Capítulo II

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~ No digas nada de lo que acabas de ver, ¿entendido?

Era domingo por la mañana y no tenía ninguna razón para despertarme temprano así que seguí durmiendo. Estaba en un rico y profundo sueño, las nubes eran mis almohadas, y yo me movía sobre ellas sintiendo una paz inigualable, yo sonreía y de repente comienzo a llover -Ah, no- gritaba, pero la lluvia seguía cayendo. Me levante, salte sobre unas nubes y rebotaba con tanta facilidad que sentía que volaba, aún las gotas de la lluvia golpeaban mi rostro y en unos de esos rebotes caí sobre una nube rosa con una puerta violeta, en esa nube había frío, la lluvia había cesado, cruce mis brazos intentando arroparme con ellos pero el frío seguía, mire a mi alrededor y las otras nubes habían desaparecido.
-¿hay alguien aquí?- pregunté gritando pero nadie respondió, volví a mirar a mi alrededor y no había nadie aún, así que por curiosidad abrí la puerta violeta lentamente y escuché una voz hermosa, una voz angelical, observé dentro de la nube y en un rincón vi muchas macetas con flores hermosas, y ahí estaba, un hermoso retrete blanco, no lo podía creer, mis ojos brillaban, me acerqué lentamente, toqué el retrete suavemente y tenía mis ojos brillando de la emoción, subí la tapa, baje el mono de mi pijama y me senté dejando salir la orina acumulada, y siento el líquido caliente correr por mis piernas y me desperté de un brinco.

-¡mierda, mierda, mierda!- dije saltando fuera de la cama, para ir al baño, pero no, ya era tarde, ya lo hecho, hecho estaba- ¿es en serio Sara? ¿Hacerte pipí la cama? Vaya manera de comenzar el día- bufé.

Si, lo sé, estaba grande para hacerme pipí en la cama, pero no fue mi culpa, fue culpa de ese retrete tan precioso que vi en el sueño. Quite mi ropa empapada, lentamente y con mucho asco por cierto, la coloqué sobre una mesita ya que me iba a bañar y al terminar la llevaría al cuarto de lavandería, cuando agarro mi toalla para dirigirme al baño escucho sonar mi teléfono y me pregunto quien carajos escribía a las siete de la mañana un domingo, agarro el teléfono y era un texto de él, de mi novio, de Rodri.

Rodri

El: Buenos días princesa.

Yo: Buenos días guapo.

El: ¿cómo amaneciste?

Yo: Muy bien, ¿tú?

El: Bien. ¿Qué haces?

Casi envío un mensaje diciéndole que me había hecho pipí en la cama, gracias a Dios actué antes de que fuera tarde y borré lo que había escrito, que tonta soy casi lo arruino.

Yo: Nada voy a darme una ducha, ¿y tú?

El: Voy a desayunar para alistar mis cosas e irme para mi casa.

Yo: Provecho. Que triste que vivas lejos:c ¿cuando volverás?

El: Gracias, creo que el fin de semana pero no es seguro, mañana empiezan las clases y quizás esté lleno con los trabajos que manden

Yo: Cierto, ¿a que hora te vas?

El: A las 10:30

Yo: ¿por qué tan temprano?

El: Debo reunirme con mis amigos hoy, tengo un juego.

Yo: Ah, ya. Nos vemos al rato, me alisto y salgo para verte antes que te vayas.

El: Dale, te espero a las 10 afuera de tu casa.

Sara, Sara.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora