Matthew es todo un "galán"

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¿Estoy muerta? Todo es negro por mucho que intento abrir los ojos. Soy idiota. ¿Que mierda de potencial es este? Se equivocaron con migo. Me mataron. Les odio.

Oigo voces acercándose. Huele a rosas, no me había dado cuenta. Las voces aumentaban, son las de Al, Lora, Clau y mas que no reconozco. Alguien me coge de la mano y lo siento. En ese momento me di cuenta de que no podía estar muerta. Que alivio la verdad.

Intento abrir los ojos o moverme pero no puedo, he perdido el control sobre mi. Hago fuerza pero no consigo moverme. Esta cundiendo el pánico.

-Hola Aria, no se si me puedes oír pero quiero que sepas que te recuperaras. Te echamos de menos y nos preocupaste mucho cuando nos dijeron que estabas aqui.- dice Rosse cogiéndome de la mano.

-Estamos con tigo asique descansa.-dice la voz de Irin.

Se pasaron hablando con mi cuerpo toda la tarde hasta que las mandaron a dormir. Estoy sola en la enfermería y tengo miedo de que alguien me ataque o me intente matar.

Un pensamiento se me viene a la mente. Mi familia. No iban a estar protegidos si yo estaba ahí tumbada sin hacer nada. Corren peligro.

Al instante abro los ojos y me reincorporo en la camilla muy rápido como cuando tienes una pesadilla y te despiertas cagada. Tengo los ojos abiertos como platos y los brazos tensos.

-Buenos días hombre.- dice una voz.

-Pensé que morirías.- obvio que era Matthew y su sentido del humor negro.

-Así no tendría que volverte a ver.- conteste furiosa.

-Yo si a ti, vamos a tu cadáver.- esta haciendo algo en la mesa. Lleva gafas de pasta puestas. Parece inteligente y todo.

Me quedo mirándole mientras trabaja con un ordenador. Es guapo, muy guapo. Piel intermedia, su pelo marrón oscuro y sus ojos son verdes azulados. Es alto, bueno a mi me saca una cabeza y eso que yo mido 1,70, asique el medirá 1,85 o por ahí. Esta bueno, no le he visto sin camiseta pero sus brazos lo dicen todo y su sonrisa... Es perfecta. Los que se dice perfecta. Pero es idiota. Un egocéntrico que solo piensa en hacer sufrir a la gente. Se ve concentrado que lo que este haciendo.

-¿Porque no me dejas de mirar?- pregunta sin despegar la vista de los papeles.

Me doy cuenta de que llevaba mirándole mucho tiempo y desvío la mirada.

-Ni lo sueñes.-

-¿Has visto tus pelos?-

-Déjame.-

-Como quieras.-

-¿Cuando voy a poder irme?- le pregunto pero el me ignora.

-¿Hola...?-

-Me has pedido que te deje y bien dejada estas.-

-Agg, pues yo me voy de aquí. Tengo hambre.-

-Adiós.- dice riéndose.

-Pues eso.- digo con un tono de voz elevado mientras me salgo de la cama.

Voy a salir por la puerta cuando una mano fría me coge del brazo.

-No puedes irte, órdenes de la doctora.- dice Matthew a mi espalda.

Me giro y me quedo mirándole enfadada.

-¿Y si no quiero?-

-Haz lo que quieras.- dice sonriendo maliciosamente.

Suspiro en todo de indignación y vuelvo hacia la camilla. Antes de volver a meterme en ella me giro y le veo observándome.

-Tengo hambre.-

-Y yo, pero no de comida.- ríe.

-Idiota...- murmuro.

-Que poco humor.- dice riéndose. - Vaaaale... Dime que quieres.-

-Una manzana.- le respondo mientras sale de la enfermería.

Me deja sola asique estoy tranquila. Así tengo tiempo para recapacitar sobre todo esto. Estoy boca arriba observando el techo. Me reincorporo y me quedo sentada en la camilla. Tengo un espejo en la pared de enfrente que esta a unos 8 metros de mi cama. Me miro en el. Veo una niña de 16 años con el pelo ondulado negro y con reflejos morados, con los ojos marrones que cambian el tono dependiendo de la luz, con la piel morena ("caramelo" suelo decir), no es ni delgada ni gorda, es de lo mas normal, va vestida con ropa de hospital y se ve que esta triste y preocupada. Esa soy yo un chica normal, como cualquier otra. A la que casi la matan poniéndola un chip. Al instante me miro con miedo la palma de la mano. Al momento se ven destellos azules neón en medio de la mano. Van y vienen. Todavía me duele un poco.

Oigo que la puerta se abre.

-Su manzana señorita...- dice Matthew en tono burlón haciendo una exagerada reverencia.

-Dámela.- digo bruscamente extendiéndole la mano.

-¿Perdona?- parece ofendido, quizás me he pasado un poco al ser tan borde. Al instante me siento culpable, veo que me mira con mirada triste e incomprendida. Al segundo esos sentimientos se borran de mi mente al ver que ríe y da un mordisco a la manzana. Me mira riéndose, me ha engañado, lo ha hecho aposta.

Intento decir algo pero las palabras no me salen y me vuelvo a tumbar dandole la espalda enfadada.

-No te enfades.- dice mientras mastica.

Me reincorporo para contestarle cuando veo que tiene su mano extendida con otra manzana. Se acerca y me la ofrece educadamente. Miro la manzana y luego le miro a el, a si dos veces, no me fío ni un pelo pero la cojo.

Es verde brillante. "Perfecta" pienso.

-Mi madre solía comprarme estas manzanas.- murmuro en tono triste y nostálgico mientras que observo la manzana.

-La mía también.- dice Matthew con una expresión de dolor.

Me quedo mirándole y decido cambiar de conversación.

-Em... Todavía me duele la mano.-

-¿Que? Ah si...tu mano...- dice como si acabase de volver al mundo. Se acerca y yo se la muestro. Se queda un rato callado observándola detenidamente.

-¿Eres prodigio o algo?-

-Si.-

-Ah.-

-No te preocupes, el chip esta bien colocado. Has tenido suerte...-

-¿Suerte? Jajajajaja.- río con ironía.

-Si suerte, Ethan...-

-¿Ethan? ¿Que pasa con el?-

-La maquina le introdujo torcido el chip. Hay que sacárselo y volver a ponérselo.- dice tranquilamente.

-Pobre...-

-Ya. De todas maneras si te sigue doliendo avísame.- dice Matthew saliendo por la puerta.

-Todo un galán Matthew.- digo sin poder reprimir una sonrisa.


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Multimedia: Dean Geyer (Mathew)

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