Parte 33

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          MARATÓN (1/3)

Brenda - esto fue hace mucho tiempo, nunca supe su nombre y tampoco quien era, de donde venía, solo me dijo que había algunas como ella y si ella no regresa para sacarme de aquí su hija lo haría.

Ara - por lo que he visto creo que no tuvo hija

Brenda - si tuvo

Ara - por qué no ha venido por ti

Brenda - ya lo hizo

Ara - ¿qué pasó con ella?, ¿dónde está?

Brenda - enfrente de mi - me quedo shock, abro los ojos como plato por la impresión.

Ara - ¿cómo? ..., como lo sabes que es mi mamá, si tu misma me dijiste que no sabes cómo se llama.

Brenda - sé que no sé cómo se llama, pero desde que te vi, supe que tú eras su hija tienes mucho parecido

Ara - por culpa de este maldito vampiro de Elijah mataron a mi madre

Brenda - lamento escuchar eso, tu mamá siempre fue una buena guardiana

Ara - si - sonreí al recordarla, el tiempo que pasamos juntas.

Brenda - Araceli te puedo preguntar algo

Ara – sí, dime

Brenda - tu eres la mate del Alpha de los Alpha

Ara - sí, ¿cómo lo sabes?

Brenda - por la marca en tu cuello y hueles a él, pero como es tu estas aquí y el dónde está, no me digas que murió.

Ara - tranquila, claro que no murió yo no lo iba a permitir, los vampiros prometieron no hacerles daño si yo me iba con ellos

Brenda: y si no cumple

Ara - los mató

Brenda y yo seguimos platicando un rato más, hasta que se fue porqué la zorra de Yolanda le llamó, mientras espero la hora para ir a ver a mi lobito a cómodo mi ropa.

Al terminar salgo de la casa quiero dar un paseo para pensar cómo sacar a Brenda de aquí, estando afuera empiezo a caminar alrededor de la casa, mientras camino hay algunos vampiros que me ven con odio otros con asco la verdad ya estoy acostumbrada.

Ara - ¡buenos días!

Nadie me contesta, mejor voy al bosque a mi lugar favorito para entrar, después de un rato llegó ya que no traje mis flechas hay un lugar secreto donde guardo las flechas y el arco de mi madre.

(.......)

Así pasaron las horas hasta que se hizo de noche, me disponía a irme, pero un olor peculiar viene a mis forzosas nasales, a perfume y reconozco ese olor es Eduardo.

Eduardo - ¡¡hola Ara!! - sale entre los árboles sonríe.

Ara - hola Eduardo, pero ¿qué haces aquí?

Eduardo - que ría verte te extraño mucho.

Leo - queras decir te extrañamos

Eduardo - vale está bien

Ara - yo también, pero es muy arriesgado que nos vean juntos

Eduardo - conozco un lugar donde nadie nos encontrará - me es tiende la mano, sin pensar la tomo, caminamos por un buen rato entre el bosque algo apartado.

Ara - ¿falta mucho?

Eduardo - no, mira ya llegamos

Eduardo se hace aún lado para que pueda ver una cabaña muy bonita y sobre todo alegada de todos.

Ara - ¿es tuya?

Eduardo - si y también tuya, puedes venir las veces que quieras y cuando quieras

Ara - gracias Eduardo

Entramos a la casa y realmente es muy bonita, al entrar se ve bastante acogedor, hay una pequeña sala y una mesa de madera al igual que la casa.

Admiro el lugar todo es muy bonito, está caliente y con poca luz.

Eduardo - te gusta - yo afirmo - vamos para que veas la habitación

Lo sigo por un pequeño pasillo, Eduardo abre la puerta se hace un lado para que yo entre.

Vaya que es hermosa la cabaña, la habitación es bastante sencilla y agradable, la cama se mira cómoda, hay unas lámparas que ilumina un poco la habitación.

Eduardo - te gusta?

Ara - ¿si, está muy hermosa, me imagino que has traído a muchas chicas aquí?

Eduardo - aunque no meló creas no, tú eres la primera y la última - sonrió al escuchar, si soy como todas las chicas.

Ara - tenemos que tener mucho cuidado para vernos

Eduardo - si, por eso te voy a proponer que nos vemos aquí todos los días, a las 8 de la noche y tener mucho cuidado que nadie nos siga, y el que no pueda venir dejará una nota.

Ara - me parece bien, tengo que planear como escapar de los vampiros y sacar a una chica que es lobo la tienen como sirvienta.

Eduardo - no te preocupes mi amor, eso lo estoy resolviendo con algunas manadas, pero necesito saber qué día va hacer la boda.

Ara - aun no sé, él no me ha dicho nada todavía

Eduardo - necesito que averigües cuando va hacer, para estar listos e ir por ti

Ara - ¿mis hermanos y mi padre cómo están?

Eduardo - bien, la pareja de tu mamá está reuniendo a varios guardianes para pelear todos juntos, yo daría mi vida por salvar la tuya, sé que no fui el mejor mate, trato de reparar mi error.

Ara - lo sé, estabas cegado por el dolor y la rabia, yo también hubiera hecho lo mismo o sino hasta peor, tranquilo Eduardo ya lo superé ahora hay que luchar por esto que tenemos ahora.

Eduardo me beso y la verdad ya extrañaba sus labios, no sabía que se sentía también besar a la persona que amas, subo mis manos hasta su cuello para estar más cerca de su cuerpo para sentir el calor de su cuerpo con el mío.            

            

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Mi mate es una guardiana ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora