Seasons II

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Íbamos bajando las escaleras en silencio cuando se escucharon las risas. Eran estridentes y naturales. Algo me hizo sonreír instintivamente.

En el salón, sentados en el sofá, estaban Summer, Thomas y una mujer rubia. Llevaba puestos unos vaqueros y un jersey de lana. Estaba recostada sobre el regazo de Summer, mientras Thomas las enseñaba algo en su teléfono móvil. No hacía falta ser muy inteligente para deducir que era la otra madre de Karma y, por el parecido físico, supuse que la hermana de Thomas también.

—¿Drew? —me llamó Karma, reclamando mi atención —. Esta es mi madre, Autumn.

Autumn no tardó en levantarse y, en menos de lo que dura un pestañeo, estaba de pie a mi lado. Cuando sonrió y un brillo se adueñó de sus ojos verdes, no tuve dudas sobre de quién los había heredado Karma.

—¿Eres el hermano pequeño de Andrew? —asentí a modo de respuesta, sintiéndome algo tímido de pronto —. Tenía muchas ganas de conocerte. Tanto él como Karma hablan maravillas sobre ti.

—Vaya —noté cómo me sonrojaba —. Gracias, supongo.

—Siéntate conmigo —exigió Summer desde el sofá.

Cuando Karma me miró a lo "las tienes locas, aun siendo lesbianas" yo me encogí de hombros queriendo decir "¿qué se le va a hacer si es mi encanto natural?".

Parecía mentira que lo hubiera entendido, pero me dije que si se reía sería por algo.

Me senté en uno de los sofás, junto a Summer y Karma. Autumn y Thomas se recostaron en el otro.

—Háblanos de ti, Drew —pidió Autumn, haciendo un puchero.

—No hay mucho que contar —respondí.

—Venga ya. Estoy segura que tienes mil cosas que contar. Dime algo que te guste.

—Le gusta cocinar —contestó Karma por mí.

Creí captar cierto orgullo en su voz.

—¿De verdad? —preguntó Thomas.

—Sí, me gusta.

—Eso es genial.

—Y hace unos pasteles deliciosos —Karma se rió. Supuse que por nuestra broma privada.

—Pues la próxima vez que vengas, o traes uno de esos pasteles o no entras.

Thomas lo dijo tan serio que tuve que prometerle que lo haría.

Seguí hablando un rato más con Karma y sus madres. Thomas recibió una llamada que acabó con él diciendo que tenía que irse un rato. Al parecer, la batería del coche de su mujer se había agotado. Prometió no tardar.

Aunque nunca sabría si cumplió o no su promesa. El tiempo se me pasó volando mientras las dos mujeres me enseñaban fotos del viaje que hicieron por Europa con veinte años. Solo llevaban una mochila con ropa, dinero y varios mapas.

Como Karma decía saberse esa historia de memoria, se dedicó a poner la mesa. Me ofrecí a ayudarla pero me acabó echando de la cocina con la excusa de que la distraía.

El timbre sonó y, al poco tiempo, apareció en la entrada Thomas rodeando los hombros de una mujer. Era casi tan alta como él y tenía hecha una larga trenza con su melena castaña. Me regaló una tierna sonrisa nada más verme.

—Hola. Me llamo Drew —dije a modo de saludo.

—Yo soy Thea. Encantada.

Fue entonces cuando vi aparecer a un niño detrás de ella. No tendría más de tres o cuatro años. Sus ojos eran azules, grandes y bonitos. Y su pelo,  oscuro y alborotado, le daban un aire adorable. Se parecía a ella, a Thea.

Latch | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora