Ethan Alejandro
«¿Cómo alguien le puede poner un mote tan tierno a algo tan salvaje?»
—¿No me digas eres fideito colorado? —esgrimí con premeditación, diciéndole su mote de niña. Allí con la puerta abierta se encontraba una mujer cursando su adolescencia de figura alta, esbelta con mirada intimidante, con cabellos rubios rizados, labios gruesos y un lunar pequeño, cerca de su labio derecho, frente a él. Su compañera de aventuras de infancia. Estaba irreconocible en apariencia, la conoció cuando tenía cuatro años, ahora se había convertido en una mujer muy hermosa. No reconociendola en aquel bar y en la retahíla bajó la lluvia. El carácter de aquella muchacha no había cambiado nada. Quizás se había maximizado al exponente. Seguía siendo la niña salvaje, berrinchuda, mandona y malcriada. Aquella que le había mordido la mano y el brazo, atacando por su juguete favorito que él había tomado sin su respectivo permiso.Seguía presenciando en ella esos matices sutiles de rebeldía, que quizás sus abuelos y padres no quisieran admitir, pero que él podía ver con claridad. La herida, la mordedura de esa niña fiera, se había infectado, le había dado fiebre y había permanecido en casa durmiendo y su mamá con amor le había preparado sopita. ¿Cómo olvidarlo? le había dado tanta vergüenza decirle a su madre que fideito colorado lo había mordido, una niña atacando a un niño. ¿Qué diría la sociedad? Y cómo quedaría él, ante ella.
Frente a él, estaba la culpable de la Horda de sus sufrimientos que siguieron después. Vacuna de tétanos y de la rabia. Si un trauma de niño. Por ello ahora le tenía miedo a las inyecciones y le huía a los hospitales. Porque la única opción que tuvo fue decirle a su mamá con galimatía, que le había mordido un perro de la calle. Si había sido un perro. El perro Amy.
—No me digas así. No tienes el derecho. Fue mi tía. Ella es la única que puede llamarme así. Sé original no te andes robando motes de otras personas. —Mientras atisbé sus inmensos ojos y espesas pestañas como ventanas insondables.
—Amy Valentina. ¿Eres tu cierto? Amy cuánto has crecido ¿Cuánto tiempo? Trece. ¿Soy Ethan te acuerdas de mí? —Dejé entrever con ironía. Tenía que disimular y ser amable. Estaba frente a su familia y la mía. Amy asintió.
—A mí no me da tanto gusto. Animal. —Esbozó entre dientes. Solo yo pude oírlo. —Amy.—Alcance a oír a su tía decir. Un sonido que venía de la sala. —Mira que guapo ha crecido Alejo.
«Odiaba ese mote». Mientras se acercaba.
—Sí. con un codazo en plan de fuerza. Mientras me susurraba—Ni te atrevas a comentar lo del bar.
—Alejo estás muy grande —puntualizando la palabra alejo.
—Prefiero Ethan —dije con sonrisa hipócrita.
—No, —dijo Amy—. Todos te recordamos como Alejo. Para nosotros siempre serás alejo. Ethan. Perdón alejo. Animal —dijo otra vez en susurro—. Con Aquelarre ironía. Solo para que yo la pueda oír. Esta niña era insoportable. No sé cómo podía jugar con ella de niño. —Alejo concuerda con animal —concluyó.
—Abuela ¿Por qué le dicen Alejo? —masculló con tal naturalidad y cinismo. Ya no lo recuerdo.
—Es porque su segundo nombre es Alejandro como su papá. Así que se lo abreviaron para diferenciarlo —comenzó a acotar la abuela.
—Tenían que nombrarlo. —Con precipitada retaliación.
—Ethan —gritó mamá.Que había llegado antes que yo a la reunión y me escuchó. Hubo un silencio mientras todos urdían en un cambio de tema.
Mientras se sentaba en el mueble de la extensa reunión. Mi madre me había obligado a después de mis cursos intensivos extracurriculares a asistir a esta magnífica reunión familiar y de amistad. Había venido a visitar a su amiga y vecina, la cual era por desgracia, la hermana de la abuela de Amy y por lo tanto también amiga de la abuela por años.—Saben que Alejandro le dio a mi hijo un bar. No se asusten no solo se vende alcohol. Es mas de bebidas y de batidos. Deberían visitarlo.
—Cuando nos invitas. Hace mucho tiempo que queríamos saber de ti ¿cómo estás? —dijo la tía Chloe Rose. No me dejó responder, típico de la pregunta, «lo que se ve no se pregunta».
—Que bien, te felicito veo que te has convertido en un joven guapo y empresario. —Sonreí. La tía era guapa y agradable, no como Amy, por más mujeres así en el mundo. Amy no podría serlo jamás. Ella era médico y comprendía la ilusión de un empresario, mi bar era como mi hijo. Además solo de verla placía enfermarse para que me atendiera. No parecía buena idea con lo fobia que se había creado en mí con los hospitales, medicinas e inyecciones.
—Recién lo aperturé.—Sonreí orgulloso. —Hace poco se me presentaron una vicisitudes y dificultades. Soy nuevo en este mundo empresarial —presumí—. Gajes de un empresario. Una cliente loca lo ensució y casi me lo destruye.
—¿Una?
—No es decir. Una lo provocó
—Que pasó ¿cuéntanos? —preguntó Chloe Rose interesada. De soslayo observé a Amy y por su amenaza al ingreso, supe que no le había comentado nada a su familia.—Una chica loca pasada de copas. Inició una guerra de comida.
—¿Pasada de copas? —Amy no pudo resistir hablar—. ¿Estás seguro?
—No puedo justificar su accionar. Pero sí. No creo que una persona facultades mentales sin alcohol se atreviera a tanto. Ya sabes lo que dicen Chloe "el cliente siempre tiene la razón" pero uno no sabe con qué clientes loco se puede uno encontrar. Creo que hasta era menor de edad.
—¿En serio?
—Vea usted a saber tía. Pero creo que ya venía bebiendo de otro bar, porque en mi bar, tengo restricciones serias sobre el alcohol. —Amy se movía en el mueble incomoda.
—Ah los chicos de hoy —interrumpió la abuela—. Por eso hay que inculcarles valores desde pequeños —acotó con seriedad.—Sí —murmuré con delicadeza y de forma sarcástica mirando a Amy. —Sobre todo su nieta —recalqué.
—¿Qué? —preguntó—. Mientras Amy me fulminaba con la mirada.
—Pues decía, que deberían ser como su nieta, una niña tan educada y llena de valores.—Sí, mi fideito ha tenido una buena crianza. —Me reí de ese apodo tan ridículo. —Solo que no se acostumbra, ella ha sido criada de una manera diferente. Tiene un espíritu libre y salvaje. Pero le hemos inculcado desde niña la edificación.
—Si sobre todo educada, —asumí con seriedad, pronunciando y dejándola entrever entre labios las palabras—. ¡Sal-va-je! —Parecía que ya mismo se me lanzaba encima. Lo cual me hacía mucha gracia. Me estaba divirtiendo. Había pensado que esta reunión iba a ser tan aburrida.
—¿Terminaste tus estudios? . —Sí. Estoy en segundo año de universidad. Elegí la carrera artes escénicas.
—¡Que bonita carrera! Amy se quiere dedicar a la música. Por eso vino a radicarse a la ciudad a vivir con nosotros sus abuelos. Podrías ayudarla con tus consejos universitarios.
—Ni loco. No es decir, ni loco me pierdo esta ocasión de ayudarla.
—¡Qué bien! Alejito me dio gusto verte. Eres un chico muy amable y con ideales fijos, Además eres un joven empresario y demasiado guapo ¿ya has de tener novia? ¿Cierto?—Sí —dije de forma coqueta—. Tengo cuatro.
—Ethan —gritó mi madre que estaba poniéndose al día con la hermana de la abuela con una mirada amenazante que podía leer. Como podía escuchar todo lo que hablaba, antes había rogado que no la avergonzara.
—Es broma —anuncié—. Todavía no encuentro a la chica afortunada.
ESTÁS LEYENDO
Corazón de Unicornio❤️🦄
Teen FictionAmy Valentina es una chica buena, no tan educada. Aunque sus padres han querido someter su carácter. No lo han logrado. Y Ethan Reed, bueno era un niño tierno pero ahora es peor que yo. Un chico no tan bueno como yo. Eres un unicornio. -¿Qué? Por...