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Tiempo después...

Miriam

30 semanas

¡Carallos!... me queda cada vez menos, lo positivo es que a pesar de lo enorme que estoy, han disminuido las náuseas casi en su totalidad al igual que los antojos, ¡pero como se mueven demonios! Se supone que debo alegrarme porque eso significa que todo va bien. Pero seamos sinceros, me cansa tanto todo... Ya dejé de trabajar y para mantenerme activa, aún abro cajas durante el día después de la mudanza ¡odio sentirme inútil! Aunque es ventajoso poder leer todo lo que quiera por horas, y mi familia en especial Efren, se encargan de visitarme unas 2 o 3 veces por semana.

Mimi se pone como loca cuando se mueven, les habla y se recuesta horas conmigo, aun cuando estoy insoportable y le digo que se distraiga y no me aguante. Es tan incondicional, sólo espero que no estalle de nervios ese gran día. Se supone que son 37 semanas aproximadamente, quizás en mi caso se adelante y queda tan poco que me da una ansiedad horrible.

-Llegué- dice Mimi entrando con Efren.

-Hermanita- dice él feliz abrazándome después de que Mimi me bese fugazmente y vaya a cambiarse de ropa- vine a verlas un rato.

-Sabes que siempre eres bienvenido- digo besando su mejilla. Efren está muy atento a mí, suele visitarme muy a menudo y no me extraña puesto que crecimos muy unidos ya que Aiti y Raoul suelen estar en su mundo y Nerea nació mucho tiempo después. Ayudó incluso bajando las cosas de la mudanza y nos regaló la cuna. Sospecho que será una especie de tito favorito, cuando él tenga hijos me las va a pagar por malcriar a los míos.

-¿Cómo estás?- me mira la barriga- ¡Carallos Miriam no sé cómo volverás a tu forma original!

-¡No molestes!- lo golpeo- Si mi madre pudo yo podré.

-Sí, bueno, es increíble cómo cambia el cuerpo de las mujeres- se sienta en el sofá de al lado comiendo un galleta.

-Para que veas condenado- me río.

-¡Qué seríamos sin ellas!- recita.

-¿Y tú no has pensado...?

-Sí... pero queremos esperar un poco- sonríe.

-Genial- dice Mimi llegando ya cambiada.

Nos quedamos hablando hasta que Efren se fue a buscar a sus esposa que tenía turno diferente al suyo esta semana.

-Ah- suspira Mimi recostándose- ¿Cómo has estado hoy?- me acaricia el pelo, yo sonrío cerrando los ojos.

-En general bien, aunque no puedo evitar oler cosas que no existen- Mimi se ríe- y me siento enorme con mi barriga más baja de lo normal- Bostezo enojada.

-Ya se pasará- suspira Mimi.

-Me siento inútil- me quejo por enésima vez.

-Vas a ser madre Miriam- Eres lo menos inútil que puede existir- besa mi mejilla, giro la cabeza y atrapo su boca, Mimi sonríe y me besa un largo rato, hasta que meto mi lengua, me sigue y aumentamos la velocidad sin darnos cuenta. Ella se impacienta y trata de ponerse encima, la paro con las manos, ¡Me da miedo!

-¡Oh coño!- dice agitada recogiéndose un mechón tras la oreja- lo siento.

-Cosas que pasan- sonrío en la oscuridad tranquilizándola. Ella sonríe y me abraza de lado, nos volvemos a besar.

-Te deseo- susurra Mimi.

-Y yo a ti- suspiro- Segura que no quieres que yo...

-Mejor no- se adelanta- me da miedo emocionarme y cagarla de alguna manera- susurra- Somos muy ardientes- levanta las cejas y sonrío igual- podríamos esperar y...

Ella es perfecta 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora