Capítulo 2: Fogata Nocturna

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Mis manos están sobre las calientes llamas, la noche está algo fresca para ser verano y la brisa mueve las hojas húmedas de los árboles a nuestro alrededor.

Tengo que admitirlo, estoy pasando un poco de frío, pero Megan olvidó traer un abrigo, por lo que tuve que darle el mío. No me malentiendan, ella no me lo pidió, yo quise dárselo.

Gracias al cielo, Emily está acurrucándose en mi hombro, por lo que estoy recibiendo algo más de calor.

—¿Dónde está Megan? —Mi mejor amiga habla, yo miro sus ojos azules y sonrío levemente.

—Fue por más cervezas.

—¿Al pueblo? —Sus ojos se abren sorprendida.

Yo asiento levemente. En verdad espero que pase por su casa a buscar un sueter.

—Dios, esa chica no puede vivir sin alcohol.

—Quizá su cuerpo está lleno de cerveza en vez de agua —Bromeo.

—Okey... Desde que el verano comenzó este ha sido tu peor chiste.

—Lo sé, pero aún así estás sonriendo —Presumo.

—Idiota.

Choco mi hombro contra el suyo, su mano se desliza por mi brazo y la entrelaza con mis dedos, le sonrío levemente y extiendo la mano libre para tomar una rama delgada, clavo un malvavisco y lo poso sobre el fuego.

—Si lo pones tan cerca se va a quemar —Comenta mirando mi malvavisco.

—No sabía que eras experta en asar malvaviscos.

—Llámame Doctora Malvavisco.

—Touché —Respondo retirando la vara del fuego.

—Creo que ya está, ¿Quieres probarlo "Doctora Malvavisco"?

—Sabes que yo... —No dejo que termine la frase, pues choco el malvavisco contra su boca, ensuciándola por completo. —¡Imbécil!

—No, no te limpies aún —Ordeno sacando el móvil de mi bolsillo derecho. —Quiero una foto para recordar este momento.

Ella rueda los ojos pero no se limpia, sino que sonríe de forma exagerada mientras enfoco la cámara sobre nuestros rostros, yo hago una mueca graciosa y capturo la imagen.

—¿Te gusta? —Pregunto al mostrársela.

Se queda en silencio durante unos segundos, está sería, gruño y acerco mi dedo al ícono para eliminar, solo que ella me detiene.

—Es perfecta —Musita mirándome a los ojos.

Sonrío de oreja a oreja y tomo la rama con el malvavisco, espero hasta unos segundos y sin que pueda notarlo, vuelvo a ensuciar su rostro, esta vez, su mejilla.

—¡Max! ¡Que buena forma de cagar el momento!

—Es mi don.

Su mandíbula se tensa por completo, se pone de pie con rapidez y me empuja hacia atrás. Termino cayendo de espaldas al suelo, las hojas húmedas se pegan en mis brazos y manos, pero no puedo parar de reír.

Olvidaba lo maravillosos que eran estos momentos.

La jovencita de ojos azules extiende su brazo para ayudar a levantarme, tomo su mano y me reincorporo al instante, unas ramas crujen a la par, Brad y Lara acaban de regresar de su "caminata nocturna".

—¿Ya terminaron de besarse? —Pregunta Emily con gracia.

Ninguno de los dos responde, los miro con más claridad, las llamas iluminan sus rostros, ambos, permanecen completamente inexpresivos. Están algo separados, muy diferentes a como se fueron hace media hora; Brad se sienta en el tronco a nuestro lado y Lara al frente.

Sombras en la oscuridad © [1.5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora