Capítulo 22.

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Tal vez sólo se debía a su nerviosismo, pero Lu Han en algún punto llegó a sentir que el largo pasillo no tendría fin. Suspiró cuando llegaron a la habitación donde lo primero que pudieron ver fue una jaula con los cachorros de Jun Myeon encima de una mesa.

—Estos cachorros acaban de llegar a nosotros —explicó el médico—. Supongo que conocen los procedimientos básicos de revisión, pero me quedaré con ustedes para ayudarlos en caso de que sea necesario.

Los cachorros se alegraron al ver a Se Hun y aquella reacción le pareció de lo más extraña al veterinario, pero no tuvo tiempo de comentar algo al respecto cuando la voz de Lu Han ya lo estaba sacando de sus pensamientos.

—No será necesario —dijo con cierta seguridad—. Sabemos bien qué hacer.

El castaño se acercó a abrir la jaula, ignorando por completo al mayor que le pedía tener cuidado porque los cachorros podrían intentar atacarlo por miedo o nervios; nunca se esperó que los lobeznos saldrían de la jaula tan fácilmente y que hasta se dejarían acariciar la cabeza como si fueran simples mascotas felices por ver a su dueño.

Se Hun se acercó también, impresionando más al veterinario por cómo los lobos parecían querer echársele encima de manera juguetona. Era la primera vez que el hombre veía algo así en toda su carrera.

—¿Cómo...? —Intentó preguntar, pero estaba tan asombrado que la idea no podía salir completa de su boca—. Esto es increíble.

—No tanto. Se H... Dong Su siempre ha sido muy bueno con los animales —Lu Han corrigió el nombre a tiempo y sonrió lo mejor que pudo—. En serio sabemos qué hacer, así que no debe preocuparse, señor. De hecho, estaríamos más cómodos si nos permitiera llevar a cabo la revisión por nuestra cuenta.

—Oh, no lo sé... Quiero decir, parece que en verdad tienen muy buenas manos para esto, pero apenas son practicantes y hay muchas cosas que tal vez aún desconocen y...

—Por favor —fue el turno de Se Hun para insistir—. Puede confiar en nosotros. Si necesitamos ayuda, se lo haremos saber de inmediato.

El veterinario lo pensó durante unos momentos, mirando a los cachorros que parecían emocionados ante la presencia de aquellos chicos, y terminó por asentir. Suspiró un poco más relajado y dio unas pocas recomendaciones antes de salir, prometiendo que no se alejaría la gran cosa y que podían gritar si pasaba algo.

—Los cachorros te reconocen, ¿no puedes pedirles que estén tranquilos mientras los sacamos de aquí? —Cuestionó Lu Han en voz baja, con cierto miedo a que el médico lo llegara a escuchar, pues no sabía qué tanto se había alejado en realidad.

—Me reconocen, pero eso no significa que me harán caso —aclaró Se Hun—. Son cachorros.

—Entiendo. Intenta acomodarlos aquí —dejó su mochila encima de la mesa—. Hay suficiente espacio para los dos, pero podríamos tener problemas si no se quedan quietos.

—Ya es hora de la última parte del plan, ¿cierto?

—Sí, todo tiene que salir bien.

Lu Han abrió la ventana de aquella habitación y esperó a que los cachorros estuvieran bien escondidos dentro de su mochila. Se Hun hizo el intento por mantener callados a los pequeños lobos, mas era imposible saber por cuánto tiempo obedecerían.

Era fácil notar lo nervioso que estaba el castaño, pero se tranquilizó bastante cuando Se Hun se acercó a él y le susurró al oído que todo iba a salir a la perfección.

Una vez que tuvieron todo listo, Lu Han gritó "¡Oh, no!" con todas sus fuerzas para llamar la atención del médico, quien tardó realmente poco en aparecer por la puerta, preguntando qué estaba sucediendo. Lu Han entonces señaló hacia la ventana abierta y explicó que los cachorros se habían escapado.

—¡¿Qué?! —Gritó el veterinario—. ¿Por qué abrieron la ventana? —Preguntó, frunciendo el ceño—. Tenemos que encontrar a esos lobos inmediatamente. ¡No pueden haber ido tan lejos! ¡Vamos!

—¡Sí! —Exclamó—. Yo iré con usted mientras Dong Su le avisa al guardia para que él también pueda estar atento.

—Buena idea, Lu- ¡Hyun Bin! —Respondió Se Hun.

—Está bien —suspiró el médico, volteando a ver a Lu Han—. Tú vienes conmigo, entonces. ¡Rápido!

Asegurando que cada segundo era valioso, el veterinario salió corriendo del consultorio. Lu Han le guiñó un ojo a Se Hun y se fue tras aquel hombre, fingiendo no tener ni idea de dónde se encontraban los lobeznos.

Se Hun se colgó la mochila de Lu Han y salió poco después, huyendo por la puerta principal, saltando al guardia que seguía inconsciente. No se detuvo hasta que llegó a la parada del autobús, sentándose ahí para esperar al castaño.

—Lo logramos —abrió la mochila, todavía intentando recuperar su aliento—. Nos iremos a casa, pequeños. Su padre se alegrará mucho al verlos.

Los cachorros estaban bien, sólo se veían un tanto confundidos, pero al menos ya estaban en la compañía de alguien conocido, lo cual los ayudaba a sentirse más seguros.

Mientras, Lu Han y el médico corrían por todo el zoológico buscando a los cachorros, pero obviamente sin tener éxito.

—No puede ser... —Se detuvo a descansar un poco, apoyando sus manos sobre sus rodillas—. ¿En dónde están tu amigo y el guardia? ¿No crees que ya se tardaron mucho?

—Ah... Sí, tiene razón, señor —contestó Lu Han—. Tal vez ellos ya estén buscando a los lobos. Como el zoológico es grande, separarse para cubrir más áreas no es una mala idea... Deberíamos hacer lo mismo, ¿no le parece?

—De acuerdo. Continuaré hacia la derecha.

—¡Muy bien! Yo iré hacia la izquierda —mintió.

En cuanto el médico desapareció de su campo de visión, Lu Han se dirigió hacia la salida tan rápido como le fue posible. Cuando llegó a la parada de autobús y vio al pelinegro esperándolo, no pudo evitar sonreír, pues el rescate había terminado.

—¡Lu Han!

—Lo logramos, Se Hun —una risa suave escapó de sus labios—. ¡En verdad lo logramos! ¡Ahora sólo tenemos que subir al autobús y regresar al bosque!

—Jun Myeon te adorará después de esto, estoy seguro.

No tuvieron que esperar demasiado por el vehículo que los llevaría de vuelta a sus hogares. Con la suerte de que los cachorros estaban cansados y de que por ese motivo cayeron dormidos en la calidez de la mochila de Lu Han como a los dos minutos, el viaje fue tranquilo.

Exactamente a las seis de la mañana con veinte minutos, Lu Han pudo dejarse caer encima del colchón de su cama, realmente agotado, pero feliz. Los cachorros estaban en donde pertenecían y no había nada más importante que eso en el momento.

Cerró sus ojos y se quedó dormido casi al instante, mas no pudo descansar más de diez minutos.

—Buenos días, cariño —escuchó la voz de su madre entrando a su habitación—. Es hora de levantarse y... Oh, ya estás vestido. Bien, no te vayas a quedar dormido otra vez, ¿de acuerdo? Prepararé el desayuno.

—Mhm...

Una noche sin dormir no era un precio demasiado caro si tomaba en cuenta que había rescatado a los pequeños lobos junto con Se Hun, así que obedeció a su madre con una leve sonrisa y se levantó.

Continuará.

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¡Salvaron a los lobitos de Jun Myeon!

A ver si ahora sí aceptan a Lu Han en la manada al cien por ciento, el alfa no puede decir que traer de vuelta a sus hijos "no es nada".

En fin. ~ Lobitos hermosos, me queda una semana más de trabajo antes de las vacaciones. Estoy muy emocionada porque ya tendré más tiempo y podré actualizar más seguido. ¡Hurra!

Muchas gracias por todo su apoyo y por su paciencia.

El lago en el bosque [HUNHAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora