Capítulo 6: Alucinación

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Narra Brad:

En silencio, busco a Callie en cada puerta, algo dentro de mí me dice que es inútil, no sé cuántas son, pero son demasiadas puertas para detenerme en cada una de ellas. Es solo que está en peligro, y mi maldito complejo de héroe no puede dejarla aquí sola, no con estos psicópatas dando vueltas por el lugar.

Simplemente la encontraré y nos esconderemos hasta que la policía llegue o ellos se vayan. Abro la décima puerta del lado izquierdo del largo pasillo, cuando, por un segundo, escucho un chillido detrás mío.

Me volteo con rapidez sin hacer un solo ruido, mis ojos se abren y siento mis manos cosquillear.

La sonrisa del atracador que asesinó al policía se muestra frente a mí. Trago saliva y cruzo miradas con Callie, quien no para de retorcerse detrás del brazo del psicópata.

—Por favor...

—¿Qué? —Me interrumpe lanzando una carcajada. —¿Quieres que la suelte?

—No hagas esto...

—¡No me digas qué hacer! —Grita nervioso, doy un paso atrás al ver como la mano con la que sostiene su arma tiembla.

—Ella no te hizo nada.

—¿Nació no es así? —Rie de nuevo.

—Por favor, solo, suéltala.

—¿O qué? —La carcajada siguiente me causa un terrible escalofrío.

—Te juro por Dios que... —Y entonces, cierro mi boca. Mis oídos zumban ante el terrible ruido del disparo del arma.

Siento horrible y muy díficil de explicar dolor en el pecho, miro hacia abajo y escucho los gritos desesperados de Callie, está llorando, pero no puedo siquiera levantar la mirada, poso mis manos sobre mi pecho y el cálido líquido carmesí se dispersa entre mis dedos.

Me quedo sin fuerzas, las piernas me tiemblan y termino cayendo al suelo.

Me cuesta respirar, y antes de que mis ojos se cierren miro a mi atacante, él no para de sonreír, estiro mi mano para tocar a Callie, pero él le dispara en la cabeza.

Ambos chocamos con fuerza contra el suelo y entonces. Todo se vuelve negro.

Narra Max:

Estáticos, los tres nos mantenemos quietos, siendo por unos minutos, una parte más del bosque, esas cosas vuelven a olfatear a la lejanía, y segundos después, aúllan de forma siniestra.

Tomo la mano de Em, dispuesto a salir corriendo de aquí, pero siento un apretón en mi pecho, y en mi cabeza se reproduce la imagen de Mariana, no puedo permitir que a Jasper le suceda lo mismo.

—Muy bien chicos —Musito sin despegar los ojos de esa bestia. —A la cuenta de tres... —Pero no llego a terminar que esa cosa se abalanza contra nosotros.

Tiro del brazo de mi amiga y comienzo a correr, pero mis pies resbalan sobre el lodo húmedo, pierdo el equilibro, cayendo al suelo al instante, Em grita mi nombre, pero yo no puedo concentrarme en ella, pues al mirar detrás mío, veo a una de esas cosas acercarse.

Ahora yo soy quien grito, con dificultad me pongo de pie, solo que ya es demasiado tarde, Jasper y yo caemos al suelo de espaldas, sus ojos brillantes conectan con los míos, y siento que todo ha terminado.

Cierro los ojos y su aliento a animal muerto entra por mis fosas nasales, las nauseas se apoderan de mi estómago y me dan un par de arcadas.

Escucho a Emily gritar y luego sus pasos correr hacia nosotros, mis ojos visualizan su cuerpo a punto de atacar con la estaca a nuestro enemigo, lo cual es inútil, pues la cosa de ojos amarillos se adelanta y la empuja hacia atrás con uno de sus fuertes brazos.

Sombras en la oscuridad © [1.5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora