BoXuan + Meiqi

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"Cuenta la leyenda que si rechazas a tu alma gemela, el primer sorbo de agua que ingieras, te traerá la perdición eterna, perdiendo tu humanidad y siendo un animal para siempre".


    Terminó de leer la profesora de Historia, obteniendo distintas reacciones en sus estudiantes, desde el asombro y miedo hasta la burla e incredulidad.

   Xuanyi quedó pensativa, había aprendido que las leyendas no eran muy confiables, pero ésta era una excepción y muy bien lo sabía ella. Sus padres eran la bonita confirmación de aquella leyenda, ya que ellos al encontrarse se les dibujo el mismo pequeño animal en sus respectivas muñecas, un adorable perro Akita.

   El timbre sonó y Xuanyi rápidamente guardo sus cosas, se sentía nerviosa, hoy se había armado de valor para confesarse a la chica de tercer año que le gustaba desde el principio del año. Caminó por los pasillos para buscarla, sentía un poco de miedo al ir avanzando entre los estudiantes, no sabía si Bona era alguien homofóbica y no tenía como saberlo de todas formas, ya que no era un tema muy popular en su colegio. Sentía su corazón latir con fuerza en su interior, ¿Qué haría si la chica la rechazaba, y aún peor, la humillaba en frente de todos?

   Borrando aquellos pensamientos, Xuanyi vio a lo lejos a Bona frente a su sala, tomó aire intentando no perder su valentía y tampoco su optimismo, Bona no parecía una mala chica.

— H-hola Bona — saludó con una sonrisa, obteniendo de inmediato la atención de la nombrada, — ¿Puedo hablar contigo un momento?

   La castaña asintió, y ambas chicas caminaron hasta el patio del colegio para tener un poquito de privacidad. — Dime, ¿Qué necesitas? — preguntó con amabilidad y curiosidad.

   Xuanyi la miró a los ojos y le dijo: — Me gustas Bona, ¿me darías una oportunidad? — la pelinegra se regaño mentalmente, había preparado una bonita confesión y lo único que pudo decir fue el principio y el final, un desastre total.

   El silencio las invadió por unos instantes eternos para Xuanyi, hasta que Bona se encargo de eliminarlo.

— Claro, ¿Por qué no? — le sonrió, provocando una felicidad inmensa en Xuanyi.

   Felicidad que no sentía Meiqi, quién sintió sus lágrimas caer cuando escuchó aquella respuesta. Salió de su escondite rápidamente, y se dirigió al baño, su corazón dolía tanto. Ella gustaba de Xuanyi desde hace mucho, cuando conoció a la pelinegra en su primer año cuando fueron compañeras y se hicieron buenas amigas, pero el miedo al rechazo le hacía imposible contárselo a Xuanyi.

   Intentó calmarse, no quería tener que responder preguntas si alguien la veía en ese estado, abrió la llave del lavabo, se mojó su rostro y junto un poco de agua con sus manos para beber, llevándose consigo su humanidad al ingerir apenas algunas gotas de agua, convirtiéndose en sapo.

   En el patio, se escuchó el fuerte grito de Bona al ver cómo la pelinegra a su lado, se transformaba en un sapo a la vista de todos, provocando miedo, mucho.

     La leyenda no era para nada un juego.

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