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Un trayecto apasionante

Cuando llegamos a la parada de metro espero que diga algo, lo que sea, pero nada, se queda quieto a mi lado balanceándose sobre las plantas de los pies y con la mirada fija al frente, trato de darle tiempo; está claro que le cuesta hablar, pero en fin, acabo de imponerle un trayecto de una hora conmigo hasta casa, creo que al menos le debo un poco de tiempo para que se adapte a la situación.

El metro hace su entrada en escena y los andenes quedan vacíos, o eso me imagino ya que no veo nada más allá de la cabeza del chico que tengo delante y estoy segura de que como me mueva un milímetro le clavaré un codo a alguien o le daré el pisotón de su vida a lo cual si no me parece suficiente motivo para quedarme quietecita le sumamos que ese alguien podría ser Marcos y temo que sea capaz de esperar al próximo metro sobrepasado por la situación.

cuatro paradas después los vagones quedan prácticamente vacíos, me siento en un sitio con el siento de al lado vacío, y como si Dios o alguna fuerza cósmica me estuviese diciendo "ten paciencia, esto lleva su tiempo" veo con ojos incrédulos como Marcos se sienta junto a mi, se estira cuan largo es echando la cabeza hacia atrás, recoge las piernas bajo el asiento y se queda callado, giro la cabeza discretamente y veo que parece estar intentando dormir, bien bueno no ha salido corriendo, se ha sentado a mi lado, me parece una gran victoria; de modo que me doy por satisfecha con la comodidad que un silencio amable transfiere y saco El diario de Ana Frank  de mi bolso.

Me río, Me río sin contemplaciones en medio de la calma del vagón casi vacío, se supone que es un libro que habla sobre una realidad muy dura, pero desde los ojos de una niña sus compañeros de encierro me parecen absurdos en sus comportamientos y en sus dramas.

- ¿Qué es tan gracioso?

Me sobresalto levemente al escuchar su voz de, nuevo; o bien le he despertado o realmente no ha logrado llegar a dormirse. Marcos me mira con ojos impertérritos, un interesante giro de los acontecimientos.

- ¿Has leído El diario de Ana Frank?

Su mirada se desliza al libro en mis manos y después vuelve a mis pupilas

-No, sé de que va y no entiendo las risas, ¿acaso no trata del holocausto?

-Sí, pero no es todo el rato eso, es decir también el libro gira principalmente en torno a las vivencias   de una niña durante el holocausto, pero su forma de ver la convivencia dentro del sótano en el que se esconde con su familia y otros personajes hace que el libro sea muy ameno e incluso cómico.

-Ammm vale, si tú lo dices.

- ¿A ti qué te gusta hacer?

- ¿A mí?

-Sí claro, ¿a quién sino?

-No lo sé, lo normal.

-Lo normal es aburrido, y además no existe, lo normal es solo una media.

-Bien, pues me gusta lo que hace la media.

Acaba de cerrar la puerta definitivamente, veo como su mirada queda fija de nuevo en sus manos y como se las retuerce, no quiere hablar más, sus últimas palabras se convierten casi en un susurro y no voy a presionar, me recuerdo a mí misma que tengo que dejar que él de sus pequeños pasos. Así que me guardo para mi misma un chiste tonto de que la media se sube por la pierna y se baja sola y continuo con mi lectura sin más interrupciones que la voz mecánica que anuncia la siguiente parada.

Qué tal?? disfrutando la cuarentena?, reconozcámoslo es una putada, pero dejando eso a parte no todo iba a ser malo no ? he vuelto !! sí!! y voy a continuar esta historia en cuanto acabe los exámenes !! chachi no ? se que no es un gran consuelo pero bueno al menos os sirvo de entretenimiento jajajaja. El mundo está patas arriba y yo a lo mío en fin qué le vamos a hacer ? a la universidad los estudiantes no le importamos una... y los exámenes no se aprueban solos lamento comunicaros que es mi gran problema en medio de este caos a parte de que no puedo ver a la mayoría de mis seres queridos, lo cual me pasa factura de vez en cuando y me quedo en números rojos.¿ Y vosotros, cómo lo lleváis? Muchos besos, nos leemos pronto, lo prometo.