Libertad

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No llegaba. Hacía mas de treinta minutos que la esperaba y no llegaba, lo estaba preocupando. Pasada la hora de retraso y ya listo para irse escuchó un caballo. Allí venía. Cuándo bajó dle caballo el quiso besarla y ella le corrió la cara.

-¿Qué pasó?-
-Lo que pasó anoche no puede volver a suceder, nunca más-
-¿Qué? ¿De qué hablas?-
-Te di mucha confianza y te has creído un cuento que no era, mi único hombre es Santos-
-Barbara, ¿como puedes decir eso? Anoche me pediste que no me fuera. Te sentí, no puedes negar eso-
-Buen sexo, nada más-

Se subió al caballo y se fue. Una vez más lo había dejado pero esta vez en vez de bronca sintió miedo, sabía muy bien lo que habia pasado la noche anterior y también sabía como se habían comportado el uno con el otro esa mañana; algo más tenía que haber. Cuando llegó a su casa Santos estaba ahí hablando con su padre. No entró u se escondio detrás de la pared

-Niño Santos, que hace por aqui?-
-Vamos a recuperar Altamira por fin-
-Que buena noticia, pero...¿Cómo sería eso? Altamira quedó...-
-Si, destrozada desde que Bárbara se hizo cargo de la barquereña. Pero hoy he ido alli y le he dicho que deberá pagarme todas las reces que estuvo sacando de Altamira-

No necesitaba escuchar más, era eso. Tenía miedo, no podía ser débil si Santos la amenazaba. Se montó en el caballo y fue directo al miedo. Cuando llegó no se anunció ni mucho menos, entró en el despacho.

-Antonio, ¿Quién te dijo que entrarás?
-Nadie,ya lo se todo Bárbara. Fue por eso, ¿Verdad?-
-No se de que hablas,vete-
-Santos...-
-¿Santos?, ¿eso piensas?, ¿qué es por Santos?-
-Barbara basta, ya se que te pidió dinero-
-¿Y que con eso?-
-Se que por eso terminaste lo nuestro, que...-
Se río -¿De veras piensas que lo termine por eso?. Lo terminé porque no hay futuro, porque no significaste nada más que sexo-

Antonio no podía creerlo. No dijo más nada y se fue. Retrocedió, la miró

-No me busques más porque no voy a estar-

Sola lloró, lloró cómo nunca, lloró como esa noche cuando le quitaron todo. Lo amaba, quizas como nunca había amado; y como lo amaba lo dejaba ir. Porque merecía algo mucho mejor, mucho mejor que ella y que esa vida junto a ella. No salió de la cama por dos días y el tercero se levantó para tratar de resolver lo que había causado Santos. Por primera vez no quería hacer nada con ello, estaba cansada, estaba triste. Se acercó a la casa de Antonio, solo para verlo. Se cruzo con el padre

-Doña, mi hijo no está-
-No se moleste, ya me voy.Si lo ve digale que se acerque a la hacienda-
-Doña... Antonio se fue-
-¿Se fue?-
-Un trabajo en una central de petróleo-
-Gracias-

Y ahí estaba, lo había perdido. Para siempre

Vengate, amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora