SEUNGKWAN
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Estaba en el asiento del pasajero del coche de Jeonghan, agradecido de que él se hubiera ofrecido para conducir esta noche. Después de ponerme el cinturón de seguridad, envolví mis brazos alrededor de mis costillas y me agarre con fuerza. Las lágrimas corrían por mi cara, pero apenas me fije en ello a excepción de la forma en que mis lentes se empañaban. Mi corazón se rasgó en dos, mi negocio se fue, sin duda va a fallar y yo mismo me había ofrecido a un alfa que ni siquiera escucha cuando traté de hablar.
La puerta del conductor se abrió y Jeonghan se deslizó en su asiento. Él me miró, entonces puso en marcha el coche. Afortunadamente, él no habló, pero sólo condujo el maldito coche. En este momento yo sabía que su discurso sería imposible. Jeonghan acercó una mano, y me apretó la rodilla. El espectáculo silencioso de apoyo rompió la presa. Mi cuerpo fue sacudido por los sollozos y no podía tomar un respiro.
Unos minutos más tarde, Jeonghan se estacionó. Me senté allí, perdido en mi dolor mientras él se bajó. Segundos después, la puerta se abrió. Jeonghan se acercó y soltó el cinturón de seguridad antes de sacarme a la fuerza del coche.
Él me llevó hacia la puerta principal, parando el tiempo suficiente para desbloquearla antes de empujarme al interior. Me encontré siendo transportado a su sofá. Mis zapatos salieron volando y luego una manta estaba siendo colocada sobre mis los hombros. Jeonghan me cepilló el cabello hacia atrás y me quitó los lentes. Él los dobló cuidadosamente y los puso sobre la mesa.
En una voz inusualmente ronca, Jeonghan dijo:
—Quédate aquí. Jeonghan irá a traer té y aperitivos. Todos los aperitivos. —Se inclinó y me dio un beso en la mejilla antes de salir de la habitación rápidamente.
Cerré los ojos y me acurruqué como una pequeña bola en el sofá. Apreté la manta en mis puños y escondí mi cara entre los cojines. Hubo un sonido, un lamento en la sala, y tarde mucho tiempo en darme cuenta de que venía de mí.
Algún tiempo después, oí el ruido de tazas de té siendo puestas sobre la mesita para café y el crujido de papel y plástico. Yo no tenía la energía para volver la cabeza. Jeonghan tocó mis hombros.
—Muevete, Seungkwan. Haz espacio para Papá Jeonghan. —Me moví hacia adelante, obediente como Jeonghan trepó sobre el brazo del sofá y se instaló detrás de mí.
Después de un poco de artimañas, Jeonghan lo consiguió con las piernas estiradas hacia fuera en ambos lados de mí. Me atrajo hacia su pecho y envolvió sus brazos alrededor de mí. Me apoyé en su abrazo, apoyando mi cabeza en su hombro, pero sin dejar de mirar la tela del sofá. El principal ataque de llanto había cesado, en este momento sólo habían burbujas de moco e hipo.
—Jeonghan trajo té, galletas, el alijo secreto de Seungkwan PBF Bombz, y una pinta de Karmel Sutra. Nombra el veneno, y Jeonghan lo entregará. —Jeonghan habló en voz baja, sus manos acariciando mis brazos.
—Yo s-simplemente no entiendo, Jeonghan. ¡Traté de explicarle! ¡P-p pero Hansol no escuchó! Tenía razón. Debería haberle dicho acerca de mis problemas. ¿Pero por qué iba a actuar de esa manera, Jeonghan? Sé que fue un error entrar así, pero él no tenía que estar allí tampoco. ¿Co- correcto? —solté un suspiro, tratando de darle sentido a lo que había sucedido allí.
—Hansol estaba mal, Seungkwan. Jeonghan lo sabe. —Su mano se acercó a cepillar mi cabello hacia atrás— Dile a Jeonghan todo. Jeonghan lamenta que no ha estado allí para Seungkwan últimamente. Jeonghan está aquí ahora. Durante el tiempo que necesite Seungkwan a Jeonghan, Jeonghan estará aquí.