Capítulo #8

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(Zabdiel)

Salí de mi habitación y escuchó que alguien me llama, volteo a los lados, viendo a Christopher desde su habitación haciéndome señas para que fuera a donde el estaba, confundido me acerque y éste me halo del brazo para que entrara.

—¿Qué te pasa, tú no eres así?— pregunte confundido, él tenía los brazos cruzados y el ceño fruncido

—Sientate— ordenó y yo aún confundido obedecí

—¿Qué...— me interrumpió

—Te haré un Test

—¿¡Qué!?

—Así como lo escuchaste, necesitó que cierres tus ojos y te relajes— obedecí y medio abrí un ojo para ver que hacia —¡Que cierres los ojos te digo!— prácticamente me regañó, que extraño él no es así, creó que el agua salada le hizo daño —Te haré unas preguntas y pensarás rápido, me responderás con toda sinceridad, ¿estamos?— asentí —Okey... ¿Amor?— ¿amor? ¿Qué clase de pregunta es esa? —Te dije que pensarás rápido.

Aún con los ojos cerrados pregunté —¿Oye qué clase de pregunta es esa?.

—No preguntes y sólo contesta lo primero que se te venga a la mente.

—Esta bien— bufé, esto me parecía una estupidez, no sé cuál era su propósito

—¿Amor?— preguntó nuevamente y lo primero que vino a mi mente fue Alejandra

—Mujer— respondí sin tantas explicaciones y él bufo

—¿Nombre?— esta loco no pienso decirle que por mi mente cruzó Alejandra, pero se supone que eso es lo que me pregunta

—Alejandra.

—Lo sabía, lo sabía— abrí los ojos y lo vi celebrando, yo levante una ceja confundido creó que más de lo que estaba —No te mande a abrir los ojos— los cerré rápidamente —¿Sonrisa?.

Acaso no parece obvio —Alejandra.

—¿Carisma?.

—Alejandra.

—¿La amas?.

—Sí— abrí mis ojos y vi a Christopher mirándome con una sonrisa —Digo No— me había delatado

—Ya no hay marcha atrás, pero tú tranquilo yo te ayudare a conquistarla, deja que éste que esta aquí te aconseje.

Esto es peor de lo que yo esperaba, Christopher ahora es cupido, ¿qué se traerá entre manos?.

•••

(Alejandra)

Estaba feliz y por qué no de estarlo, ayer fue el mejor día de mi vida, la pase de maravilla jugando con Zabdiel, su hermosa y perfecta sonrisa siempre estuvo presente cada vez que me miraba. Suspire mirando hacia la nada con cara de enamorada.

—¿Y ese suspiro?— entró Joel a la cocina sentándose frente a mí

—Me asustaste— sonreí mientras colocaba la mano en mi corazón

—Cuentame, ¿por quién fue ese suspiro?— cuestionó algo que ya sabía

—Por... Zabdiel— me tape la cara con pena

—Por que te cubres el rostro, el amor no tiene que darte pena— quité las manos de mi cara y lo miré —¿Él sabe lo que sientes?.

Negué —No quiero que se entere, aún no supera lo de Gwen y su hijo, además el no siente nada por mí— baje la mirada

Mi SueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora