El final de una historia contada es el inicio de una vida por contar

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Había pasado un mes después de esa noche, cuando mi mama decidió preparar una fiesta para dar a conocer a nuestros más cercanos que sería abuela. Todo esto a mis espaldas porque de saberlo me hubiera negado completamente, mi barriga estaba creciendo rápido y pensar que crecería aún más me ponía nerviosa, mis senos estaban enormes y desde que mamá lo supo no paraba de pensar en nombres para él bebe. Hoy para su sorpresa le diría el sexo del bebe.

Mientras con Rafael... Nunca respondí sus llamadas, ni mensajes, procuraba no estar en casa cuando el pasaba por allí y aunque lo vi en varias ocasiones a distancia, siempre iba acompañado de su mujer....

-Aysel, baja. Todos quieren saber de qué se trata. Vamos, vamos.

En el jardín trasero había mesas, flores, un hermoso pastel y muchos invitados que comenzaban a preguntar sobre nuestra celebración. Alex estaba en el fondo mirándome con una sonrisa, era obvio que fue cómplice de mamá. Se acercó Don Julio y me abrazó con fuerza. "Felicidades" susurró en mi oído mientras sonreía. Los invitados estaban ansiosos por saber y yo no podía imaginar la reacción de algunos. No estaban todos allí, solo los más apegados a mamá y alguno que otro conocido. La hermana de papá estaba sentada al fondo mirándome con una sonrisa.

-Me imagino porque estamos reunidos aquí. Dijo mientras yo me acercaba para saludarla.

-Tía, me haces falta.

-Y tu a mi Nay.

Así era como me llamaba papá "Nay"

Le di un abrazo mientras ella me decía lo feliz que estaría papá por ser abuelo. Apareció mi mamá y me pidió que dijera a todos el motivo de la reunión. Caminé hasta la mesa principal y con un pequeño ruido, llamé la atención de todos. En ese momento que comencé a decir todo, la puerta de madera del jardín se abrió y entró Rafael, quien parecía haber llegado tarde, mis nervios me impidieron seguir hablando, miré a mamá quien con una sonrisa me pidió que continuara.

-Estoy.... Embarazada. Dije mirando a Rafael directamente a los ojos, pude ver su cara de sorpresa mientras todos aplaudían, Vi cómo se acercó a mí y tomó mi rostro con ambas manos para darme el más profundo beso. Maldito, Maldito oficial, ¿por qué llegas en este momento?

-No pensabas decirme nunca?

-Lo intenté... pero apareciste con tu mujer y... No me dejó terminar cuando soltó una carcajada.

- ¿Mi mujer? ¡Mi hermana! Aysel por favor, te dije que estaba con mi sobrina.

Bajé la mirada entre vergüenza y culpa.

-Como iba a saberlo?

-Preguntando.

-pero te fuiste por 2 meses y...

-Tú me lo pediste.

- ¡Pero no era de verdad!

-Porque me pides que te deje de mentira?

-Porque fue una fea noche para mi....

Pasamos a la sala y le conté todo lo que había pasado, mientras el solo me abrazo con fuerza y repitió nuevamente.

-Ahora todo estará bien, no habrán malas personas cerca de ti, el mejor policía te lo promete nuevamente.

Así volví a unirme con el Maldito, maldito oficial y esta vez no éramos amigos con privilegios. Pasé mi embarazo junto a él y mi mamá estaba feliz porque sería abuela de una hermosa niña. Cuando nació la pequeña decidimos llamarla Marinette. Mi mamá era la abuela más orgullosa del mundo, Rafael era el padre más tierno y consentidor. Aunque todo parecía perfecto siempre teníamos algunas pequeñas discusiones donde yo siempre, siempre ganaba y Rafael... Bueno él dormía en la sala. Nunca más volví a saber de Jason, mientras que Alex era el padrino más feliz en la tierra. Marinette lloraba y Alex, Rafael y mamá corrían a ver porque su princesa había llorado. Rafael y yo siempre discutíamos porque él decía que era la niña de papá, pero Marinette siempre será la niña de mami. Por eso también durmió en la sala la otra noche. Nos casamos cuando Marinette tenía 1 año y nos fuimos a una rica luna de miel en Hawái.

Marinette cumplió sus 3 años hace unas semanas, Rafael no para de decir que crece rápido y yo... No paro de pensar en cómo decirle que será papá nuevamente.

Maldito, Maldito oficial, ¿por qué me pones a pensar tanto?

-Señor oficial! Grité mientras bajaba las escaleras y veía a Rafael jugar con Marinette.

-Dígame jovencita. Dijo en todo coqueto.

-Vas a ser papá nuevamente! Grité mientras le mostraba la prueba de embarazo.

Lo vi correr y levantarme en sus brazos antes de llenarme de besos. Así fue el comienzo de mi historia con el Maldito, Maldito oficial. Quien entro a mi vida sin autorización y me enamoró sin piedad alguna. Me dió el regalo más grande, mis dos hermosos hijos y su compañía. Maldito, Maldito oficial, ¿por qué te amo tanto?


Oficialmente EnamoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora