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Miriam

En el baño

-Hmm- dice Mimi sonrojada mirando cómo me recuesto en la bañera.

-El espectáculo no es gratis- bromeo- desvístete.

-Pero no mires.

-Mimi...- me mira desabrochándose la blusa- te conozco entera.

-Sí...- se la quita.

-Tienes una mirada muy intensa ¿te lo han dicho alguna vez?- me observa nerviosa quitándose el pantalón.

-Sí... tú- sonrío cómoda- unas cuantas veces.

-Es que no tienes cara de bañarte acompañada- dice quitándose todo, estiro los brazos y se sienta con cuidado quedando delante de mí.

La abrazo y reparto besos por su mejilla.

-Pero es que es contigo- susurro en su oreja.

-Mi Miriam- susurra. Se gira y me besa, Mimi me hace sentir tan bien, no es que no pueda hacer nada sin ella... pero no valdría la pena hacerlo si no está conmigo, la quiero.

La aprieto más y nos quedamos abrazadas por un buen rato, la verdad no me importa.

-El agua se está enfriando- suspira Mimi.

-Se nota- le toco los pechos.

-¡Oye pervertida!- me río.

-Por cierto, Mimi. En unas semanas nos vamos a la playa...

-Sí...- me mira de reojo.

-Mi bikini está viejo...

-¿Quieres que vayamos de compra?

-Ajá, y también compremos algunas cosas para comer, ya sabes...

-Está bien- bosteza.

-¿Estás muy agotada?

-Sí- dice moviendo su cabeza hacia atrás- pero estoy preocupada por Alfred... cuando está triste, deja de ser activo o es muy activo.

-¿A qué te refieres?

- A que, será una masa sin vida en el sofá, o estará todo el día machacándose en el trabajo.


Mimi

Después de casi quedarme en el piso con Miriam decidí que no puedo faltar a mi palabra, además mi chica necesita descansar y ocupar toda la cama. Sonrío sola mientras conduzco. Aparco fuera de la casa de Alfred y entro, el muy idiota no cerró el portón, Michael me recibe saltando, le acaricio la cabeza como puedo, está muy loco. Entra a la casa y toco la puerta.

-Pase- escucho sin ganas.

-¿Y si soy un ladrón?

-Michael lo sabría.

-Ah- mierda, es cierto.

Entro y veo a Alfred en el sofá con los ojos cansados frente a una botella de algo. Lo miro levantando una ceja.

-No estoy borracho si esa es tu pregunta, fue ayer- se queda en el sofá y me siento al lado.

-Alfred...

-¿Cómo está?- me mira triste.

-Mal.

-Sí, soy una mierda.

-Pero si tu no tuviste la culpa.

-Pero aun así... debía haber terminado con esto hace tiempo- supongo que habla de su amiga- lo dejé estar, y me afectó cuando menos tenía que hacerlo.

Ella es perfecta 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora