Capítulo XI

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Isaac.

Me sentí tan bien... me sentí en las nubes y de repente caí al suelo dándome un golpe durísimo, me siento fatal, y me duele aceptar o mejor dicho no puedo aceptar que Sara no sienta nada por mi, la quiero tanto y estoy tan enamorado de ella pero debo comprender que ella no siente lo mismo hacia mi, y eso me destroza, me parte el alma en mil cuadritos. Se que debo dejar ir esto por mas difícil que sea, aveces lo mejor es soltar aunque en el momento parezca lo contrario. Y eso haré, dejaré ir a Sara, la dejaré en paz, a partir de ahora, sepultaré todo lo vivido con Sara, los momentos de risas, los momentos donde la abrace mientras lloraba, todo. No va a ser fácil, pero lo lograré, porque mi felicidad también vale, mi amor también vale, y sé qué hay chicas que desean un amor tan puro como el mío, y ese amor no puedo desperdiciarlo en una chica que no ve y que no valora qué haría todo lo imposible por verla feliz. Hasta aquí Sara, seré tu amigo siempre, no dudes de eso, pero hasta aquí llegó mi enamoramiento hacia ti.

Transcurrió mi día, y me acosté a dormir pensando en cómo haría para olvidar todo lo que siento por Sara.

Tengo dos opciones:

1) ser un hombre fuerte y olvidar mis sentimientos por ella sin dejarle de hablar.

2) alejarme lo más que pueda para no atormentarme mientras la olvido.

Sinceramente no sé cuál elegir, siento que si sigo hablándole y estando cerca de ella nunca la podré superar. Por otro lado, si dejo de hablarle pareceré un inmaduro y aparte cuando crea que ya la supere y le vuelva a hablar me comenzará a gustar otra vez.

Estoy jodido.

Cuanto quisiera que Dios pusiera en mi camino a una chica con la cual me la llevase muy bien, me aceptara tal cual como soy, valorara mi amor y me ayudará a olvidar a Sara «obvio, en buen sentido, que no me juzgara por haberme enamorado de alguien que no me quería de la misma manera y que me ayudara a superarla,  y por recibir tanto amor, atención y tiempo de la chica me terminara enamorando de ella y ella de mi» Dios, eso sería perfecto.

*****
Sara.

—Mierda, mierda, mierda—. Digo mientras me golpeo la cara con mi almohada.— ¿por qué? ¿Por qué tuve que hacerle daño a Isaac? El que me quiere tanto, y yo no valoro eso, prefiero estar detrás de un chico que no le importo, ¿por que apareciste en mi vida Rodrigo?— rompo en sollozos, no podía más con la culpa, se que me gusta Isaac pero no tanto como para intentar algo con el, y me gusta tanto el idiota de Rodrigo que beso a otros chicos disque para olvidarlo. Qué clase de persona soy, la verdad, me odio...

Con los ojos hinchados por tanto llorar, me acoste a dormir, tendría clases mañana y no quería parecer un zombie.

****
Suena el despertador y qué pereza tengo de levantarme de mi rica cama, pero por obligación lo hago. Entro al baño me doy una ducha de agua caliente, cepillo mis dientes, me alisto para ir a clases, voy a la cocina cojo el cereal y la leche y me sirvo en mi taza favorita, mi papá estaba libre hoy por lo cual lo dejé dormir. Pase por Ashley y ahora si nos dirigíamos al infierno, ¡corrección, corrección! Al colegio.

*****

—No entiendo una mierda—. Le digo a Ash.

—Yo menos—Voltea los ojos.

—Bueno chicos, les dejaré unos ejercicios para que los resuelvan en el resto de la cla— La profesora fue interrumpida por una chica que abrió la puerta del aula de clases toda apresurada con un montón de libros en sus manos.

—Disculpe por llegar tarde profesora, no volverá a pasar, es que soy nueva y ya sabe, no sabía dónde era él aula, pero aquí estoy, ah, hola—.Eleva su mano para saludar a todos y cuando lo hace se le caen un par de libros— ¡Maldición!—.

Sara, Sara.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora