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El chileno venía cine el rostro fruncido, aún seguía enfadado con el mayor.

Al llegar a casa, divisó a su pareja enterrada por la nieve, sus ojos se llenaron de lagrimas y corrió hacia el este sacándolo de la nieve y metiéndolo a la casa.

El chileno puso al alemán cerca de la chimenea, la cual minutos después la logro encender, no sabía qué hacer, no podía con el gran cuerpo del alemán.

Luego de unas horas, el aleman despertó, su ropa estaba seca, tenía al menor en su regazo mientras dormía tranquilamente.

El mayor beso la cabeza del menor y este comenzó a despertar, al mirarlo, el latino frunció el ceño, si, aún estaba enfadado, cosa que entristeció de nuevo al alemán.

Mein Chile...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora