La brisa movió de manera suave el césped verde que se extendía por la pradera, más allá de lo que los ojos podían ver, el aroma del amanecer entre las montañas se esparcía en el ambiente junto con el rocío matutino, el paisaje hermoso del mundo que protegía bajo sus brazos, era lo segundo más preciado en su vida; lo primero yacía dormida tras él; habían decidido tomar unos días solos en las lejanías, el tiempo de paz les brindaba esta ventana a su escapada…
La sencilla cabaña de madera en medio de los grandes campos de hierva verde cual esmeraldas, cercana a ríos y a horas de la gran capital de Centoria, lejos del bullicio y de aquellas obligaciones que habían asumido por amor a este mundo y a todas las almas que lo habitaban, vidas tan reales como las de ellos mismos; los años en aquel mundo a veces los hacían cuestionar su realidad, mas cobijados en el abrazo del otro, conservaban sus recuerdos de las personas que habían dejado atrás; él por deber… ella por amor… así era su mandato como reyes de ese mundo, Deber y Amor por igual, cambiando leyes, entregando justicia; amados por la gente, pero no exentos de opositores que habían logrado sortear con astucia y abrumador poder, ella como usuario de más alto rango en el uso de artes sacras, poderosa en combate y contenedora; él por su parte aguerrido y poderoso, imponente y astuto, conocedor del arte de la encarnación, cual tuviese un brazo adicional en batalla, carismático e increíblemente… algo infantil, un rasgo que la joven con ojos de miel amaba con locura, sin importar el tiempo que pasara, o los dolores que su corazón debió soportar, él seguía siendo su amado, por quien dejó todo, para abrazar a su lado ese mundo…
“Siempre que te dejo solo lloras como un bebé Kirito Kun”
Su bella sonrisa reconstruyó en un segundo su corazón partido; dejaría de ver a todos; pero el sentimiento egoísta lo hizo sonreír, porque ella lo eligió a él; su falta de sueño esa madrugada, producto de los recuerdos que inundaban su mente, mezclados entre alegrías y dolor; mas saberse refugiado en aquella persona que ha estado tantos años compartiendo con él su calor, apaciguaba todo…
—Rey… así me llaman — susurró para sí, con sus ojos acerados contemplando el amanecer, vestido sólo con sus pantalones y sus pies descalzos; los conocidos brazos delgados y de piel blanca lo rodearon desde su espalda descubierta, sintiendo su aliento cálido, seguido de un suave beso fugaz…
—Mi rey… así te llamo yo, Kirito kun… ¿Preocupado por el viaje en algunos días? — habló aún desde el abrazo recién dado
—No, no es eso precisamente… Asuna, ¿cuántos años llevamos juntos? — ella ante su repentina pregunta, tomó uno de los hombros del joven pelinegro haciendo que él girara hacia ella, no hablaban mucho del mundo real, la melancolía la olvidaban entre besos y caricias, sintiendo en el otro esa pertenencia que los anclaba a no perder la cordura…
—Creo que aún es poco tiempo para amarte, Kirito kun… — la remembranza de sus palabras, dibujaron una sutil sonrisa en el rey, quien elevó sus manos hasta las mejillas algo sonrojadas de su reina, aun se emocionaba por esa capacidad de ponerla nerviosa, depositando un beso en sus labios que duró embriagantes segundos antes de separarse, mirándose a los ojos…
—No, aun no es suficiente…
—Me dirás qué es lo que ocurre — su complicidad podía palparse, lo conocía como a nadie; y él a ella… sus manos bajaron a su cintura y su cabeza buscó refugio en su cuello, desde donde brotó una ligera carcajada que cosquilleo y erizo la piel cremosa de la joven de cabellos como el atardecer
—No puedo ocultarte nada, ¿no es así?... Es una tontería, pensaba que tal vez, podrías ir conmigo y quedarte ese mes que debo estar lejos… — en medio de su escondite entre sus cabellos, ocultaba el color carmín con que se teñían sus mejillas al confesarle, aunque no lo dijera con palabras, que no quería tenerla lejos; cada viaje al Territorio Oscuro demandaba un mes de su vida con Iskahn, líder del Consejo de los diez lores; y Ronie, encargada de aquellos asuntos desde que lo había acompañado en aquel primer viaje…
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Sabor a ti
RomanceSin importar los años que pasen, seremos uno, en el mundo que sea... Un amor que el tiempo fortalece... Como reyes... Como marido y mujer...