2. ¿No nos casaremos?

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—Basta Donghae no puedo verte así, deja de tomar — habló uno de sus mejores amigos.

Donghae rió ante la ironía, era el mismo Heechul quien lo había arrastrado de su casa. Y era ahora el mismo el que le daba un limite para tomar. Ciertamente su amigo no quería dejarlo tirado es su casa así que lo invitó a la fiesta de cumpleaños de su hermano.

—Hee, por favor déjame desahogarme — el castaño le hizo una seña al bartender para que le alcance otro vaso — Esto es lo único que me ayuda a olvidarme que me dejaron de amar, que la última oportunidad para ser feliz me fue quitada.

—¿No volviste a saber nada desde la semana pasada? —Preguntó el pelirosa haciéndole una seña al bartender para que no le trajera nada más.

—No, desde que tomó sus cosas y me dijo que ya no me amaba no lo he vuelto a ver — Sin soltar el vaso vacío siguió hablando — No lo entiendo, por mucho tiempo me prometió amor eterno e incluso de niños ambos hablamos de casarnos cuando fuéramos grandes... Y ahora me termina así como así. Como si yo fuera un objeto sin valor alguno.

Flashback

—Mami aquí fue donde conocí a mi amigo.

La madre sonrió feliz al saber que su hijo tenía un nuevo amiguito. Sabía que la mudanza había sido dolorosa para su hijo ya que debió dejar atrás a sus amigos de Mokpo... Esperaba que con la aparición de un nuevo amigo, su hijo volviera a sonreír tanto como lo hacía antes.

Estuvieron esperando alrededor de 3 hs cuando la madre se levantó del banquito donde estaba sentada para acercarse a su hijo, Donghae, quién estaba sentado en un columpio esperando encontrar a su amigo.

—Bebé tenemos que irnos, papi va a llegar y va a tener hambre.

—Pero mami, quiero esperarlo.

Sunny lo pensó un poco y le dijo que lo quería en casa en media hora y que si no cumplía con el trato no lo dejaría comer helado hasta que se termine el año.

El pequeño al escuchar tremenda advertencia, asintió sin pestañear.

Ciertamente Sunny, no era una madre negligente y no dejaría a su hijo de 8 años sólo. Ella cruzó la calle y le pidió a una vieja amiga que trabajaba en un almacén que lo mirara. Yuri, quién era como su hermana en el pasado aceptó amablemente.

El pequeño se quedó sentado en el mismo lugar donde se encontraba el día de ayer. Esperaba que su amigo, del quién no sabía el nombre fuera allí.

Cantó el abecedario y también los números. Habló con unas hormigas que pasaban por allí, e incluso buscó otras y las juntó. El tiempo pasaba y su amigo no venía. Triste al no poder verlo, se levantó sacudiéndose el pantalón azul que llevaba y se dispuso a regresar. Su casa quedaba a 2 cuadras de allí pero como pensó que ya había pasado más de media hora, apuró el paso.

Iba prácticamente trotando, obviamente sin pisar raya. Si la pisaba perdía. Estaba tan concentrado que no escuchó que alguien gritaba su nombre, hasta que el sonido se hizo más fuerte. Giró rápidamente y lo vió. Era él, su amigo estaba corriendo hacia él.

—¡Donghae! — Repitió entrecortado con dificultad para respirar debido a la agitación que tenía luego de correr 2 cuadras como si se tratase de Usain Bolt.

—¡Amigo! — Respondió el castaño — ¡Tengo una pregunta que hacerte!

—¡Que coincidencia, también tengo una pregunta que hacerte Donghae! —Sonrió el más alto al coincidir con el castaño —¡Tu primero!

—¡Si! —Saltó del entusiasmo— ¿Cómo te llamas?

—¡HyukJae!— Contestó rápidamente para ahora preguntar él —¡Mi turno! ¿Te quieres casar conmigo?

Fin del flashback.

BOOM GONEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora