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Lanzaba pequeñas miradas por el rabillo del ojo a Kris mientras caminaban fuera de la montaña. Percibió que estaba en shock con todo lo que había sucedido entre ellos, y que fue, probablemente, la única cosa que lo mantenía tranquilo. No sabía qué pensar o como sentirse sobre lo que había sucedido. Kris lo reclamo como él había reclamado. No había forma de negar ese hecho. Podía sentir el vínculo entre él y su compañero naciendo a la vida. No estaba acostumbrado a tener a alguien a su lado, dispuesto a luchar por él. Kris no había exigido nada a cambio. Sólo prometió protegerlo hasta su último aliento.

Tantas veces había sido engañado, traicionado y tuvo promesas rotas,  que tenía miedo de creer en las palabras de Kris. En su experiencia nadie jamás hacía nada a menos que quisieran algo a cambio. Tao estaba aterrado sobre los pensamientos de lo que Kris podría querer. No importa qué tanto protestó el que no lo compartiría, no lo creía.

Su experiencia con Zhoumi y Hangeng le había probado que las personas que deberían cuidarlo no lo hacían.

Tropezó cuando Kris tomo su mano. —Te estás quedando atrás, cachorro— dijo Kris sobre su hombro. —Debes mantener el ritmo.

Corrió para alcanzarlo, intentando en vano coincidir sus pasos con los más largos de Kris. Buen Dios el hombre tenía piernas largas.

—¿Podrías ir más despacio?— preguntó vacilante, sin saber si Kris se enojaría con su simple pedido. Zhoumi lo habría hecho. Kris paró y se dio vuelta tan rápido que Tao casi lo golpeó. Rezongó con el rostro en la mejilla de Kris. Manos fuertes agarraron a Tao por los brazos y lo sostuvieron.

—¿Dijiste alguna cosa cachorro?

—Uh…— Tao parpadeó lentamente mientras inclinó la cabeza atrás y miró hacia Kris. —Apenas lo hice.

Los labios de Kris temblaron de diversión por un momento, pintando los ojos del hombre profundamente de castaño. Entonces, para sorpresa de Tao, una profunda carcajada salió de Kris. Su mandíbula cayó y todo lo que pudo hacer fue mirarlo mientras reía. Extrañamente, Tao no tenía certeza de ver a Kris riéndose de él.

En el pasado, siempre sabia cuando Zhoumi o Hangeng o hasta sus amigos, estaban riéndose de él. Era medio obvio. Podría decir también cuando alguien de la manada se estaba riendo de él. Había algo en los ojos de las personas que se notaba distancia. Tao siempre fue capaz de reconocerlo. Y Kris no se estaba riendo de él. Tao lo habría sabido. Dioses, rezó para saberlo. Quedaría devastado si acabara siendo como las personas que se reían de él. Quería que Kris fuese diferente.

—¿Kris?— preguntó bajito, con las mejillas comenzando a quemarle.

—Eso es una las cosas que adoro de ti, cachorro— dijo Kris mientras lo atraía al abrigo de sus brazos. —Me haces reír de las cosas simples de la vida. No intentas representar una máscara para las personas. Aun eres honesto y abierto. Espero que nunca cambie.

—Ok.— No tenía ni idea de lo que Kris estaba hablando, pero si hacía al hombre feliz, daría su mejor esfuerzo para continuar haciéndolo. Sólo tenía que descubrir que era. Porque todo lo que quería era que Kris lo adorase, y él haría todo para ser adorado. Kris pasó los brazos alrededor de su cintura y los transportó a ambos. Todavía podía oír alguna carcajada ocasional viniendo de Kris, mientras caminaban por entre los árboles. Él estaba feliz que pareciera animado, pero todavía estaba confundido sobre por qué lo estaba.

Era una situación horrible. Hangeng y sus amigos todavía estaban allá afuera, tras él. Estar emparejado con Kris no iba a detenerlos. Ellos no veían eso como un impedimento, ni siquiera aunque Kris fuera el beta de la manada. Simplemente no les importaría.

Tao's happy place, The place where I feel loved {Taoris}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora