Desde que conoció a Yeonjung y Dayoung, los días en el Liceo para Yeoreum no fueron los mismos. Esas chicas habían llegado de forma repentina, invadiendo la pacífica vida de Yeoreum. Al principio le fue incómodo, llegó a pensar en que era una broma o algo parecido de ese dúo, pero conforme avanzaban los días, se dió cuenta de lo sinceros sentimientos de ambas chicas. En ocasiones, venían ambas a hacerle compañía en los recreos, cuando estaban en la biblioteca no molestaban a Yeoreum mientras leía, sólo estaban ahí, a su lado, leyendo algún libro, revista o viendo el teléfono. Sin embargo, Yeoreum sentía sus presencias, Dayoung mientras leía un libro, daba pequeñas caricias en el brazo de Yeoreum, mientras que Yeonjung — a su otro lado — apoyaba su cabeza en su hombro. A Yeoreum le había empezado a gustar leer libros, más que antes.
Cuando estaban en el patio, buscaban alguna banca en la que diera sombra y la pareja hablaba mucho, sin dejar fuera a Yeoreum. Siempre la hacían partícipe de sus conversaciones, Yeoreum se sentía incluída y agradecida, ella no era buena al momento de dialogar con otros, pero con ellas, le faltaban minutos para todo lo que quería decir.
Yeonjung y Dayoung eran parte de ella ahora.
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— Yeoreumie, — llamó en voz baja, Dayoung. Hoy, por alguna razón, sólo había venido ella a la biblioteca. Yeonjung tenía cosas que hacer en el club de canto.
— ¿Qué sucede? — le respondió en el mismo tono, mirándola.
Dayoung le sonrió de manera traviesa, — Ven, vamos. — y se puso de pie, tomando de la mano a Yeoreum, llevándola hacia el área de los estantes, no había muchas personas en los pasillos entre estos, así que Dayoung se detuvo casi en los últimos. Yeoreum no entendía que hacían ahí, pero guardó silencio, en expectación.
Quedaron frente a frente, en silencio, Yeoreum podía afirmar que sólo sus respiraciones se oían en el lugar, a pesar de estar consciente de que habían más personas ahí. Dayoung se acercó aún más a ella, intercalando su mirada entre los labios de Yeoreum y sus ojos, una mirada que caló profundo en Yeoreum, la mirada de Dayoung era intensa. Nunca le había mirado de esa forma. La pelirroja inclinó su rostro hacia Yeoreum, unió sus labios y la besó con suavidad, la rubia jadeó al tan inesperado suceso, no negaba que había anhelado desde hace un tiempo esto, pero vivirlo, la tenía perpleja, era su primer beso. El hormigueo que inundó su cuerpo a la vez que Dayoung pasaba uno de sus brazos atrás de su cuello mientras el otro se dirigía a su espalda, estrechando aún más sus cuerpos, le hizo sentir escalofríos, sus bocas se movían con parsimonia, saboreándose por primera vez. Yeoreum siendo inexperta, se dejó guiar por la dulce boca de la pelirroja, llevó sus manos a la espalda de ella, aferrándose, las sensaciones desconocidas le inundaban los sentidos, centrándose sólo en aquellos labios que acariciaban los suyos.
