Vengate, amor

Corazones extraviados

Bárbara se apartó al instante, una vez más no podía mostrarse débil

-¿Qué haces?-
-Andale Bárbara, yo se que tu también quieres estar conmigo, que estemos juntos-
-No, y ¿Que te hizo creer eso? El dinero fue por tu trabajo en el rancho, nada mas. Ahora vete-
-Fijate, cuando vengas a buscarme será tarde-

Quería estar con el, aunque sea una vez más pero tenia problemas más difíciles que enfrentar. El gringo no se aparecía por el miedo hacia ya un par de dias y eso la tenía inquieta, al fin y al cabo era su socio así que decidió darle una visita. Cuando llegó no había absolutamente nadie por lo que se dirigió a su despacho y comenzó a revisar los papeles pero poco pudo entender ya que estaban escritos en ingles. De todos modos cuando llegó el gringo lo increpó y le exigió explicaciones;ante la resistencia se llevó los papeles y lo amenazó a punta de pistola, de esa manera no jugaría más con ella. Mas tarde llevó los papeles con alguien que si entendía pero no confío en lo que le dijo ya que según dicha persona el gringo solo hablaba de asuntos personales. Frustrada y con mucho enojo se encontró con Santos, el le explicó que lo que el gringo puso en esos papeles podia perjudicarla mucho y que para que eso no pasara ella debía dejar de vengarse de quienes la habían violado hacia años atras. Ademas, comportarse de manera correcta empezando por devolver. Aceptó, hasta que Santos se fue.

-Vieja-
-¿Si mi niña?-
-¿Donde esta Melquíades?-
-Aqui estoy mi doña-
-Bien. Hazle una visita a nuestro amigo el gringo, que le quede claro con quien se mete. Pero ten cuidado. Primeor ire yo a llevarle un encargo-
-Entendido, mi doña-
-Andale, vamos-

El trabajo salió perfecto, el gringo no volvería a molestarla. Le habia dado un susto del que no se olvidaría jamas. La noticia, lamentablemente, se esparció rápido y cuando llegó a la casa tuvo que soportar los planteos de Santos.

-¿Qué has hecho Bárbara?-
-¿qué he hecho? Ese bastardo nos iba a chantajear a ambos, lo hice por nosotros- se acercó a el y le acarició el rostro, rápidamente le quito las manos
-No así no, creí que teniamos algo en claro-
-Estoy hasta acá de tus acusaciones, vete-

Se fue. Ese hombre no entendía absolutamente nada. A pesar de sus buenas intenciones lo único que Bárbara sentía es que no la entendía, que no compartían los sentimientos que alguna vez compartieron. Ella sobre todo estaba dejando el corazón en otro lado, en otro hombre.
Se acercó a la casa de Antonio, una vez mas la recibió el padre de éste

-Doña, ¿Usted por acá?-
-Busco a Antonio, digale que venga-
-Enseguida-

No tenía ni la menor idea de lo que iba a decirle pero necesitaba verlo.