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Miró a Kris, excitación y ansiedad luchando dentro de él. Era susceptible a Kris y lo sabía. El beta podría conseguir lo que quisiera de él con apenas una mirada. Si Tao quería tener cualquier esperanza de resistir al atractivo hombre, debía mantener distancia. Sabía que debería irse y salvarse a sí mismo de los dolores que sabía que Kris podría traerle, pero estaba tan frío y el fuego parecía tan acogedor e invitador. Miró de nuevo el cobertor y después a Kris.

Tal vez si por algunos minutos...

Caminó alrededor del tronco caído. Sentía los ojos de Kris sobre él, aunque se negara a mirarlo directamente. Apenas agarró el borde del cobertor, lo llevó para el otro lado del fuego. No tenía que sentarse al lado de Kris para calentarse. Era un peligro para él. No tan peligroso como Hangeng porque el beta no quería hacerle mal, y eso era todo lo que Hangeng quería. Kris era peligroso de otras maneras.

Él podía hacer a Tao olvidarse de todo y transformarlo en bobo y ciego. Ya estaba cansado de ser un idiota. Necesitaba endurecer su corazón contra Kris.

—¿Puedo tomar un poco de agua?— preguntó cuándo se levantó lentamente y encontró los ojos que sabía que estaban mirándolo. Estaba seguro. Los ojos marrón oscuro de Kris estaban fijos en los de él, mirando tan atentamente que Tao se preguntó si podía ver su alma.

Kris extendió la mano, agarró una botella de agua y la rodó por el piso en su dirección. Rápidamente la agarró y destapó. No consiguió mantener el gemido de placer cuando el líquido frío descendió por su garganta seca. No había notado que estaba con tanta sed.

—Necesitamos conversar, cachorro.

Tao casi se atragantó con el agua antes de que pudiera alejar la botella lejos de sus labios.

—No, no necesitamos— dijo cuando cerró la tapa y colocó la botella bajo su cobertor. No tenía intención de oír cualquier cosa que Kris tenía para decir.

Noto que él era su beta y podría muy bien ordenarle que oyese, pero no creía que Kris hiciera eso con él. Por lo menos esperaba que no. Ahora no estaba seguro sobre nada.

—Esta situación no puede continuar Tao. Hangeng es peligroso.

Tao bufó.

Como si no lo supiera.

Kris realmente no tenía idea que tan peligroso era Hangeng realmente. Tao dudaba que alguien la tuviera. No era apenas peligroso, él era un gran y fuerte loco del demonio.

—Él va a ir detrás de mí cuando me vaya.

Supo casi inmediatamente que no debería haber dicho eso. Se volvió más evidente que debería haber mantenido la boca cerrada cuando un bajo rugido feroz llenó el aire, haciendo que los cabellos de sus brazos se erizaran. La respiración se quedó presa en su garganta cuando se congeló, después lentamente, levantó los ojos hacia Kris.

—Tú no te iras— Dijo Kris, la rabia comenzando a tomar su voz. Cuando se movió, Tao retrocedió intentando huir. El cobertor dificultó su fuga, enredándose en sus pies. Gritó cuando cayó de espaldas en el duro piso. No dolió exactamente, pero el piso estaba frío y duro. Comenzó a temblar casi instantáneamente.

Oh, espera, eso es miedo.

El hombre más grande que la vida vino de repente deteniéndose por encima de él. Se encogió y apretó los ojos cerrados, volteando el rostro para un lado, mientras esperaba ser atacado. Intentó ir para aquél lugar feliz a donde siempre iba cuando alguien lo atacaba, solo que su lugar feliz estaba lleno con imágenes de Kris desde el momento en que conoció al beta. Y ahora el hombre estaba aquí en la vida real, inclinándose por encima de él.

Tao's happy place, The place where I feel loved {Taoris}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora