Martillo

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Martillo

1,2,3. Respira ...1,2,3. Respira...1,2,3. Respira.

Primer día, me muevo entre la masa de gente lo mejor que puedo, cabeza alta y hombros hacia atrás, que nadie sepa que estoy cagado de miedo, joder hay demasiada gente y demasiado ruido, demasiados olores inseparables en la atmósfera de este hervidero en el que me siento como una hormiga.

Me sudan las manos, el corazón martillea contra mi pecho como si esta opulenta muestra de vida fuese un reclamo para él, siento que el alma está a punto de encontrar la salida por mi boca, o puede que sea mi cena de ayer, no he sido capaz de desayunar, aunque en realidad, aun siendo capaz, tampoco lo habría hecho.

Por fin salgo a la calle y el exterior me recibe con un haz de luz que me ciega momentáneamente, gracias al cambio climático hace un calor sofocante incluso fuera del metro, me encantaría tener unas palabritas con el cabeza tortilla que llegó a presidente diciendo que no era más que un bulo.

Me centro en mis pies y en dar un paso tras otro, sigo a la marea y pronto llego a la universidad; encuentro el aulario III y busco el aula magna; todo parece perfectamente señalizado, pero a no ser que un genio azul vaya a teletransportarme llegada la hora a dicha aula, parece que su localización será uno de esos grandes misterios sin resolver.

Como he llegado una hora antes que el genio azul, me siento en una escalera y trato de ser lo más invisible que puedo, se que soy "peculiar" pero si puedo evitar que en mi tarjeta de presentación aparezca "Marcos: el chico raro que llegó una hora antes" y, cuando hablo de tarjeta de presentación me refiero a esa pegatina que estará en mi espalda hasta que me gradúe; mejor que mejor.

La hora (que en realidad era hora y media, pero hace ocho líneas no me sentía en confianza para reconocerlo y hace cuatro consideraba la posibilidad de que me identifiques) se pasó relativamente rápido y, aunque no apareció ningún genio azul; sí lo hizo una mujer de conserjería que dejó muy claro que lo que habría no era otra cosa que la famosa aula magna.

Cuando los estudiantes comienzan a pasar despreocupadamente salgo de mi escondite en el hueco de la escalera para convertirme en uno más, nada mejor que una multitud para estar solo sin que se convierta en un criterio de catalogación y disección.

La charla de inicio resulta ser inútil y las que se supone son mis orientadoras en este grado desaparecen antes de que sea capaz de aprenderme sus nombres, lo único que tengo claro es que al parecer habrá un delegado al que le caerá el marrón de ser una de las piezas de maquinaria del centro, y que si tengo alguna duda todo está en la web; lo cual me transmite la misma tranquilidad que si me hubiesen dado un manual de 5000 páginas con letra minúscula para resolver cualquier incertidumbre posible, en el cual, con más calma; descubriría que viene muy bien explicado como hacer una tortilla de patata si sus ingredientes fueran pollo, pimiento y arroz.

La parte positiva es que puedo volver a esconderme en mi cuarto hasta mañana, la mala es que tengo que volver a esos túneles en llamas y que la puerta de mi habitad no tiene pestillo.

Hola!! Qué tal ?? Os traigo esta nueva historia sobre un antihéroe de la vida, ¿Qué os parece?,  no es un villano simplemente no es el más sociable pero se hace querer dadle tiempo, muchos 😘  y gracias por darle una oportunidad a este libro 📖.

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