VI

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Estoy en casa

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Estoy en casa.

Después de pasar otros días más comprobando de que no tenía nada grave de solo mi confusión y mi pérdida de memoria; cual no sabían si pudiera recobrar o simplemente dejarla en el olvido. No había mas nada.Me despacharon del hospital.

Caí en cuenta, de que la señora es mi madre. Si, mi madre. No me tomó por sorpresa tal noticia, pero me decepcionó que no pudiese recordar a quien me brindó la vida. Sabia le abrumaba el que no supiese de nuestro vínculo. Pero trataba lo más que podía de no abrumar mi mente haciendo cosas que puedan volver incomoda la situación.

Al final del día, quien sabía quién era quién era solo ella. Yo solo era consciente de que desperté de un coma inducido por un acontecimiento que me paso, el cual ni siquiera recuerdo, sin tener memoria alguna de algo. Y, por lo visto aquella señora —mi madre— no quería recordar.

Alguien debía existir dispuesto a explicarme lo que paso conmigo. Brindarme respuesta a mi cuestionario sobre, ¿Quien soy o era antes del incidente? ¿Porque paso lo que paso? Habían muchas interrogantes, que yo no podía responderme en la soledad.

—¿Cariño? ¿Estás despierta? — A medida que se abre la puerta de mi cuarto mi madre lanza preguntas en curiosidad, para encontrarse conmigo de pie viendo por la ventana. Ese era una costumbre. Me relajaba en cierta manera.

—Si, lo estoy madre—. Respondí. Dirigiendo mi mirada a su encuentro,enfocando toda mi atención hacia ella—¿Qué ocurre?— Ya había bajado a tomar el desayuno, algo debió haber pasado en ese lapso de tiempo.

—Nada,solo que vinieron a verte—.Soltó la respuesta con temor de mí reaccionar. Me quedé en silencio, no deseaba hacerle pasar otro mal rato, no tenía la culpa de que no recordase nada.

—Hay alguien que desea verte,cariño—. Dijo con emoción tratando, quizás, en contagiarme alguna.

—Yo no—. Respondí con seriedad—. Pero, sería bueno que salgas de tu cuarto—. Agregó preocupada y con insinuación de que debía bajar.

—¡No deseo hacerlo!— Me exalte, lo que hizo que se sobresaltara en su lugar—¡Que se largue! Quien sea que haya venido, no quiero verle—.Termine.

No deseaba ver a nadie.No sabia quien era. Ni siquiera me venían recuerdos a mi mente.Me desesperaba. La angustia me consumía, pero el temor de que me diera cuenta de que no era aquella persona que me estaba comenzando a imaginar. Era un problema, el cual no estaba lista para enfrentar. No ahora.

No me di cuenta, que mientras pensaba, toda mi angustia se desataba reflejado en un desorden dentro de mi cuarto. Lanzaba todo lo que tomase entre manos. El escritorio se quedó vacío, el envase que ocupaba una rosa se encontraba deshecho en el piso, la silla giratoria estaba volteada en el piso a un extremo, el espejo lo había golpeado con una pierna. Estaba agrietado.

No fue real. Solo un sueño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora