🎨Capítulo VIII: Música encantada🎨

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A pesar del ruido que hacia eco afuera de aquella habitación, de todas las sirenas de ambulancia, las pisadas de doctores y enfermeras viniendo de un lado a otro e incluso el insoportable ruido de la máquina que mantiene el ritmo cardíaco del cora...

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A pesar del ruido que hacia eco afuera de aquella habitación, de todas las sirenas de ambulancia, las pisadas de doctores y enfermeras viniendo de un lado a otro e incluso el insoportable ruido de la máquina que mantiene el ritmo cardíaco del corazón del paciente.

Nada de eso era más importante para Bakugõ Katsuki, más que mantenerse observando a través del vidrio de cristal que separa al rubio cenizo del chico de cabello rojo. Kirishima se mantenía durmiendo por aquel horrible accidente. Llevaba parado diez horas continuas, desde que lo dejaron observar. Esperando que de pronto aquel hermoso chico abriera sus ojos y poder correr a abrazarlo. Se había negado irse a descansar, porque tenía miedo de abandonarlo y éste, no volviese a despertar. Era por eso que por nada del mundo se movería de ahí.

Kirishima se mantenía conectado a varios cables en su cuerpo. Tenía un collarín en el cuello por una leve fractura, tenía un brazo yesado y una venda en la cabeza. Algunos parches en el rostro con unos leves raspones y se mantenía con el oxígeno. Le habían afirmado cuando llegó que estaba de gravedad, pero que finalmente lo habían podido restablecer. Bakugõ se sentía horrible al verlo así, tan frágil, tan vulnerable, tan fácil de romper. Su corazón estaba destrozado, pero se mantenía totalmente serio, y con una mirada neutra no dejaba de apartar sus ojos sobre aquel chico.

Su mano se posó en el vidrio de cristal y suspiró de nuevo, ya había olvidado todas las veces que lo ha hecho durante el día. Ni siquiera se había percatado de que ya era tarde, pues el accidente había sido entre las 9:00 am. Ahora observando el reloj de la habitación marcaba las 7:35 pm. Ya quería que Eijirõ despertara, se enteró por una identificación escolar sobre su nombre.

—Joven —llamó una de las enfermeras a Bakugõ—. Encontramos esto entre las pertenencias del chico, no se si desea llamar a su familiares. Quizá estén preocupados por el joven Kirishima —responde la doctora dándole el móvil del pelirrojo.

—Gracias —fue la corta respuesta del rubio cenizo para volver la mirada a través del cristal.

—Joven Bakugõ, se que esto a mi no me concierne pero..., como usted no quiso regresar a su casa. Decidí traerle esto al menos de la cafetería del hospital —responde la joven enfermera de cabello castaño, entregando un café al rubio cenizo.

—Tsk... no se hubiera molestado. Pero gracias —responde Bakugõ asintiendo agradecido a la castaña.

—Mi nombre es Alexa, se dará cuenta que no soy de Japón. Bien, joven Bakugõ cualquier cosa o reacción por de parte de Kirishima-kun. Deberá avisarnos por cualquier inconveniente —responde la enfermera, dando una leve reverencia al rubio cenizo.

—Nuevamente, gracias por las molestias, Alexa-san —responde el rubio cenizo sin mirarla a los ojos, aún así pudo sentir la leve sonrisa de la castaña.

Meraki [BakuShima] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora