La luz del sol iluminaba la maternidad. Mariposilla se desperezó en su lecho mientras poco a poco abría sus ojos verdes. Hoy era el día. Por fin podría empezar su entrenamiento, y solo de pensarlo sentía un cosquilleo de la emoción en sus patas. Miró a la derecha donde yacía un bulto peludo y marrón. La gatita le empezó a dar golpecitos con las zarpas mientras maullaba.
-¡Venga so bago! ¿Es que nunca vas a despertarte o qué?
Osito giró su cabeza y sus ojos ámbar miraron a los de la hembra.
-Uh, vaaale, pero más te vale no hacer eso otra vez o te juro que...
-¡Oh, que miedo! - dijo ella con tono sarcástico -. Osito, sabes que no me puedes hacer daño, porque...
-¿¡Qué no!? - le cortó mientras se abalanzaba encima de la hembra gris. Mientras los dos jugueteaban, una sombra les cortó la pelea, y antes de que pudiesen reaccionar, un cuerpo se tumbó encima de los dos cachorros. Mariposilla sintió que no podía respirar.
-¿Veis? Yo he acabado la pelea - gruñó amistosamente un pelaje pardo.
Mientras se levantaban y se aseaban un poco, la hembra parda se sentó junto a ellos. Era Pequeña Víbora, al igual que ellos iba a ser nombrada aprendiza. La mirada anaranjada de Pequeña Víbora se fijó en Mariposilla. Ellas dos eran realmente buenas amigas, aunque sus diferencias eran notables, su amistad se había forjado mucho tiempo atrás. Mariposilla era de pelaje suave y de color gris oscuro, sus ojos eran de color esmeralda y no es que fuese de un tamaño muy grande. Por lo contrario, Pequeña Víbora era grande, parda y tenía una penetrante mirada anaranjada. Ese silencio empezó a incomodar a la gatita gris.
-Eh, ¿no deberíamos... ir a avisar a... mamá? - maulló Osito en un intento de cortar el silencio que se había apoderado de la maternidad.
-Hum, tal vez tengas razón... Bueno, voy a ver si hay algo de comer - y después de pronunciar las palabras, Pequeña Víbora se fue al montón de carne fresca.
-Uff, pensé que nos quedaríamos así todo el día... Gracias Osito.
-No hay de qué - respondió él con un guiño.
Los dos cachorros empezaron a andar en dirección a una gata moteada que yacía sentada hablando con otra reina. Mariposilla aguzó el oído para oír que decían, pero se desanimó al ver que cuando los dos llegaron dejaron su conversación.
-Oh, hola pequeños. Estaréis emocionados, hoy os nombrarán aprendices de una vez por todas, y bueno... habrá más paz en la maternidad - bromeó la gata mientras agitaba los bigotes de la risa.
-Manto Moteado, no seas mala con ellos... - comentó Dorada, una gata de color marrón dorado.
Mientras escuchaba, Manto Moteado lamía a Osito para que luciera bien en la ceremonia. Mientras las reinas hablaban, la gata gris y el cachorro marrón se apresuraron para despertar a dos bultos grises y peludos que estaban tumbados al fondo de la guarida.
-¿Cómo lo hacemos? - susurró Osito a Mariposilla.
-Yo voto por decirles que el Clan de la Sombra ha invadido nuestro territorio - le respondió susurrando ella.
-Jeje, buen plan - terminó mientras se acercaban sigilosamente a los dos gatos. Mariposilla hizo un gesto a Osito para ponerse en acción, y después de contar hasta tres...
-¡DESPERTAD! - maullaron al unísono - ¡EL CLAN DE LA SOMBRA HA INVADIDO NUESTRO TERRITORIO!
Su plan funcionó a la perfección. Mientras los bromistas se reían los otros dos cachorros empezaron a gritar y a correr por la maternidad asustados.
-¡JAJAJAJAJAJAJAJA! - se reían ambos.
Poco a poco, los dos cachorros grises entendieron la situación y fueron con el ceño fruncido a encararse a Osito y a Mariposilla.
Mientras ellos discutían, un dulce aroma impregnó las fosas nasales de Mariposilla. Manto Moteado se acercó a ellos y les hizo un gesto para que se calmasen. A su lado estaba Pequeña Víbora, sosteniendo un campañol y un conejo en sus fauces. El olor a carne fresca le recordó a Mariposilla que estaba hambrienta, y se acercó a las dos presas que yacían en el suelo. La pequeña gata gris recogió el campañol y lo llevó junto a Osito, para que ambos pudiesen comer. Mientras los dos devoraban hambrientos la presa, des de la Peña Alta se oyó un maullido familiar, ya era la hora.
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Los Gatos Guerreros, La Profecía Nocturna, Entre la Maleza
AventuraMariposa, una recién nombrada aprendiza del Clan del Trueno, empieza su entrenamiento, igual al de cualquier otro aprendiz en su clan. Pero pronto la aprendiza descubrirá un secreto que ha residido oculto durante mucho tiempo, un secreto que amenaza...