Prólogo

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Mirándolo yo y el mirándome a mí
Pude sentir como lentamente la habitación se engrandecía.
Y sólo éramos él y yo en el vacío,
en la oscuridad, en la nada, en la más absoluta soledad.
Dos almas al filo del abismo.
Apoyado uno en el otro.
Arraigado uno en el otro.
Yo sabía que él me bastaba
y yo era algo idéntico para él,
en la nada y la adversidad...

Nos bastabamos.

Dos almas al filo del abismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora