Tan cerca, tan lejos

495 22 15
                                    

La nave del Supremo Líder Kylo Ren aterrizó en el puerto de Naboo al mediodía. El planeta había permanecido fiel a la República y al Senado aún después del surgimiento de la Primera Orden, le administraban armas y tropas a la insufrible Resistencia , lo único bueno, en opinión de Hux, era que después de la enorme estupidez que había cometido Jar Jar Binks al darle poder total a Palpatine y ser un indirecto culpable de la institución del Imperio, los Gungans no habían tenido el valor para volver a luchar con el Senado.

El general estaba convencido de que Naboo no era un planeta que realmente valiera la pena conquistar, pero Kylo no quería conquistar nada, ni siquiera estaba buscando aliados, sus infiltrados en la Resistencia le habían informado que días atrás habían estado en negociaciones con la Reina Kaniblia y por negociaciones se referían a la general Organa suplicándole a la joven reina que no se uniera la Primera Orden ahora que la opinión de la galaxia sobre ellos estaba cambiando favorablemente. Al principio, a Kylo le había parecido una ridiculez que su madre hubiera viajado hasta Naboo sólo para eso, él tenía entendido que el planeta era un incondicional del Senado, entonces recordó que su abuela, la madre de Leia era la reina Amidala, la más importante monarca que jamás tuvieron los naboos, la incansable senadora que luchó siempre por la justicia y la paz cuya memoria seguía siendo venerada por aquellos a los que gobernó y los descendientes de los mismos. Si Naboo caía en manos de la Primera Orden, la esperanza de Leia no haría más que seguir cayendo y los enemigos del Líder Supremo habrían perdido a un poderoso aliado.

Pero eso a Kylo no le importaba. No le quitaba el sueño la desesperación que Leia pudiera sentir al sentirse abandonada por el legado de su madre, ni tampoco que la Primera Orden obtendría una gran ventaja en la guerra si se ganaban el favor de Naboo, todo en lo que podía pensar el Líder Supremo mientras descendía de la nave era que Rey había estado ahí y si tenía suerte, obtendría su ubicación. Entonces, todo acabaría por fin.

-Bienvenido, Líder Supremo- le saludó con entusiasmo el ministro Osml, un hombre viejo y barbudo vestido elegantemente con una túnica azul y dorada que apenas y podía disimular la felicidad que le causaba recibir a Kylo Ren.

-¿Dónde está la reina?- preguntó sin rodeos. Sus informantes le habían dicho que durante las negociaciones, Rey había estado presente. Él mismo la había visto. Por mucho que ella quisiera alejarse de él, cortar la conexión que tenían, no pudo hacer nada. Fue en Crait, cuando Kylo vio a Rey abordar el Halcón Milenario y cerrarle la puerta en la cara que ambos comprendieron que Snoke no había tenido nada que ver con su vínculo, que había algo más poderoso detrás de ello. Ren había visto a Rey acompañar a su madre durante las pláticas con Kaniblia, podía sentir a su madre cerca de ella pero sólo podía ver, como siempre, a la mujer con la que compartía tan tortuosa conexión, misma que se hacía aún más insoportable cuando él trataba de hablarle y la joven sólo lo ignoraba, hacía muecas tratando de cortar la comunicación con él. "Rey, ¿dónde estás? ¡No puedes seguir huyendo! Te ofrecí traerle un nuevo orden a la galaxia, cumplí con lo que te prometí, las cosas son diferentes. Tú puedes formar parte de esto. Por favor, Rey" eran las exactas palabras que Kylo había usado para hablarle cuando estaba en Naboo, pero no consiguió respuesta en ese momento y ya habían pasado varios días sin que volviera a sentirla.

-Por aquí, Líder Supremo. Está esperándolo ansiosa- le indicó Osml.

-Ministro Osml, permítame agradecerle de parte del Líder Supremo el que haya conseguido que nuestro aterrizaje fuera impecable y que podamos hablar a solas con la reina- agradeció Hux con tal cortesía que pareció falso.

-Por favor, no tienen nada que agradecer. La República ha extendido esta guerra por mucho tiempo sólo para mantenerse en el poder. La reina Kaniblia quiere la paz y estoy seguro que la Primera Orden puede dárnosla- respondió con el mismo tono adulador con el que los había recibido. Hux sonrió.

Star Wars: La nueva esperanzaWhere stories live. Discover now