En una modesta casa afueras de la ciudad de Yokohama vivía una pequeña familia, que solo consistía por un padre y su hijo.
La paz de esa casa se vio alterada por un fuerte portazo.
- ¡He traído la cena!- exclamó un hombre de aspecto extravagante, de cabello tricolor cubierto con un sombrero elegante y con un bigote muy bien cortado- ¡Es tu favorita!, ¡Comida alemana!- dejó las bolsas de comida en la mesa del comedor mientras esperaba a que su hijo diera señales de vida.
-No tienes que armar todo un escándalo siempre que llegas- bajaba por las escaleras un chico de cabellos oscuros de aspecto un tanto frágil característica propia de los omegas.
-¿Eh?, ¿Porqué de tan mal humor?, ¿Ha pasado algo en la universidad?- preguntó su padre mientras acomodaba unos platos y vasos
-Nada- respondió tajantemente
-Soy tu padre, no puedes engañarme
Tomando asiento el muchacho en una cabecera de la mesa- Está tarde unos alfas intentaron meterse conmigo y-
-¿Estás bien? -preguntó el hombre corriendo hacia su hijo tomó su rostro entre sus manos lo miró con suma preocupación, después vio su cuello y sus manos buscando señales de agresión.
Con tono neutral- estoy bien no ha pasado nada grave- dijo para calmar a su padre.
-Entonces si ha pasado algo- respondió el alarmado padre
Tranquilo y con una fría indiferencia - el ataque se dio en el cambio de clases, afortunadamente llevaba mi instrumental quirúrgico que uso para las prácticas, y lo use como arma y salí ileso.
Atónito abrazo a su hijo - en verdad quiero que cumplas todos tus deseos, pero el que te expongas al constante peligro me aterra.
- papá, sabes bien que si quiero convertirme en un gran médico y obtener un puesto alto debo estar en la mejor universidad y si para ello debo estar rodeado de alfas entonces lo haré, no importa los medios si me llevan a mi objetivo.
Con un suspiro se aleja de su hijo - esa tenacidad tuya también es de temer- tomó asiento en el otro extremo de la mesa.
-¿Y qué tal el trabajo?- preguntó Ogai para cambiar de tema y así liberar la extraña atmósfera
-Bien, horrible, espantoso, estresante pero gratificante, mi jefe necesita una buena nota periodística - imitando la voz de su jefe dijo- "Sr. Soseki necesitamos que investigue a unos traficantes de armas y nos consiga una nota digna de la primera plana y usted es el indicado",así que durante unos meses estaré trabajando encubierto para extraer toda la información posible .
- Pero eso es peligroso- dijo el joven con tono preocupado.
-Una de las razones por las que me hice periodista es por las emociones fuertes que conlleva sacar una nota y esto me viene como anillo al dedo,ya me estaba aburriendo en el trabajo así que no importa el peligro...
Ambos se miran fijamente y dan un leve suspiro -se nota que eres mi hijo/ padre
-Además no te debes preocupar, la agencia contrató a un guardaespaldas para mi protección.
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-Me pregunto si estas fotos serán suficientes para vincular al primer ministro con esos contrabandistas- dijo Soseki mientras veía una a una cada una de las fotografías antes de guardarlas.
- Por lo general cuando alguien habla en voz alta en presencia de alguien más es porque quiere ser escuchado y eventualmente esperara una respuesta- mencionó el periodista a su guardaespaldas quien todo el trayecto se mantuvo callado.
-Me disculpo- dijo el muchacho que estaba detrás de él.
-Para ser joven eres demasiado serio, eso dejamelo a mi que soy viejo, ¡aprovecha tu juventud!- rascando su cabeza y con un tono más relajado- me recuerdas a mi hijo, la juventud hoy en día es demasiado seria..., pienso que te llevarías bien con el, son de la misma edad, además no tiene muchos amigos...- con un suspiro- Si tan solo tuviera una actitud más abierta o un temperamento más gentil.
Detuvo su caminar, dio media vuelta y con una mirada llena de esperanza y emoción- Te invito a cenar hoy a mi casa, no te atrevas a decir que no, tomalo como un gesto de agradecimiento por cuidarme este tiempo.
-Esta bien- fue la única respuesta del muchacho.
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¡Hemos llegado!- gritó Natsume mientras dejaba pasar a su guardaespaldas
Ogai que estaba en la cocina salió a recibir a su padre - Bienv- no pudo terminar la frase en cuanto sus ojos se encontraron con los del otro chico, ojos de color azul, cristalinos y serenos, de pronto empezó a percibir un aroma que lo llamaba a él, uno que le fascinaba, encantaba y a su vez relajaba y por extraño que pareciere ese aroma era como, a hierba mojada,pino,madera, vegetación,olía a un bosque .
-Buenas noches, soy Fukuzawa Yukichi- con semblante serio hizo una pequeña reverencia a modo de saludo.
Correspondió al saludo y se presentó.
-Bien, Bien dejemos la charla para la mesa, iré a mi estudio a dejar unas cosas, Fukuzawa- san puedes ponerte cómodo.-
En cuanto se fue se generó un incómodo silencio entre los jóvenes, que fue roto- Bonito delantal - dijo el ojiazul
aah- con rubor se cubrió con las manos, había olvidado el vergonzoso delantal que llevaba puesto, uno que su padre le compró y que eligió en una barata, un delantal con estampado de gatos.
-Ee-esto deje algo en el horno- Salió corriendo aun con rubor en el rostro.
Fukuzawa aliviado de que el omega partiera y agradecido por ser fuerte a las feromonas que este desprendía, un aroma que incita a lo salvaje, no era dulce, era como oler una flor que recién florecía en su primer rocio, ese olor era el de un rosa, fresca y salvaje. Hasta ese momento no se había percatado de lo fragante y tentador que podía a llegar a ser ese deliciosos aroma, sumandole esos ojos que en una fracción de segundos lo transportaron a un mundo diferente, violetas,profundos y oscuros, le recordó a esas imágenes de galaxias, ese lugares que aún son desconocidos por el hombre, espacios aún no explorados.
Tomó asiento en la mesa, no tardó mucho en llegar Soseki y acompañarlo, Ogai había preparado todo con antelación y solo llevando una charola de estofado recién salido del horno y se dio por iniciada la cena, esta transcurrió con una charla bastante amena, algunas preguntas muy directas por parte de Soseki, y un fuerte autocontrol por parte de los jóvenes.
Ogai se disponía a lavar los platos, Fukuzawa lo siguió para ayudarle con la tarea, pero en cuanto estuvieron solos en la cocina rompieron la distancia entre ellos. El albino se acercó hacia su cuello, dejándose llamar por el aroma a rosas y suavemente con su lengua daba una ligeras caricias.
-¡Detente!- colocando una mano sobre la boca de Fukuzawa y apartándolo, Ogai con rubor y deseoso de que el otro chico lo hiciera suyo- nos acabamos de conocer independientemente de que seas mi pareja destinada, porque ambos en cuanto nos vimos lo supimos ,pero te dejaré muy en claro que yo no soy como los demás omegas que son fáciles de atraer y se dejan hacer de todo a manos de los alfas- con un tono firme- No te la dejare fácil.
Fukuzawa que tenia aun la mano de otro sobre la boca con una mirada desafiantes y dando un ligero mordisco en ella y con una sonrisa dijo- Acepto el desafio.