¿Quién Era El Único Que Podía Vencerte?

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Too, un poderoso reino que se encontraba en el extremo este del mundo conocido, estaba completamente lleno de todo tipo de guerreros, cada uno más fuerte que el anterior, cada uno con la mente bien puesta en pelear independientemente de sus compañeros porque esa es la mejor forma de asegurar su victoria total.

Eran tan brutales que solo tenían una cosa en claro: Too no tenía aliados.

¿Cómo si los necesitaran?

Los reyes estaban bastante orgullosos después del nacimiento de su pequeño Aomine Daiki, un niño de piel oscura y cabellos azules; estaban seguros de que su niño se convertiría en un soldado hecho y derecho al crecer, uno del que se sentirían aún más orgullosos, uno que les entregaría grandes recompensas y haría caer reinos a sus pies. . .así pues, desde el momento en que el niño supo ponerse en pie sin tambalearse, sus padres le entregaron su primera espada y desde ese instante el pequeño lo dio absolutamente todo de sí, usando una asombrosa agilidad para someter a sus enemigos prácticamente sin ningún esfuerzo, buscando retos cada vez mayores. Al final sus deseos se hicieron realidad, Aomine se había convertido en un guerrero imparable, el mejor de todo el mundo conocido, al menos hasta que un día cualquiera declaró que todo ese asunto de las guerras lo había aburrido demasiado.

El joven podía sonar soberbio, y lo era, empero sus razones eran algo más profundas de lo que dejaba traslucir, aunque no las compartiera con cualquiera.

Lo que había terminado por cansarlo es que no había conseguido dar con un rival digno que lo enfrentara con valor, por todas partes solo veía cobardes que se escondían en la primera trinchera que encontraran apenas lo veían entrar en el campo de batalla y eso era molesto, humillante.

El príncipe tenía una amiga, quien había sido su compañera de juegos en sus primeros años de vida antes de que comenzara sus estudios para convertirse en sacerdotisa, su nombre era Momoi Satsuki, y ella, tras escuchar sus problemas, le había asegurado que le encontraría el desafío que siempre había ambicionado

Y ¿Cuál había sido el resultado de confiar en ella? Que le entregara un libro de cuentos infantiles con una gran sonrisa en su rostro.

De más está decir que eso lo había molestado mucho.

-Tienes que estar bromeando, Satsuki- gruñó tratando de controlarse, la chica podía ser muy sensible la mayoría del tiempo

-Definitivamente, no- respondió con confianza –Este no es solo un libro de cuentos, es parte de mi investigación y todo lo que dice es completamente cierto

-¿Un reino mágico? No me hagas reír

-No es un reino mágico, ¡que cruel eres Dai-chan!- repuso la joven de cabellos rosados tomando el libro y abriéndolo casi al final del mismo -Teiko es un reino destruido, pero continúa siendo habitado por varias personas, todas ellas son más que fuertes y están llenos de alguna especie de energía que evita que se queden tendidos en medio de la lucha. Se dice que los guerreros de Teiko eran los mejores por alguna razón ¿no? Todos ellos protegen al ángel que tienen como rey. . .

-¡Y ahora un ángel! Es una tontería, Satsuki- se burló el chico con maldad -Si no tienes más cuentos que narrarme, mejor me voy a dormir

-Se dice que no solo es hermoso, sino letal- exclamó ella cuando su amigo le dio la espalda encaminándose a una de las torres del castillo de su padre, donde se escondía dormitando sin ningún problema, más cuando lo vio detenerse, supo que había conseguido llamar su atención y no pensaba desaprovechar la oportunidad –No ha perdido ni una sola batalla en toda su vida, la gente dice que son varios los guerreros que viajan miles de kilómetros solo para conseguir vencerlo y de paso para quedárselo, pero ninguno ha podido, ni siquiera los príncipes de Kaijo y Shutoku, así que supuse que eso podría interesarte

El Estilo de Conquista de Kuroko (Kuroko no Basket)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora