La ultima noche a salvo.

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La bruja Grínda ya había llegado al encuentro con sus otras tres hermanas. Todas llevaban al igual que Grínda, a sus gatos y varitas consigo, al parecer la bruja del valor y coraje lucia un poco molesta al verla llegar.

—Tu nunca vas a poder cambiar Grínda —le dijo la bruja Fréila— te estamos esperando para ver el último mensaje de nuestra líder.

—Siento la demora pero es que estaba despidiendome de unas cuantas criaturas amigas mías —contesto Grínda acercándose a las otras tres—. Pero heme aquí, veamos el mensaje.

La bruja Fréila lanzó un hechizo de su varita al aire cerca de ellas haciendo una especie de gas azul cenizo en forma de cortina que al poco rato se formo en físico la bruja Ánir, su líder; solo del busto hacia arriba se podía apreciar.

—Me da gusto mis hermanas saludarlas y asi mismo despedirme de todas ustedes —decía la bruja Ánir en la forma que tenía del hechizo—. A partir de ahora como ya les había mencionado antes, su vida dará un giro rotundo ya que nunca se habia visto en muchos siglos desde la existencia de la orden, a una bruja embarcarse más allá de sus propias tareas y propósitos; y mucho menos para una misión muy peligrosa para una de nosotras. Me lamento mucho mis hermanas, yo no quería que esto fuera así. No me gusta ver ir a mis hermanas en una expedición a donde no saben que les espera, a donde no saben quién es amigo o enemigo. Eso solamente se les ha encomendado a los Caballeros Elementales pero ahora ya no existen. Los Caballeros se han ido y ahora nos toca a nosotras hacer algo para erradicar a la corrupción. Muchos nos subestiman mis queridas hermanas, nos denigran y maldicen pero aún así haremos lo que sea para mantener a la luz blanca, porque es nuestro propósito, es nuestro ser.

La bruja Ánir hizo una leve pausa un momento como si se estuviera contuviendo de no caer en llanto al despedirse de las otras cuatro brujas y después continuó.

—Y ahora vayan mis hermanas queridas que el mundo las aguarda —agregó la bruja ya para despedirse—. Y recuerden mis queridas niñas: Brujas leales, Brujas escarlantes. Y Bruja leal...

—¡Bruja magical! —continuaron la frase las otras cuatro brujas al mismo tiempo con tal entusiasmo. Después la bruja Fréila deshizo el hechizo de la cortina donde proyectaba a su líder con el último mensaje.

Las otras tres brujas se voltearon repentinamente a ver a la bruja Rúnda, estaba llorando y se secaba sus pocas lágrimas que le salieron con su gato Amorío. —No te pongas sentimental Rúnda —dijo la bruja Grínda acercándose para abrazarla mientras seguía llorando.

—No es nada Grínda —dijo la bruja Rúnda entre lágrimas poco creíbles puesto que acariciaba a su gato con cautela—. Es solo que me gano la emoción, ya sabes que soy muy sensible con las despedidas.

—Más bien eres muy sensible con todo chillona —dijo la bruja Líran burlonamente—. Yo te daré algo para que llores de verdad.

—¡Ya basta! —se alzo en voz la bruja Fréila—, no te burles así de nuestra hermana, debemos estar más unidas que nunca. Y yo se Rúnda que es muy difícil para las cuatro dejar nuestro hogar y nuestras costumbres, también los bosques que amamos y gustamos recorrer y hacer nuestros deberes pero para eso estamos nosotras. Nuestra esencia y Mana nos permitirá sobrevivir a lo que nos espera, juntas seremos invencibles, nos ayudaremos una a la otra y es lo que yo trato de esenciarles a ustedes: valor y coraje. Porque así ustedes también lo harán. ¡Bruja leal!.

—¡Bruja magical! —dijeron por último las cuatro brujas alzando sus varitas juntas hacia el centro haciendo un pequeño estallido de chispas naranjas.

Las cuatro comenzaron la caminata con sus gatos de cada una al lado suyo excepto la de Rúnda, que llevaba a su gato en su hombro derecho y este iba muy sujeto sin lastimar con enterrar sus garras en ella. Donde se encontraban era un llano de bosques apenas del territorio de la bruja Grínda que conocía muy bien el camino hacia las montañas nevadas pero después de eso ya no conocía más allá, solo era el límite de donde ha viajado hace ya mucho tiempo.

La Bruja Grínda I: La Encrucijada del Aquelarre©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora