C A P I T U L O T R E S

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10:43

El festival seguía en pie, pero ya no era igual a como inicio. Al parecer el rumor de aquel evento se había expandido provocando que la multitud aumentara, ya no era un espacio de paz y juegos, parecía un zoológico.
Personas corriendo para alcanzar un buen lugar en la fila de los juegos, alunas bromas pesadas, y alguien le había disparado a otra persona por que ganó un peluche que el quería.

No sabían donde esta Cartman y Kenny, aunque eso no les importaba mucho. Después de tanto ruido y algunos cuantos disparos en aquel lugar, los chicos decidieron irse a casa de Stan. Sus padres y hermana se encontraban en el festival, así que no habría nadie que los molestara.

10:48
Entraron a la casa de los Marsh, no hicieron nada fuera de lo común, se sentaron en el sofá a jugar videojuegos como tanto les gustaba.

—¡Si, te gané, Marsh!

El chico envuelto en vestido y peluca festejaba con los brazos arriba aún sosteniendo el control que había usado.
Stan se recargó aún mas en el sofá con su ceño un poco fruncido. No le gustaba perder.

—Carajo...
Susurro.

Miro a Kyle, mantenía una sonrisa alegre y muy linda para los ojos del azabache. Los rizos de la peluca caían sobre su rostro, no sabía como debía peinarla, así que simplemente la dejo ser.

—Oye, Ky. ¿No te vas a quitar esa cosa? Ni Cartman, ni Kenny están aquí, te prometo que no diré nada.
—¿Es que acaso te incomoda?

Mencionaba sarcásticamente, no era la primera vez que usaba peluca frente de Stan, aunque solo la uso para salvar a una celebridad.
Sacudió su cabello con su mano elevándolo un poco.

—Si, eres tan linda que harás que se me pare.

Kyle miro algo confuso a Stan, aunque este después solo comenzó a reír. Supuso que se trataba de una broma, aunque no fuese así. Las ganas de Stan de saltar sobre el azabache mientras aún tenía aquel disfraz, besarlo y cojer con el, eran grandes. Pero se sabía comportar.

—Pues parece que estas de suerte Stanley. No me puedo quitar esta mierda hasta la media noche, ese fue el trato.

Menciono, seguido de eso se dejo caer al lado de su amigo sentándose con las manos en las rodillas y piernas abiertas.
—Ejem... oye, ¿no tienes que cerrar las piernas?
—No soy una jodida niña, Stan.
—Lo se, pero tienes falda, se te va a ver el pene.
—¿Acaso quieres verme el pene?
—Sería raro verte el pene mientras traes eso puesto.

Y ambos rieron, les gustaba pasar tiempo juntos, no por nada eran los super mejores amigos desde la primaria.
Entonces una llamada arruino aquel bello momento no gay.

El mas joven de los Marsh saco el teléfono de su bolsillo, era Cartman quien los llamaba.
Y contestó.
—¿Hola?
—¿Donde mierda están, Stan? Los hemos buscado por todas partes.

Desde la otra línea se encontraban dos chicos con banderillas en las manos, aunque el mas gordo traía un par mas que el rubio.
—Estamos en mi casa.
—¡Carajo! Dile a Kyle que mas le vale no haberse quitado ese disfraz de puta, ¡o si no le romperé las bolas!

Colgó.

El azabache miro su teléfono con una llamada que acababa de finalizad, después volteo a mirar a Kyle, este lo veía confundido, no sabía quien era la persona con la que su amigo estaba hablando.
—¿Quien era?
—Cartman.
—¿Y que te dijo?
—Me dijo que te dijera que mas te vale que no te hayas quitado el disfraz de puta o te rompería las bolas.
—¿Que carajo?

11:02.

Seguían solos en casa, Cartman no les dijo que irían o algo así, así que no sabían si esperarlos o ponerse a jugar de nuevo.
—¿Y no te dijo si iba a venir?
—Ya te dije todo lo que me dijo, bebé.
—¿Bebé?

Mierda, la cago. El chico estaba tan distraído tomándole fotos a su amigo intentando que este no se percatara que la ultima palabra que salió de su boca fue una involuntaria.
Tenía inventar algo rápido.
—E-es que...

En ese momento un gordo seguido de un chico de parka entraron a la casa sin siquiera antes tocar, Cartman había pateado la puerta ya que en sus manos traía cuatro banderillas. Pero no para compartir.

—¿Donde están, hijos de puta?
—Cierra el pico, culón.
—No me des órdenes, marica.

Y así comenzó una pequeña pelea entre ambos chicos, mientras Stan, sentado en una de las sillas de la cocina, sentía un fuerte alivio de no tener que explicarle a Kyle el motivo de ese apodo. Aunque, ¿por que llamaría así a su amigo? ¿Por que tenía que aguantar sus ganas de una erección solo por verle sonreír? ¿Acaso... se estaba volviendo marica? No podía aguantar las dudas que lo abrumaban, quería respuestas que no podía obtener. Tal vez solo le parecía una linda chica, cuando se cambiara nuevamente, olvidaría esta calentura.

C A P I T U L O    T R E S     F I N.

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