a morir.

Silencio.

Eso era lo que reinaba una vez aquel demonio dijo aquello y se esfumó en un parpadeo. La chica allí seguía, las lágrimas comenzaron a caer lentamente por sus mejillas, estuvo a punto de morir sino fuese por ese payaso que prefirió matarlo a todos antes que a ella.

— ¡Oye, chica! —escuchó que alguien la llamó, pasos iban acercándose a ella—. ¿E-Evie? —una mano tocó el hombro de la pelinegra haciendo que ella voltease encontrándose con Stan el cual estaba confundido al verla allí—. ¿Qué haces a estas horas por aquí?, ¡Estás empapada!, ¿Quieres que te lleve a casa?

—No..., yo he venido a... —pensó rápidamente— un paseo nocturno bajo la lluvia, ya sabes. Cuando quiero despejarme lo hago.

Stan la miró sin creerle absolutamente nada, pero al ver la cara de la chica supuso que ella no quería hablar. Suspiró y le ofreció quedarse en su casa, sus padres no iban a molestarse ya que ellos conocían a Evie, o bueno... a la "Evie" de ese mundo. Ella aceptó, no quería quedarse sola y mucho menos en ese momento, así que junto a Stan, fueron casa de el rulos.

Stan sabía que algo había pasado ya que verla en ese estado mirando hacia la nada y llorando, no era muy normal. Aunque él tampoco estaba pasando por allí por pura casualidad, anteriormente estaba en casa de su mejor amigo Bill, conversando, jugando, entre otras cosas. Había salido de la casa de aquel chico muy feliz, ya que por alguna razón su mejor amigo lo había estar alegre. Caminó hasta llegar al parque y miró a lo lejos a una chica junto a otra figura la cual no pudo distinguir, luego la figura desapareció y él decidió caminar hacia donde la chica, resultando ser Evie.

Al llegar a la habitación del chico, Evie se sentó en la orilla de la cama y Stan se sentó a su lado. El chico tenía una duda, la cual quería compartirlo con la chica. Se sentía muy extraño y si no lo hablaba iba a explotar, claro que no de forma literal.

—Evie, ¿Puedo contarte algo que me está matando por dentro? —preguntó el chico, Evie lo miró y le sonrió.

—Por supuesto, Uris. Puedes contarme lo que quieras —Stan suspiró.

—Me gusta Bill.

IT: LA DIMENSIÓN DESCONOCIDA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora