IX. Let Me Put My Love Into You

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Contrario a todo pronóstico, luego de que Bert y yo cavaramos un hueco en el patio trasero de la enorme casa y nos deshicieramos de los tres cadáveres, nos habíamos vuelto más unidos.

Los secretos habían culminado entre nosotros, e incluso con mi secreto más profundo y oscuro él no se fue de mi lado. Los primeros días había estado un tanto molesto y frío, pero luego nos decíamos absolutamente todo e incluso le confesé que no era la primera vez. Juró que me ayudaría con toda mi mierda y andaba más tiempo conmigo, incluso comenzó a llevarme todas las tardes a mi casa para asegurarse de que no hubiesen problemas, aunque tuviese que desviarse un poco; realmente era adorable, y cada vez que habían discusiones en mi casa, sabía que podía ir con él, en especial porque sus padres eran bastante amables conmigo y estaban enterados de mis problemas familiares.

- Es un placer tenerte aquí, lo sabes - dijo la madre de Bert - Pasa, te traeré ropa de Bertie, estás empapado - Asentí y crucé el pórtico. Ella ya sabía que no debía preguntar por qué estaba allí, de igual manera cuando era una visita sorpresiva siempre tenía el mismo origen familiar.

- Demonios - dijo Bert al verme literalmente escurriendo agua en la entrada de su casa. Pese a esto se acercó a darme un abrazo - Sabes que adoro tenerte en casa pero realmente me encantaría poder hacer algo para que todo lo que estás pasando cambiara  -

- Haces mucho dejándome estar aquí siempre que ocurre algo - me encogí de hombros y llegó su madre.

- Toma - dijo tendiéndome una camisa blanca y un pantalón azul claro ancho -  Lo siento, fue lo primero que encontré. Pon tu ropa a secar en la cocina... saldré esta noche con mi esposo y llegaremos tarde, será mejor que no vayas a tu casa hasta mañana y de paso le haces compañía a mi hijo -

- Con gusto - Bert y yo sonreímos ampliamente y ella tomando un abrigo rojo del perchero, abandonó la casa, siendo seguida de quien sería, mi suegro.

El azabache se abalanzó a mis labios y su mano comenzó a deslizarse hasta llegar a mi espalda baja, a lo que reaccioné separándome bruscamente.

- Lo siento - musitó apenado y se dirigió a la cocina - Voy a extender el tendedero para que cuelgues eso, por favor cambiate que no quiero que te de un resfriado -

Rápidamente subí al segundo piso, pero en vez de entrar al baño ingresé al cuarto de Bert y cerré la puerta. Me cambié lo más rápido que pude y me quedé revisando el lugar. Puesto que siempre que entraba estaba oscuro o desordenado, no había podido analizar bien el muro gris azulado que quedaba justo detrás de su cama de madera oscura, ni que los demás muros blancos no se veían pálidos debido a que estaban llenos de pósters y fotos de él con sus padres.

- Andas de curioso, ¿ah? - Dijo Bert al ingresar, haciéndome sobresaltar.

- Lo siento. La ropa estaba medianamente más seca y no se hizo un desorden - Él tomó la ropa y salió de la habitación. Iba a seguirle pero me detuve en el pasillo en una pequeña foto donde se podía ver al naturalmente rubio de aproximadamente 7 años sin dos dientes extremadamente sonriente con un trajesito de vaquero.

- No se supone que debías ver eso - dijo al regresar chocando su mano con la frente.

- ¡Pero sí eras adorable! - él rió - ¿Qué te ocurrió? - dije con fingida molestia.

- No lo sé - se encogió de hombros - No me pegó bien la adolescencia, supongo - Se acercó y me tomó de la cintura - Pero a ti si - dejó un casto beso en mis labios y prosiguió a su cuarto.

Esta vez le seguí y me recosté en su cama mientras él removía algunas cosas de su armario. Luego de un rato sacó una cobija café.

- Creo que podemos buscar algo en la televisión - yo negué.

Unforgettable [Frerard]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora