T w e n t y o n e.

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Simplemente la misma historia, vomitar sangre y pétalos o aveces llorar por su perro, nada cambiaba aparte de sentirse más cansado como siempre. Nada cambiaba o eso creía, el tiempo pasaba más lento y las notas eran más, no podía hacer nada más que esperar, supongo que era la opción más fácil.

Hoy era un día como cualquiera mayormente, ahora estaba en el patio de su casa, pensaba tener una nueva mascota, un gato. Quizás era muy rápido pero se sentía más solo que nunca aparte de nunca haber cuidado un gato, claro no iba a reemplazar por nada a su anterior mascota.

En un suspiro se levantó con cuidado entrando a su casa desde el patio mirando la ventana que seguía rota, miró el suelo y recordó la escena, era difícil a pesar de que ya habían pasado año. De nuevo, sentía esa culpabilidad en él al igual que sentirse inútil, no se entendía a sí mismo. Movió su cabeza de un lado a otro para olvidarse y lo pudo hacer. Ahora tenía la idea de adoptar un gato, esperaba que no tuviera el mismo resultado que su perro.

Salió de su casa y caminaba por las calles sintiendo la mirada de algunos sobre él por las flores, no iba a hacer nada, sería algo irrespetuoso ¿No? Depende en la forma que lo hiciera pero, no importa.

No tenía rumbo específico simplemente caminaba y ya, pasando por algunos parques y tiendas, en eso, en una calle abandonado y sucia se escuchaba el maullido de un gato de manera desgarradora, Chile no pudo ignorar al gato metiéndose a la calle, tenía un olor horrible.

Encontró a un gato de algunos meses, pero tenía los ojos cerrados, estaba mojado y con mal olor, Chile con cuidado se acercó a este tomandolo cuidadosamente, este sólo maullaba. Chile no sabía que hacer, ahora se supone que ya estarían los veterinarios cerrados. Chile suspiro y se llevó al gato a su casa, este con el tiempo se tranquilizó pero seguía sin abrir sus ojos, al llegar a la casa claro, no podía faltar una nota.

"Parece que ahora tienes una nueva mascota ¿No?"

— Argentina y Perú.

Chile suspiro y entró a su hogar cerrando la puerta, dejando la note sobre la mesa y yendo al baño donde empezaría a bañar al gato para quitarle el mal olor claramente con cuidado sin que se le metiera agua por las orejas. Después de hacerlo lo seco con la toalla lo que pudo y lo dejó en su cama, ahora estaba preguntándose ¿Era ciego? Nunca abrió sus ojos, mañana lo llevaría al veterinario.

Estaba cansado como siempre, en un suspiro se hecho a la cama acercando al gato que no tenía nombre aún, lo puso al lado suyo donde el gato se acomodó y se apego a él buscando calor y lo consiguió, Chile sólo sonrió.

Al día siguiente lo llevo al veterinario y sí, estaba ciego. No importa, igual se lo quedaría. El veterinario le dijo que sería mejor coser sus ojos y Chile procedió, tendría cita para unos próximos días.

En esos días Chile consintió mucho al gato que era hembra la cual llamó Ayelen que significaba alegría en mapudungun. Ayelen igualmente se encariño con su dueño. El día llegó y se operó, todo salió bien y no hubo complicaciones algo bueno para Chile, al final regresaron a su casa donde estuvo apegado a la gata, ella aveces se asustaba cuando Chile desaparecía pero tenía fe se que nunca la abandonaría.

Pasaron unos años, la gata ya tenía 3 años y seguía siendo apegada a Chile.

Un día cualquiera, Chile estaba haciéndose un té por el frío teniendo a su gata sentada cerca de él, pero la tragedia ocurrió. Chile empezó a toser nuevamente de manera desesperada provocando que la taza que tenía en sus manos cayera al suelo haciendo que se rompa dejando pedazos de cerámica en el suelo, Chile no pudo mantenerse parado y cayó al suelo apoyando sus manos sobre los pedazos de cerámica lastimado sus manos sin darse cuenta porque el dolor que tenía por vomitar flores y sangre era incomparable, sus ojos empezaban a llenarse de flores y todo su cuerpo igual al paso de los segundos, empezó a caer sangre de su cuerpo ya que las flores penetraron su piel para salir, Ayelen bajó de la mesa tratando de no que ningún pedazo de cerámica se clavara en sus patas, mientras tanto Chile seguía tosiendo desesperadamente hasta un momento donde cayó al suelo junto con los pedazos de cerámica que se clavaron igualmente en su piel pero no lo sintió ya que, había muerto. Ayelen se acercó al cuerpo de Chile empezando a sobar su cabeza en su hombro pero este no se movía asustandola, empezó a maullar para ver sí nuevamente se levantaba pero no, en cambio, el cuerpo de Chile empezó a desintegrarse dejando sólo flores, cuando Ayelen intento nuevamente sobar su cabeza en su hombro pero sintió flores maullando nuevamente "¿Dónde estás?" Aún no se había dado cuenta de que su dueño había muerto, siguió maullando hasta un punto en donde paro y se acercó a la cama de flores donde se acostaría, se sentía triste y seguía preguntándose dónde estaba Chile, mañana pensaba que volvería pero no, él no lo hizo y así transcurrieron los días, la gata comenzó a sentirse cada vez más sola. Como casi nadie sabía de Chile nadie se había enterado de su muerte, Ayelen empezaba a tener sed y hambre pero no podía hacer nada más que esperar y así lo hizo, se quedó esperando, acostada en esa cama de flores poniendo atención al mínimo ruido que hubiese en el lugar hasta cierto día donde vino el mexicano porque Chile no contestaba sus mensajes, como nadie abría entró por la ventana rota que había encontrado y vio a la gata sobre la cama de flores provocando que a México se le formará un nudo en la garganta tapando su boca con sus manos diciendo que era un sueño pero no lo era, su mejor amigo había muerto.

Seguía sin creerlo pero era verdad, estaba muerto.

Lentamente se acercó a la cama de flores y Ayelen giró su cabeza hacia él pensado que era Chile levantando su cola hasta que lo olió bajando su cola rápidamente, no era él y volvió a la cama, México no pudo contener su llanto y mirando la cama de flores y a la gata, suavemente tomó una de las flores de Copihue.

— Lo siento mucho. — Seguido de esto empezó nuevamente a llorar abrazando la flor de Copihue.

La gata simplemente lo escuchaba sollozar y no entendí el porque pero seguía acostada en la cama, en eso, México levantó su mirada hacia ella.

— Creo que es mejor que vivas conmigo. — Dicho eso dejo caer la flor y prosiguió a servirle comida. — Chile no querría verte así. —

Apenas dijo el nombre y la gata elevó su cola pero él no aparecía así que su alegría se iba en segundos, seguía sin entenderlo ¿Dónde estaba? En eso, México suspiro y cargo a la gata.

— Chile ya no está en este mundo — Ayelen entendía a lo que se referencia y simplemente se le rompió el corazón, por fuera no se notaba mucho claro. — No quiero que mueras así que, estarás conmigo desde ahora, no sé que haré con todo esto. — Suspiró nuevamente, con suavidad tomó una de las flores y con el collar que tenía puesto la unió. — Creo que te ayudará — Sonrió y la gata olió aquella flor y olía como a Chile así que no pudo apartarla.

México decidió al final llevarse a la gata a su casa después de que comiera y tomará agua e intentó alegrarla pero le era imposible, la gata estaba entrando en una depresión al no escuchar de nuevo Chile, así siguieron los meses y Ayelen no mostraba signos de felicidad, México no sabía cómo podía alegrarla ya que nisiquiera podía alegrarse a sí mismo.

⌦ ᶜʰᶦˡᵉ : : |@Cᴀʀᴛᴀs ᴘᴀʀᴀ ᴜɴ ᴍᴜᴇʀᴛᴏ ︿︿︿︿︿︿ ❲ ❀ ❳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora