Uno, dos...

128 11 4
                                    

Llevo a Theo hasta el despacho. Al entrar su expresión que antes era de miedo ahora es de asombro.
-Primera aguja en explotar, buen trabajo Aria, ya puedes descansar.- dice el comandante.
-Falta muchísima gente.- le informo.
-Si, no hace falta que tu hagas mas. Theo tomará el relevo.-
Que alivio. Ya estoy harta de tener que vacunar a la gente y escuchar sus gritos de dolor. Decido irme a dar una vuelta para desahogarme y así procesar toda la información que me había dicho en comandante. Alíens... soldados... S.V.A... potencial...chips...virus letal...
Así un buen rato, no se hacia donde camino pero si puedo perderme mejor. Después de andar un buen rato me siento en las escaleras del patio a solas. No hay nadie y no se oye nada, solo los pájaros que comen el pan de los bocadillos que la gente no se ha comido.
Pienso en mis padres y en mi hermano. En que puedo morir si se han equivocado con migo. ¿Y si no tengo el potencial?
Hace frío asique me acurruco en un extremo de la escalera, al lado de la pared y me quedo dormida.
Habían pasado dos horas desde que me quede dormida asique decido levantarme e ir a conocer a mis queridos compañeros, nótese la ironía.
Al llegar al despacho veo que hay muchas personas alrededor de la mesa. Todos sentados en sillas, sólo había un libre.
-Es la tuya Aria, tu sitio. Te estábamos esperando.- me dice el comandante.
-Vale.-digo muerta de vergüenza mientras veo que a Matthew mirándome fijamente.
Mi silla está al lado de la de Theo y de la de un señor que no tengo ni idea de quien es. El comandante War está presidiendo la mesa y a su lado está Matthew y otros señores y señoras que no conozco. Todos sentados en sillas alrededor de la mesa.
-Estos son los otros siete Aria...-
No me había fijado que aparte de señores y señoras también hay, a mi derecha y enfrente mío, personas de mi edad o un poco mas mayores. Para mi desgracia son todo chicos. Algunos les conozco porque son de mi edad pero solo de vista y otros son un año o dos mas mayores. Conozco a dos, Theo y Josh. Observo a todos ellos mientras que los analizo con la vista. Ellos me devuelven la mirada. Parecen bastante tranquilos. Yo tengo que admitir que estoy cagada todavía.
-Bien, estos son el doctor Espinosa, la doctora Hook...- comenzó a presentar a todos los adultos de la sala, se que va para rato asique hago oídos sordos y me fijo en los demás chicos.
-Y estos son nuestros primeros soldados, de la misión 8. Aria, Theo, Josh, Ryan, Joe, Will, Ethan y James. Vuestro trabajo de momento es proteger a todo el que esté dentro de este recinto. Os entrenareis y desarrollareis vuestros poderes hasta el máximo. No os recomiendo morir en el intento ni escapar. Vuestras familias están protegidas mientras que vosotros hagáis vuestra parte correctamente. Viviréis en el colegio al igual que los demás pero con distintas comodidades. ¿Alguna pregunta sobre esto?-
Todos niegan con la cabeza.
-Si.- digo yo elevando el todo de voz.
-¿Y bien?-
-Mi hermano. Mi hermano está aquí, en el colegio. El no esta protegido.-
-Eso no es una pregunta 8.0.0.-
-Bien. ¿Y mi hermano que?-
-Ahora si que la puedo responder señorita.- dice el comandante mientras se oyen risitas.- tu hermano se ira con tus padres y estará muy bien protegido. ¿Ya?-
-Si.- digo mas tranquila.
-Ahora con respecto a los demás alumnos, no nos podemos hacer cargo de todos ellos y solo nos valen los mejores asique realizarán pruebas duras para poder sobrevivir. La mayoría morirán.- dice War relajadamente. - ahora si me hacéis el favor de pasar todos a la sala de experimentos...-
Todos se levantan y salen de la sala, nosotros les seguimos.
-Buenas.- dice Matthew acercándose a nosotros.
-Hola.-dice los chicos que van detrás mío.
-Esto va a ser fuerte.- nos avisa Matthew.
-¿El que?- pregunta un chico rubio y alto de un año mas que yo, creo recordar que se llamaba Will.
-Los chips, vais a chillar como nunca.-
-Agg cállate Matthew.- le digo.
-Perdona por avisaros.- responde haciéndome quedar como la mala.
Llegamos hasta una puerta azul oscuro que tenía un cartel con los números 547. Supongo que es la sala de experimentos. Dentro había muchos ordenadores , tarros, inyecciones etc. En el centro había una silla que más bien parecía un trono de metal.
-Esta es la sala de experimentos.- dice Matthew abriendo los brazos en signo de presentación. -Pasar, pasar.
El comandante y los demás señores y señoras se habían sentado alrededor de toda la sala mirando hacia la silla.
-Matthew si no te importa puedes informarles tu.- dice el comandante.
-Claro. Como ya sabéis vosotros se supone que tenéis el potencial para sobrevivir a este chip. El cual hace que desarrolléis un poder. Para ello tenemos que introducíroslos en la palma de la mano izquierda. Ahora porfavor, ¿Quien de vosotros quiere ser el primero?- pregunta Matthew.
Obviamente nadie se presenta para ser el primero. Esto no le gusta nada a Matthew. Se ve que le gusta ver a la gente sufrir.
-Está bien, pues será aleatorio... ¡8.0.7! Ethan. Siéntate.-
Ethan obedece y se sienta con miedo el la silla. Todo el mundo esta muy atento a lo que pueda pasar mientras Matthew preparaba una especie de maquina. Cuando termina se acerca a Ethan con la maquina.
-Extiende tu mano izquierda.- ordena.
Ethan la extiende. Se ve como le tirita la mano.
-Ahora métela en esta ranura.-dice señalando a una especie de boca en la maquina tan larga como para que quepa una mano.
-Uno, dos...-
Nada mas decir dos aprieta un botón. Los pelos de los brazos se me ponen de punta. Sus gritos son de verdadero dolor. No puedo mirar mas asique desvió la mirada. Al cabo de 2 minutos los gritos de agotan y varios guardias corren a sostener en pie a Ethan.
-Uno de ocho. Siguente. Que va a ser... El 8.0.0.-
No. No. No. No puede ser. Respira y cuenta hasta diez, me dije a mi misma. Cuanto antes mejor. Me acerque a la silla y me senté. Nadie decía nada.
-Ya sabes Aria.- dice acercándome la maquina.
Meto con cuidado la mano en la ranura y cierro los ojos fuerte.
-Uno, dos...- cuenta Matthew.
Primero solo hay dolor, tanto que deseas la muerte, luego noto que la sangre se me hiela, oigo a mi corazón latir, también oigo mi respiración. Dolor. Sufrimiento. Y al final...nada.

Los 8Donde viven las historias. Descúbrelo ahora