U N O
En esa fresca noche de abril el nacimiento de aquella niña no se hizo esperar.
Una infanta hija de puros, el producto de dos grandes familias, de tres grandes monstruos. La muestra más pura de su elevada estirpe.
En esa noche una intermediaria nació, cuando el aire, una vez suave rugió con intensidad ante la llegada de un poderoso león, una aterradora águila, y una linda avefría, donde cada flor se inclinó ante una rosa roja creciente.
Esa misma noche dos familias se habían unido al quiebre con más ímpetu, por una causa y esa niña primogénita era la suya.
Todos sabían lo que ella representaría para su especie. Pocos conocían lo que ella tendría en sus pequeñas manos, lo que muchos no podrían conseguir por su verdadera naturaleza, por el verdadero ser de sus progenitores. Y aunque sus padres entendían lo que ella, esa pequeña princesa sería, ellos lo evitarían aun costándole su eternidad ante dos grandes emperadores, a tres reyes ascendentes al ilegítimo trono, un trono usurpado, hasta incluso un falso olivo y también a ese lóbrego noble.
Siendo su existencia un crimen, sus padres la querrían a su lado por ser fruto de su supuesto amor. Lo único que consideraban real entre tanta falsedad cultivada en campos de oro, ella, su niña era verídica entre el dinero manchado de su orgullo y sangre sucia.
Todos lo conocían, era la elegida en medio de tantas dinastías. Tenía que ser ella, por su olor, su naturaleza, su sangre... Era todo para su mundo. El mundo que en definitiva no querían que ella conociera, ya que no estaban resignados a perderla.
Era todo para esos falsos aristócratas como para sus padres, por ello viviría, aunque los tres estados los matarán, a pesar de que los Volkóv, los Meyer y los Puská lo hicieran, no se los permitirían, porque aquella pequeña de ojos tormentosos en medio del mar, de cabellera dorada tan fina como la ceda y espléndida, como su característico emblema, era y sería su hija, su niña, la cual en ese entonces era humana.
Aquella niña, siendo una rosa tan frágil en el gélido invierno, con un corazón tan puro hecho de cristal, con una mente tan blanda como arcilla, era más débil que ellos, no la podrían exponer al perverso mundillo al que correspondían. Esos príncipes de título ultrajado, apreciando cada gesto de su parte, considerando a su hija como la más perfecta creación hecha por su Diablo y su Dios, la resguardarían de todo mal existente.
Dos grandes piezas ignoradas tras la partida de una pieza más grande.
Una madre cuidadora de su pequeña niña, cuya cría estaba fragmentada en tres próceres engendros.
El Diablo encarnado en un hijo de Caín y Lilith, representante de su dinastía.
La emperatriz ambarina y su hermano de la muerte.
Todos ellos lucharían por esa infanta real, hasta el último segundo de sus eternidades. Hasta que el nevado astro dejara de dar su tenue reflejo en esos seres sádicos, acompañándolos en la suma oscuridad, a que su sangre nadara por el caudaloso y puro río, inclusive cuando la madre y padres de la noche dejaran de cuidarles, jamás, en ningún instante dejarían sus armas caer, solo por ella.
A A R O N
El aroma al disparatado licor, al humo de los frescos puros, el dulce efluvio de la apetitosa sangre, y a esos ingenuos humanos me invadió por completo al entrar en aquel gran portón de madera vieja y herrería voluminosa.
Digno para los nobles, maravilloso ante la ignorancia de los menesterosos.
Mi mirada divagó por todo ese vestíbulo ostentoso con las piezas más delicadas de Bach y Vivaldi de fondo. Una ligera sonrisa se formó en mis labios.

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LA CORONA ROJA
VampirgeschichtenEl Sabor Del Poder. Un mundo desconocido para el ojo humano, divido por castas y status. Una persona nacida de puros que establece la paz en una sociedad regida de sangre, clasismo y muerte. Irina Romanóv una chica que por apariencia es bella, pero...