Capítulo 6.

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Exactamente doce días después de que Se Hun le confesara a Lu Han que el lago con el que tanto soñaba no era real, el lobo decidió ir a buscar a ese chico y asegurarse de que estuviera bien. Se alejó un poco del grupo, adoptó su forma humana, se cubrió con la gabardina que el más bajo le había dado y, decidido, salió del bosque.

Lu Han no tenía ningún pendiente en esos momentos. Estaba fuera de su casa, pero lejos del bosque; se veía aburrido, aunque al menos ya caminaba sin dificultades, por lo que Se Hun, al encontrarlo, pudo suponer que su tobillo ya se encontraba del todo recuperado.

El pelinegro se acercó a él a paso un tanto apresurado, sólo esperando no asustarlo.

—¿Lu Han? —Lo llamó por su nombre—. ¿Me recuerdas?

—¿Se Hun? —Se sorprendió mucho al verlo.

—Hola.

—Ah... Hola...

—¿Estás bien?

—Sí... Creo —suspiró—. ¿Qué estás haciendo aquí?

—Yo sólo... me preguntaba cómo seguía tu pie —contestó—. Debo reconocer que se ve mucho mejor... Bueno, eso es normal, han pasado varios días desde tu accidente en el bosque.

—¿Estabas preocupado por mí? —Sonrió de lado.

—Si quieres verlo así, no te detendré... —Se encogió de hombros, pero la verdadera respuesta a la pregunta de Lu Han era obvia.

—Gracias, Se Hun.

—¿Sabes? La pata de mi amigo Tae Min también ya está como nueva —le contó de repente—. Le desagradan los humanos, pero en verdad está muy agradecido contigo por lo que hiciste aquella vez que se quedó atrapado por culpa de una trampa. No es que confíe en ti o algo parecido, pero tampoco te detesta.

—Me alegra saber eso y que ya está mejor —dijo con toda sinceridad—. En fin, deberías darte prisa y volver al bosque antes de que mis padres te vean por aquí y me empiecen a atacar con preguntas incómodas que no sabré cómo responder.

—Espera, quiero saber una cosa.

—¿Sí?

—¿Por qué dejaste de ir al bosque?

—Eso debería darte gusto, Se Hun —habló sin muchas ganas—. Tú me dijiste que no debía volver... —Agachó la mirada—. Y creo que tuviste razón cuando lo hiciste. Enterarme de que no hay ningún lago en el bosque me hizo sentir que... ya no tiene sentido ir...

—Lu Han...

El más alto sintió una leve presión en su pecho al escuchar aquello, pero no se animó a decirle la verdad.

—Te desobedecí por dos motivos. Quería darte las gracias por tu ayuda y quería ver el lago con mis propios ojos —le explicó—. Logré hacer la primera cosa, es imposible hacer la segunda... y ya, eso es todo.

Se Hun había hablado con Jun Myeon y, de una manera u otra, lo había convencido de que Lu Han no era una mala persona. Aun así, seguía siendo mejor que no supiera nada acerca del lago.

—Cuéntame acerca de él —le pidió.

—¿De qué hablas?

—Del lago —su mirada se quedó clavada en la de Lu Han—. Quiero saber cómo es ese sitio que imaginaste.

—No sé, Se Hun. Era precioso, pero son sólo historias bobas que mi padre inventó.

—Quiero escucharlas.

—No estoy de buen humor, Se Hun —dio media vuelta—. En serio deberías irte a casa.

La conversación habría llegado a su final en ese punto de no ser porque la madre de Lu Han salió de la casa en ese preciso momento y vio a su hijo hablando con un desconocido que, encima, parecía sólo llevar puesta una gabardina.

—¡Lu Han!

—Oh, no... —El castaño volteó a ver a Se Hun—. Tranquilo, podemos salir de ésta. No te transformes. Sin importar qué, sólo sígueme la corriente, por favor.

—¿Seguir... qué cosa?

—No, quiero decir... Ah... Debes confiar en mí y hacer como que todo lo que digo es verdad, por favor —suspiró—. ¿Entendiste?

—Entendí —asintió.

—¡Lu Han! ¿Qué está pasando aquí? —La señora ya estaba a tan sólo unos metros de distancia.

—¡Mamá! —Le dedicó la mejor sonrisa que pudo formar en esos instantes—. Ah, qué mala situación para presentarlos, pero supongo que uno no puede decidir cuándo suceden ciertas cosas... Mamá, él es Oh Se Hun, un compañero y amigo de la universidad. Se Hun, ella es mi mamá.

—Ah... Mucho gusto —la mujer extendió su mano hacia Se Hun—. ¿Por qué estás...?

Sin intención de ser grosero, el pelinegro no estrechó su mano con la de la señora, sino que se inclinó y la olfateó un poco. Lu Han se hizo cargo de alejarlo en un segundo.

—¡Lo asaltaron! —Gritó el castaño, interrumpiendo.

—¡¿Qué?! —La madre de Lu Han se asustó al escuchar eso—. ¡¿Cuándo?! ¡¿Dónde?!

—Hace media hora, más o menos. ¿Verdad, Se Hun? —Lo volteó a ver, pidiéndole con la pura mirada que asintiera—. Ocurrió cerca de la parada de autobús. ¡Le quitaron absolutamente todo, mamá! ¡Todo! Incluso se llevaron su ropa, como puedes ver...

Se Hun asintió, simplemente haciéndole caso a Lu Han.

—Oh, no puede ser. Eso es terrible —la mujer miró al pelinegro con algo de pena.

—Lo bueno es que recordó que vivo por aquí, así que vino a buscarme y a pedirme ayuda —Lu Han continuó con la mentira—. Menos mal que salí con la gabardina que me queda grande, así se la pude prestar. Debe haber algo más que podamos hacer por él.

—¡Por supuesto! —La madre de Lu Han reaccionó rápidamente—. Pasa, Se Hun, estás en tu casa. ¿Quieres comer algo? ¿Quieres que te preste mi teléfono para que llames a tus padres? ¿Prefieres que llamemos a la policía?

—Ah... —Se Hun no lograba entender del todo lo que le ofrecía la mujer, por lo que se lanzó únicamente a lo que conocía—. Comer algo... estaría bien.

—Claro, claro. Te serviré de inmediato... Pobre, seguramente sigues con el susto —fue hacia la cocina y, desde ahí, le gritó a su hijo—. ¡Lu Han! ¡Busca algo de ropa que puedas prestarle a tu amigo!

—¡Sí, ya voy! —Respondió y luego se le quedó viendo a Se Hun durante unos cinco segundos—. Sígueme...

Lu Han llevó al pelinegro hasta su dormitorio y empezó a buscar entre la canasta con ropa que casi nunca usaba porque le quedaba grande, pensando en cómo salir del lío.

—Tu mamá parece agradable.

—¿En qué estabas pensando cuando olfateaste su mano? —Soltó un suspiro—. Las manos no se olfatean, ¡se estrechan!

—¿Cómo voy a saberlo? Hace años que no saludo de esa manera.

—Escucha... Debes quedarte aquí y seguir con todo este cuento de que te asaltaron, ¿está bien? Al menos hasta que mis padres se queden dormidos y tú puedas salir para regresar al bosque.

—De acuerdo, de acuerdo... Sólo espero no cometer muchos errores como humano.

—Ten, vístete —le pasó ropa limpia que a él le quedaba un poco grande o larga.

Lu Han salió de la habitación para darle su propio espacio al chico pelinegro y suspiró, recargándose contra la puerta. Presentía que aquella noche iba a ser larga.

Continuará.

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¿Cómo están, lobitos? Espero que les haya gustado este nuevo capítulo.

Se Hun extrañaba a Lu Han y estaba preocupado por él, así que sólo quería buscarlo y conversar, pero las cosas no siempre pasan como uno las planea.

¿Qué creen que sucederá después?

¡Nos leemos en la próxima actualización, lobitos! ¡Un abrazo!

El lago en el bosque [HUNHAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora